El último choque entre Pablo Iglesias y Vox por la carta anónima recibida esta semana con amenazas al candidato y su familia ofrece a Podemos el "revulsivo" que buscaba. Fuentes de Unidas Podemos admiten que el candidato no había logrado el protagonismo esperado. En el debate televisivo del pasado miércoles, Iglesias apostó por el 'perfil gestor' contra Isabel Díaz Ayuso (esgrimió números y estadísticas, pero no atacó a Vox), pero la presidenta ganó según muchas encuestas el encuentro. Frente a esa dificultad, Iglesias ha vuelto a la agitación para alcanzar un último golpe de efecto.
Un sector de Podemos se muestra muy satisfecho con ese giro. A lo largo de los últimos días, dirigentes y cargos intermedios criticaron la incapacidad del candidato de empatizar con su electorado para movilizarlo. El equipo de Iglesias apostó por la gestión por encima de la agitación en el único enfrentamiento directo con Ayuso. Dos días después, asumido el error, ha vuelto a la agitación.
Ese sector habla de esperanza en recuperar el terreno para disputar a Ayuso la presidencia. Considera que es "toda la izquierda" la que gana con este enfrentamiento que se enmarca en la lucha contra el fascismo. Iglesias arrancó su campaña electoral en Madrid afirmando que su sacrificio debía servir para evitar que los de Santiago Abascal entraran en el Gobierno regional. Luego se encaró a un pequeño grupo de radicales de derechas, pero en los últimos días ha exhibido un tono menos radical, posiblemente aconsejado por el estratega Manu Levín, quien en 2019 estuvo detrás del "giro moderado" de Iglesias en los debates con Sánchez, Casado y Rivera.
Espectáculo vs. gestión
En el partido morado se ha activado algo parecido a un frenesí por conocer datos demoscópicos de primera mano. Los que aplauden el giro de Iglesias creen que existe un 30% de indecisos y que "queda partido". Fuentes de Podemos hablan de "revulsivo" necesario para estar en el mapa electoral y atraer a los votantes desencantados. "Ahora la derecha va a entrar en modo pánico y conspirativo como en 2004", reflexionan algunos.
Todos admiten que Vox cayó en algo parecido a una trampa, pero defienden la "habilidad" del candidato que demuestra, una vez más, ser un político de campañas electorales. "Nunca hay que subestimar a Iglesias", recalcan. Iglesias, cuyas expectativas electorales rondan el 7%, "ha sacado oro de un debate devaluado sin Ayuso", añaden otros.
Vuelta a la "victimización"
Exaltación aparte, algunos miembros destacados de Podemos piden cautela. Creen que Ayuso sigue gozando de una ventaja estratégica, y que si diferencia gestión de "espectáculo" puede frenar que aumente la polarización. La conclusión de su razonamiento es que si el PP "lo hace bien" puede hasta reforzar su propuesta política y arañar más votos en el centro. La polémica entre Iglesias y Vox, de hecho, ha asustado a Ciudadanos, cuya propuesta moderada pierde atractivo en el choque entre los extremos.
En Podemos también comentan que la estrategia de Iglesias refleja su interés por volver a la "victimización". Un esquema que, recuerdan, es habitual en la formación y que sirve para convertir al partido en "víctima". La misma estrategia se empleó en las elecciones de 2019, cuando la investigación sobre Villarejo permitió hablar del supuesto robo del móvil de Dina Bousselham como la acción de las "cloacas". Y también en las purgas internas para defender la continuidad de la dirección.
Ahora, sin embargo, Podemos ha jugado esa carta solo en los últimos compases de la campaña. Y para que la izquierda sume para gobernar es necesario que, además de Podemos y Más Madrid, también el PSOE tenga un buen resultado. Es por ello que los más escépticos del partido morado temen que no sirva para recuperar terreno. Advierten de que la polémica puede durar "solo un día", aunque saben que mucho dependerá de cómo Vox reaccione a ese envite. La primera respuesta del partido de Abascal ha sido anunciar que se personará si se abre un juicio sobre la carta anónima con cuatro balas que recibió Iglesias.