España

Javier Melero, abogado en el 'procés': "Había cloacas, pero esto no quita lo que hizo Pujol"

Javier Melero fue uno de los abogados en la causa del 'procés' en el Tribunal Supremo que cosechó mayores alabanzas por una línea de defensa alejada de los pronunciamientos políticos.

Javier Melero fue uno de los abogados en la causa del 'procés' en el Tribunal Supremo que cosechó mayores alabanzas por una línea de defensa alejada de los pronunciamientos políticos. Ahora ha publicado un segundo libro, 'Cambalache' (Ariel), que es una suerte de itinerario vital por la historia de España de los últimos cuarenta años.

Melero ha coincidido con gente tan dispar como 'El Vaquilla', durante su etapa trabajando en las prisiones catalanas, o con Javier de la Rosa, a quien vio por primera vez en Cadaqués, enclave en el que el empresario se dejaba ver subido a su yate. Además de su relación con la familia Pujol, también relata cómo alertó a la Generalitat del "escándalo monumental" que se avecinaba en torno a la figura del juez Luis Pasqual Estivill, propuesto por la extinta CiU como vocal del Consejo General del Poder Judicial y condenado posteriormente por corrupción. Su libro es el testimonio de un abogado "en la España de Pujol".

Pregunta. Javier Melero ha probado la heroína. Solo una vez, dice...

Respuesta. Sí, sí. Y la probé a desgana… yo prefería otras actividades, pero la alternativa fue esa.

P. Otras actividades como el sexo. En el libro explica muchas conquistas amorosas...

R. No, no. ¡El conquistado soy yo! Siempre he sido víctima de las afinidades de mis amigas…

P. Habla explícitamente el sexo y las relaciones. ¿Es nostalgia o una forma de ir en contra de la actual mojigatería que critica?

R. Son las dos cosas. Es nostalgia por la que era la presencia del sexo en la literatura y el periodismo de los 70 y los 80, y es un poco de réplica a esta mojigatería que se ha impuesto y al dominio de lo políticamente correcto.

P. ¿Con más sexo en Cataluña hubiera habido menos ‘procés’?

R. El sexo es muy interesante, me han hablado muy bien de él... Yo creo que todo funciona mejor con más sexo.

P. Y de las relaciones íntimas a las públicas. ¿Qué relación mantiene ahora con Jordi Pujol?

R. Le veo con una cierta frecuencia, una relación de amistad.

P. ¿Pujol es víctima de las cloacas, como han sugerido en algún documental de TV3?

R. A ver, víctima… Pujol es objeto de actividades ilícitas llevadas a cabo en la Dirección General de la Policía y en el Ministerio del Interior, lo cual no quita lo que él mismo reconoció, pero sí, en estrictos términos técnicos lo es.

P. Entonces, ¿Pujol es víctima de las cloacas?

R. No digo exactamente que sea víctima de las cloacas, técnicamente lo es. Yo digo que había cloacas. Hay una 'operación Kitchen', con centenares de horas de grabación que acreditan lo que estaba pasando en la Dirección General de la Policía, en el Ministerio del Interior. Desde luego eran actividades ilícitas y se están investigando como delitos y un señor se ha pasado cuatro años en prisión provisional por esto. Pero no quita lo que hizo Pujol, claro que no. El propio Pujol lo reconoció.

P. Usted recomendó a Pujol no hacer la confesión pública sobre el dinero no declarado en Andorra. Pero él era optimista en que no afectaría a su obra política. ¿Cree que ha sido más víctima de la propia confesión o de su “arrogancia de moralidad” de la que usted habla en su libro?

R. Creo que este es el problema. Él definió un nacionalismo que partía mucho de premisas morales y cuando él mismo reconoce una falla moral, este listón que él mismo estableció se le aplica. Es ahí cuando le perjudica especialmente. A otros políticos importantes, como Mitterrand, el haber participado en el gobierno fascista de Vichy, tener una amante, una hija secreta y un hijo haciendo negocios raros por África no le pasó factura moral porque él nunca había establecido este tipo de baremos.

Javier Melero en la entrevista con Vozpópuli
Javier Melero en la entrevista con VozpópuliClara Rodríguez

P. En el libro también habla de la “policía patriótica” y de jueces que se limitan a dar forma de sentencia a los informes policiales. ¿Hasta qué punto esto es un problema estructural que afecta a la calidad de la democracia, como dice Podemos y los nacionalistas, o algo anecdótico?

