Las urnas se abrieron a las ocho de la mañana de hoy en Irán para que 48,2 millones de votantes convocados elijan los 290 diputados del noveno Parlamento consultivo de los 33 años de historia de la República Islámica. Los electores podrán acudir a 47.000 colegios, que deben cerrar a las seis y media de la tarde, aunque podrían ampliar su horario si quedan votantes en las colas, para optar entre los 3.467 candidatos aprobados definitivamente por el Consejo de Guardianes de la Revolución, de los 5.382 que se inscribieron en principio.
Este consejo religioso, que está guiado por el líder supremo, Ali Jamenei, y que tiene poder de veto sobre los órganos políticos, descalificó a 1.130 aspirantes, entre ellos 30 diputados del actual legislativo, mientras otros 785 se retiraron por su voluntad.
De los nuevos diputados, 285 serán musulmanes, la gran mayoría de confesión chií, y hay cinco escaños reservados para minorías religiosas: tres para los cristianos, uno para los judíos y otro para los zoroástricos, que tienen en total 14 candidatos.
Para el fin de año persa, que acaba el 19 de marzo, el Consejo de Guardianes espera tener los resultados definitivos de los comicios, aunque podría haber una segunda vuelta, antes de dos meses, en caso de que en algunas circunscripciones haya escaños que no lleguen a un mínimo exigido de votos.
Los comicios más restringidos desde 1979
Estos comicios son los primeros que se celebran en Irán desde las presidenciales de 2009, que ganó el actual gobernante, Mahmud Ahmadineyad, en las que la oposición reformista denunció fraude y convocó manifestaciones que fueron duramente reprimidas, con el resultado de decenas de muertos y miles de detenidos.
Estos comicios son los más restringidos desde que se instauró el sistema teocrático en Irán en 1979, pues los reformistas del régimen han sido marginados y muchos de ellos están encarcelados, como es el caso de sus principales líderes, Mehdi Karrubi y Mir Husein Musavi, que llevan más de un año incomunicados en prisión domiciliaria
Varias decenas de seguidores del presidente Ahmadineyad están también encarcelados y su entorno está acosado por la corriente dominante principalista, aglutinada en torno al líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, que los tacha de desviacionistas y de poner en duda la preeminencia religiosa en el sistema.
Sin embargo, Ahmadineyad y su Gobierno han hecho una larga y concienzuda campaña, de al menos un año, para estos comicios en pequeñas poblaciones y zonas rurales, donde esperan conseguir un amplio rédito electoral.
Según sondeos de medios locales, la participación en Teherán podría ser de entre 35 y 40%, mientras en el conjunto del país ascendería a entre 55 y 60%, pues se espera más asistencia en pequeñas ciudades y el medio rural, donde la religiosidad es mayor y los candidatos más próximos a la población.