Las palabrás "no", "no lo sé" o "no lo recuerdo" fueron las más repetidas en la declaración de la infanta. Pero esa negativa testifical no consiguen anular las pruebas documentales que el juez mostró a Doña Cristina en la que se constatan gastos irregulares y se le atribuye el conocimiento de los gastos de Aizoon. Ninguna de esas pruebas escritas que incriminan a la infanta fueron avaladas por ella Según la versión que Doña Cristina de Borbón dio al juez, no conoció ninguno de los correos, actas o vistos buenos que, en algún caso, llevan su propia firma. Llegó a sugerir que las actas se habían falseado y a decir: “Tenía muchos e-mails y algunos no los leía”.
LAS ACTAS DE AIZOON
Nueve firmas en las actas de Aizoon durante nueve años dan fe de que la infanta acudió a las juntas de socios de la compañía para ratificar la evolución de las cuentas de la empresa que creó con su marido y aprobar su marcha. Castro otorga un triple valor incriminatorio a ese documento: primero, las actas reflejan “consciencia y plenamente conocimiento por parte de ambos socios”, en segundo lugar, sostiene que "alegar ignorancia en el derecho penal tributario tiene el mismo valor o menos que en derecho penal en general” y en tercer lugar, afirma que resulta poco creíble que doña Cristina no conociera las actividades de Aizoon si se tiene en cuenta la “ubicación de la sede de la sociedad en el domicilio particular inicialmente tras la formalización de un contrato de alquiler en el que aparecen las firmas de ambos socios y las facturas de ambos socios a Aizoon, S.L.”
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Frente a esa prueba escrita, la infanta negó haber asistido a ninguna junta ni haber aprobado jamás esas cuentas. La negativa dio lugar a la insinuación de que alguien había falseado esas actas para simular su presencia en unas juntas que la esposa de Urdangarín negó en todo momento.
- INFANTA: Yo no he asistido a ninguna junta Señoría
- JUEZ: Entonces, alguien ha alterado, ha falseado el contenido de un documento diciendo algo que no ha ocurrido?
- INFANTA: Yo no quisiera hacer esa afirmación pero yo le digo que yo no he asistido a ninguna junta
LOS E-MAILS DE NOTIFICACIÓN
El juez mostró a la infanta varios correos electrónicos en los que se la hacía partícipe de operaciones y movimientos en Aizoon. Esa documentación probaría su conocimiento de las actividades de la empresa. De hecho, Castro aporta correspondencia en la que el propio Urdangarín da orden de que se informe a su esposa. "Dale una copia a Cristina de mi parte", dice Urdangarín. Esos correos probarían que la infanta estaba al tanto de las gestiones que se realizaban.
Pese al contenido de esos e-mails, le dijo al juez nunca recibió los e-mails que le fueron remitidos y en los que se la informaba de la marcha de Aizoon. “Sí, quizá me mandara estas copias, pero yo no recuerdo haberla recibido y mucho menos igual leído porque tenía muchos otros mails, y algunos no los leía”, contestó la hija del Rey.
PAGOS EN NEGRO
La estrategia de la infanta fue, como aseguró literalmente, intentar demostrar que ella "se ocupaaba de los niños, de sus actividades de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos" y que "mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos". De acuerdo con ese retrato hecho por ella misma a preguntas de sus abogados, sólo se encargó de las labores del hogar. Sin embargo, las facturas del servicio doméstico fueron esquivadas por Doña Cristina que aseguró que aunque ella hizo la selección del personal del hogar no sabía a qué se dedicaban, no les pedía que limpiaran nada y nunca supo si se les pagó en B. "Señoría, yo no participo en cómo se le paga al servicio", dijo.
"Señoría, yo no participo en cómo se le paga al servicio", dijo
En su testimonio y pese a los contratos que contraban al personal doméstico como empleados de Aizoon, Doña Cristina aseguró: "Señoría, siento decirle que nosotros no hemos pagado en negro a nadie, intentamos hacer bien las cosas y no pagamos en negro".
FACTURAS LIBRADAS POR LA INFANTA Y TARJETA VISA
El juez mostró recibos con gastos personales realizados por la infanta a cargo de Aizoon. Esos recibos debieron ser guardados por la infanta y facturados más tarde a Aizoon como gastos de empresa. Entre ellos hay desde tickets de taxi o gasolina a filetes o cuentas de restaurantes o consumiciones en cafeterías de la librería americana Borders cuando ella estuvo en Bostón. Allí carga a Aizoon un sirope de fresa, entre otros gastos o comidas en las que se consumió un helado Calippo o un Frigo Pie. Son gastos "personalísimos" según el juez entre los que figuran las clases de salsa y merengue.
"Yo no he preparado esas facturas, Señoría" dijo la infanta. "¿Y quién lo ha hecho?" preguntó el juez que escuchó como respuesta una vez más: "Lo desco- nozco". Ese mismo descono- cimiento hizo explotar a Castro en un momento determi- nado. Cuando preguntaba a la infanta por sus clases de salsa y merengue cargadas a Aizoon, Doña Cristina negó haber recibido esas clases: "No lo recuerdo, igual bailamos salsa y merengue, pero no recibí ninguna clase". "Yo recibí clases de baile hace 30 años y todavía me acuerdo" espetó el juez.