R. Tanto como anecdótico, no. Es un problema. Y no solo de la justicia española. Cada vez más los jueces, y los jueces de instrucción sobre todo, están de alguna manera muy condicionados por los informes de determinadas unidades de policía. Esto, vamos, lo dice Podemos por el caso del 8-M, pero lo podría decir muchísima otra gente. Hay jueces que tienen criterio, que discriminan, y otros que son más seguidistas. Actúan como un microondas: cogen el informe, lo meten en el microondas, le dan forma de sentencia y tiran.

P. ¿Entonces no es un problema únicamente español?

R. No, yo creo que es general.

P. Usted es muy escéptico con la idea de progreso. ¿La política en Cataluña ha mejorado o empeorado desde la época de Pujol?

R. La política ha empeorado a ojos vistas, no hace falta ser politólogo ni leer el tarot.

P. Pero, por otro lado, también se ha creado una oposición, unos anticuerpos al nacionalismo, que en los tiempos de Pujol no existían…

R. Si por anticuerpos al nacionalismo catalán se refiere usted a Ciudadanos, estamos arreglados. Lo que ha quedado es un pollo sin cabeza. Una mayoría en las elecciones catalanas de 2017 que no ha servido absolutamente para nada. Una política de cartelín y adoquín que no ha llevado a ningún sitio. Si esto es estar mejor, casi que ‘virgencita, virgencita, que me quede como estoy’.

P. No me refería tanto a los partidos sino a la sociedad. Por ejemplo, usted menciona el caso del atentado a Jiménez Losantos. En aquel momento muy pocos protestaron por ello. Ahora sería inconcebible el silencio ante un acto de violencia. ¿No hemos mejorado en este sentido?

R. No sé qué decirle. Eso de que se mejore… La historia y la vida suele avanzar en círculos concéntricos y no suele llevar a ningún sitio. Más o menos mejora la tecnología, las redes sociales y cosas de este tipo, pero el hombre es el mismo ahora que en tiempos de Keops. Presuponer que ha habido una mejora moral en un periodo tan irrisorio como diez años es bastante aventurado.

Javier Melero en la entrevista con Vozpópuli
Javier Melero en la entrevista con VozpópuliClara Rodríguez

P. También define la redacción del Estatut como “un auténtico churro que apenas interesó a la mitad del electorado”. Al mismo tiempo, fue el gran catalizador del 'procés'.

R. Es un gran éxito de marketing del procés. Un Estatut que ni siquiera votó ERC, que fue concebido como una maniobra oportunista de Maragall para adelantar a Pujol por el carril patriótico, se convirtió luego en un icono de la afrenta cometida por el Tribunal Constitucional y el Estado contra Cataluña. Es un gran éxito en materia de marketing.

P. Usted trabajó poco tiempo en Banca Catalana, en la administración, donde vio casos de desvío de fondos. Dada su experiencia, ¿se creyó nunca la tesis del oasis catalán?

R. De entrada, no hay organización humana, ni en Cataluña ni en ningún sitio, que no sea susceptible de corrupción y de que ocurran cosas discutibles o sombrías, eso por un lado.

El oasis catalán fue un concepto afortunado en términos de marketing que describió lo que ahí se denomina un tanto pomposamente los consensos fundamentales del catalanismo. Es decir, no cuestionar nunca la lengua, TV3 y la autonomía. En este sentido sí que hubo un cierto oasis. Y ahora, fíjese usted, por eso no progresa nada, ahora se consideraría una gran mejora volver a los consensos básicos del catalanismo.

P. Los partidos nacionalistas están llevando a cabo iniciativas para incrementar el uso del catalán en la justicia. ¿Cree que el uso del catalán en los tribunales puede tener algún efecto en las sentencias o interpretación de los hechos en casos como la causa del 'procés'?

R. Pues no sé qué decirle, porque jueces de pedigrí catalán impecable como el instructor del 'caso de las ITV' no tuvo la menor piedad con los políticos nacionalistas catalanes. Avanzar en el uso catalán de la justicia lo veo difícil porque en Cataluña no hay tradición opositora, hay un déficit permanente de jueces que tiene que satisfacerse con candidatos del resto de las comunidades autónomas. Luego está, que es otra cosa, lo que decían las ‘leyes de desconexión’ de designar jueces por parte del poder político a su gusto y conveniencia. Pero ahí no hemos llegado.

P. Pero parece que cada vez hay menos jueces de otras partes de España que quieran ir a trabajar en Cataluña...

R. No me extraña, porque está todo muy caro y por las noches no se puede ir a cenar. Pero no tengo constancia expresa de que esto sea tan así.

