El joven universitario agredido el pasado 30 de noviembre en el campus alavés de la Universidad Pública Vasca (UPV-EHU) ha reconocido que siente un "enorme miedo" a estar solo en este recinto, del que ha dicho que "no es un lugar de paz" porque en él persiste un "reducto de lo peor que ha existido" en Euskadi, "la violencia radical".
Este joven, que quedó inconsciente tras recibir una paliza por parte de un grupo de encapuchados cuando salía de una asamblea de una organización en defensa de la unidad de España a la que pertenece, ha remitido una carta a la rectora de la UPV-EHU, Nekane Balluerka, en la que señala que siente ahora la necesidad de hablar sobre esa agresión, que motivó su ingreso hospitalario y una operación quirúrgica.
En su misiva, a la que ha tenido acceso Efe, este joven quiere hacer frente a comentarios que dice haber escuchado, en los que se lamenta que la UPV-EHU sea conocida por hechos como la paliza de la que fue víctima.
"Cuando no se es capaz de garantizar la seguridad de un individuo, se niega la realidad y se muestra una preocupación que luego resulta ser falsa, ocurren este tipo de cosas", indica este joven, quien afirma que es el mayor interesado en que esta universidad fuese el "lugar libre y democrático" que, en su opinión, debería ser y no es.
En este sentido, denuncia que la UPV-EHU "no es un lugar de paz" porque en ella pervive un "reducto de lo peor que ha existido" en Euskadi, en referencia a la "violencia radical" que "sigue aquí, en el País Vasco, en Vitoria y en la UPV", ha dicho.
Por ello, afirma sentir un "enorme miedo a estar solo" en el campus porque dice que es consciente de que hay personas que quieren verle en "la peor situación" en incluso desean "que desaparezca". Asegura sentir también angustia cuando camina por las calles de la capital alavesa, donde también confiesa tener dificultades para no estar acompañado, por tener que "aguantar miradas" que le llevan a pensar "lo peor".
En su carta reprocha a la autoridades universitarias su poca diligencia para retirar pancartas y material en defensa de los presos de ETA, a pesar de que él y compañeros de su organización lo han reclamado en varias ocasiones. "Nos daba la sensación de ser estudiantes de segunda para una parte de la dirección de la universidad", considera en su escrito, en el que también agradece las muestras de apoyo recibidas.
Cuestiona que sean suficientes los medios humanos y técnicos actuales para garantizar la seguridad en el campus alavés y traslada a Balluerka que debe sentirse afortunada por tener entre su personal a profesores que "se han desvivido" por él.
"Esa gente es la que merece la pena de la UPV, las buenas personas que muestran el verdadero apoyo ante estas situaciones y no el politiqueo generalizado que abarca todo, incluso una noble institución como la universidad", concluye la carta, en la que aclara que la rectora no ha mantenido contacto "constante" con él.