José L.S.C. tenía un sueño, casi una obsesión. Quería ser el mejor francotirador de Daesh en Siria y hasta en las fotos de las redes sociales posaba mirando a la cámara haciendo el gesto de empuñar un rifle de precisión. La Policía Nacional le arrestó el martes en un edificio abandonado de Las Rozas de Madrid que hace años fue una conocida tienda de muebles. Vivía allí de okupa desde hace meses y solo se relacionaba con los grupos de grafiteros que acudían al lugar. Sin blanca y sin familia, los expertos antiterroristas vieron en su perfil un elemento peligroso de cara a las inminentes fechas navideñas y procedieron a explotar la operación Kathir (Riesgo).
El perfil de este español converso de 37 años presenta algunas particularidades respecto a otros detenidos por terrorismo yihadista. La primera, según informan a Vozpópuli fuentes del caso, es la edad tardía para experimentar un proceso de autoradicalización. La segunda es que usaba una red tan poco habitual como Linkedin para difundir el ideario y contenido yihadista de extremada violencia. Esta es una red enfocada principalmente a proyectarse profesionalmente, pero él la usaba para colgar vídeos de grupos terroristas y ejecuciones, según ha podido comprobar este periódico.
También usaba Telegram y Facebook. En esta última, todavía visible, oculta su verdadera ubicación y dice vivir en la ciudad siria de Raqqa, capital del extinto Estado Islámico. No consta que hubiese llegado a pisar ese país, según la investigación, aunque sí que hay constancia de que llegó a contactar con terroristas ubicados en esa zona. Defendía y justificaba los atentados yihadistas perpetrados en Europa. También había manifestado su deseo de ser mártir. Las pesquisas han corrido a cargo de la Brigada Provincial de Información de Madrid y la Comisaría General de Información. Han sido más rápidas que otras ocasiones al detectar la rápida radicalización del individuo y localizarle.
Locutorios para comunicarse
Tampoco se agotó el plazo de detención de cinco días que permite la Ley Antiterrorista y fue puesto a disposición judicial el miércoles. El juez le envió inmediatamente a prisión a instancias de la Fiscalía. Apenas hubo que analizar documentación incautada. José apenas tenía un teléfono móvil algo antiguo y usaba locutorios para comunicarse por Internet o ahondar en su radicalismo. Cobraba un subsidio de entre 200 y 300 euros y era un habitual de comedores sociales donde en ocasiones se mostró amenazante con el personal. No era la primera vez que okupaba. En los ficheros policiales le constan antecedentes por usurpación al menos desde 2016. En el pasado vivió en Lavapiés y le habían desahuciado.
Cuando los agentes de la Policía se personaron en plena noche en el edificio situado en la calle Alto de las Cabañas de Las Rozas, les llamó la atención lo ordenado que era al colocar sus pertenencias. El lugar es un edificio lleno de pintadas en el que apenas resiste la estructura. Había puesto unas sábanas para tapar unas ventanas. Tenía una mesa en la que comía. Cuando vio a los agentes, les comunicó que no tenía ningún miedo a ser detenido. Luego en el coche, camino de las dependencias policiales profirió el clásico grito que usan los terroristas antes de entrar en acción "¡Allah Akbar! (¡Alá es grande!)".
Las fuentes consultadas advierten que no es un loco ni un adaptado que haya perdido sus facultades mentales, sino un converso que ha experimentado un proceso de radicalización. Aprendió algo de árabe para poder rezar y se había cambiado el nombre. Su aspecto o su vestimenta era occidental. Cuando le detuvieron llevaba unos pantalones de chándal. Su objetivo era desplazarse hasta Turquía y había sondeado algunos presupuestos, todos fuera de su alcance económico (a los agentes les dijo que tenía previsto pedir la renta mínima). Desde territorio otomano, él pensaba buscar la manera de cruzar la frontera y adentrarse en Siria.
Estado Islámico ya no cuenta allí con la infraestructura de hace años, antes de ser derrotada por el Ejército regular sirio y la coalición internacional liderada por Estados Unidos. Daesh se convirtió en el mayor grupo terrorista de la Historia bajo las órdenes de Abu Bakr Al Baghdadi, asesinado en un ataque aéreo. Llegaron a dominar una extensión de territorio que se extendía entre Siria e Iraq y comenzaron a dotarse de unas estructuras propias y hasta acuñaron moneda. Hoy se encuentran disgregados por varias zonas del planeta desde donde siguen siendo letales.
El riesgo de la frustración
La Policía Nacional vio la radicalización de José un aspecto peligroso. No cuenta con un entorno directo que le pueda alentar, pero tampoco que le frene. En ocasiones, la frustración por no cumplir su deseo de viajar a Siria llevaba a los terroristas a querer actuar en sus países de origen como les pide la propaganda yihadista. A las puertas de unas fechas navideñas, las fuerzas de seguridad han preferido actuar una vez reunieron los elementos de prueba necesarios para acreditar ante el juez su radicalización. Se le acusa por autoadoctrinamiento y enaltecimiento terrorista.