P. Ya que ha hablado de las ‘leyes de desconexión’, ¿qué le parecía que los políticos pudieran designar a los jueces?

R. El presidente de Estados Unidos designa jueces… desde luego es completamente ajeno a nuestra cultura y a mí me hubiera generado una grandísima desconfianza. Aunque vaya usted a saber, a lo mejor el designado, una vez designado, se dedica a morder la mano de quien le ha dado de comer.

P. Me ha llamado la atención lo que explica de que Pujol pidió la cesión de la competencia de las cárceles en un momento en que nadie las quería y para poner el primer ladrillo de un Estado catalán. Visto lo que ha pasado con los condenados del 'procés', ¿ha sido útil?

R. Yo lo que digo es que es cierto que Pujol quiso esta competencia cuando nadie la quería. Fíjese que a los vascos se las dan ahora. Han tardado más de treinta años en recorrer el mismo recorrido que Pujol, quien tiene una concepción global de Cataluña. Con lo cual lo quiere todo, lo bueno y lo malo. Correos, recogida de basura, prisiones…

En cuanto a los presos del procés que me dice, en fin, los casos más escandalosos que yo recuerde de utilización de los servicios penitenciarios han sido en los casos GAL con los terceros grados de Barrionuevo, Vera y compañía. El poder tiene tendencia a favorecer a sus zonas más próximas, pero no tengo constancia de que haya sido así en el caso que nos ocupa.

Javier Melero en la entrevista con Vozpópuli
Javier Melero en la entrevista con VozpópuliClara Rodríguez

P. Un funcionario de prisiones le dijo que “el mal existe”. Es decir, que no todos son ‘víctimas de la sociedad’. ¿Qué opinión le merece la prisión permanente revisable?

R. Como es revisable, ya me parece bien. No tengo ningún inconveniente. En países como Alemania es perfectamente asumible. Lo que pasa que aquí se hace batalla política absolutamente de todo. Gente que está dispuesta a aceptar una condena de 40 años de prisión o que no pestañea por que un condenado de la Gürtel le caigan 37 años por delitos económicos, considera la prisión permanente revisable una ofensa a sus sistema de valores… Me parece que hay un tanto de cinismo e hipocresía en todo eso.

P. Ahora hay un debate en el feminismo sobre la necesidad de hacer interrogatorios con “perspectiva de género”, que parece que pueda chocar a veces con el principio de contradicción. ¿Dónde se sitúa usted en este debate?

R. Los interrogatorios, cuando la declaración de la víctima es la única prueba de cargo, tienen que ir a fondo en la cuestión. Yo no le llamaría perspectiva de género, hay que hacerlo con sensibilidad y con delicadeza para evitar procesos de revictimización secundaria. Que el proceso no sea una nueva carga para la víctima. Eso, la gente bien educada y con sensibilidad, lo lleva haciendo desde mucho antes de que se hablara de perspectiva de género.

P. Habla de un presunto agresor sexual que defendió y que fue absuelto, pero que nunca supo si fue o no culpable. ¿Hay alguien a quien nunca hubiera defendido?

R. Seguro que hay muchos. Pero yo hubiera defendido hasta a Eichmann. Hubiera sido interesantísimo.

P. ¿Y podría dormir tranquilo? Ya sé que todo el mundo tiene derecho a la defensa. Pero, personalmente, ¿marcaría algún tipo de línea roja?

R. Tanto como una línea roja abstracta… Líneas rojas concretas. En casos concretos. A veces no he defendido a gente, pero todo el mundo tiene derecho a una defensa. En algún momento yo me he podido permitir rechazar un determinado tipo de casos, pero admiro profundamente a los compañeros que los asumen y los llevan con dignidad.

P. Usted fue uno de los desencantados con lo que hizo Maragall con su voto. En este sentido, ¿se siente más representado con el PSC de Illa?

R. Lo del PSC de Salvador Illa… es que no hay nadie más para mí. Le podría poner pegas, pero visto lo visto, me gusta mucho el PSC de Salvador Illa.

P. ¿Cree que hay hueco en Cataluña para un nuevo Ciudadanos?

R. No sé qué quiere que le diga, pero a mí el experimento me llena de desolación. He pensado sobre ello y creo que quince años después las cosas están peor. El saldo político que presenta Cs a la sociedad está en números rojos.

P. Dice que Cs solo apuesta por caras jóvenes.

R. Una buena amiga mía fue permanentemente linchada en Cs porque se consideraba que su imagen no transmitía la juventud y frescura inherente a la nueva política.

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