La presidencia de la Comisión de Exteriores no lleva aparejada la obtención del pasaporte diplomático. Ésta es una prerrogativa que concede el Ministerio de Asuntos Exteriores y que Josep Antoni DurAn i Lleida logró gracias al favor de Miguel Angel Moratinos, titular socialista de esta cartera hasta 2010.
El Gobierno quiere que Durán siga en la presidencia de la Comisión de Exteriores del Congreso porque es su principal vía de comunicación con CiU
El PP le ha pedido a José Manuel García Margallo que le retire este pasaporte, una vez constatado que Duran aprovecha sus viajes como presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso para promocionar las empresas catalanas. Así lo reconoce el propio interesado en su último blog, donde mantiene que en las dos visitas que ha hecho a Chile en los últimos quince días ha defendido los intereses de algunas compañías dedicadas a las energías renovables porque entiende “que forma parte de sus obligaciones” sin recibir “ni un euro de financiación a cambio”. Con el primer viaje, Duran consiguió no estar en España cuando se conoció el pacto con la fiscalía para suavizar la sentencia del ‘caso Pallerols’ y con el segundo ha logrado también alejarse de los focos cuando se ha formalizado el fallo judicial.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ya ha manifestado públicamente en más de una ocasión la conveniencia de que Duran deje de presidir la Comisión de Exteriores, una actitud que se ha visto reforzada después de que Unió haya votado en el Parlamento catalán a favor de la declaración independentista pactada por CiU, ERC e Iniciativa. Si el Gobierno ha mirado hasta ahora para otro lado, ha sido porque el líder de Unió es el principal canal de diálogo que mantiene con el nacionalismo, sobre todo después de que las relaciones se hayan enfriado tanto con Convergencia tras la celebración de la Diada de septiembre, la posterior campaña electoral y la aprobación de la declaración soberanista en el Parlamento autonómico.
Los dos viajes que el líder de Unió ha hecho a Chile en los últimos quince días le han valido para alejarse de los focos en el 'caso Pallerols'
En una especie de reparto de papeles, el Gobierno no ha puesto hasta ahora a Duran en la diana, mientras que el PP sí está reclamando que al líder de Unió no se le deja soplar y sorber al mismo tiempo. Ya que no se le puede bajar de la presidencia de la Comisión de Exteriores, por lo menos que no disfrute del pasaporte diplomático, le han trasladado a Margallo desde su partido.
En parte, el problema descansa en el reglamento del Congreso, pues no contiene ninguna regla que permita la reprobación de un presidente de comisión una vez que ha sido elegido. Por ello, para dar este paso habría que acceder a vías políticas muy forzadas, explican fuentes del PP, como, por ejemplo, promover una votación simbólica que no le dejara otra salida que presentar la dimisión por voluntad propia. Hasta ahora, Duran ha respondido a las críticas y a la presión del PP recordando que sigue en el puesto con el apoyo de Mariano Rajoy. “Yo reflexiono mucho, no tengo ningún problema. Si me lo pide el presidente del Gobierno o el portavoz del PP empezaré a considerarlo, pero, mientras tanto, no tengo que considerar absolutamente nada”, se le ha oído comentar en tono altivo.