Miguel Blesa despliega toda su artillería legal en el caso de las 'tarjetas black'. El expresidente de Caja Madrid ha presentado esta semana un escrito que carga con dureza contra su predecesor en el cargo, Jaime Terceiro, contra el que lleva enfocando su estrategia judicial desde que se hizo público este escándalo, hace ya dos años. La nueva prueba consiste en un acta del consejo de administración de la caja del 17 de mayo de 1988. En ella, el órgano de administración aprueba la remuneración de Terceiro: 26 millones de pesetas anuales (156.000 euros), distribuida en doce mensualidades, más otros dos millones (12.000 euros) "como asignación para gastos específicos de la Presidencia".
Vozpópuli ha podido contrastar con fuentes cercanas a la Caja de aquella época que los 26+2 millones de pesetas eran todo remuneración. Ésta es la bala que Blesa llevaba guardándose tiempo, ya que su estrategia procesal pasa por demostrar que las 'tarjetas black' venían de atrás, como una fórmula de retribución extra a los directivos. Aun así, existen grandes diferencias entre unas y otras remuneraciones: la de Terceiro tributaba a Hacienda y fue aprobada por el consejo de administración, algo que no ocurrió con las 'tarjetas black' de la época de Blesa y Rato.
Además, hasta el momento no ha podido probarse en la época de Terceiro ningún tipo de remuneración como la que Blesa daba a prácticamente todos los consejeros y directivos. Terceiro aprobó una tarjeta para gastos de representación de consejeros con un límite mensual de 600 euros, que Blesa multiplicó por diez tras su llegada al cargo, permitiendo además que fueran para cualquier fin. Antiguos ejecutivos de la Caja y banqueros consultados ven en la estrategia de Blesa una fórmula que usó para controlar al consejo y al comité de dirección.
Terceiro percibía 168.000 euros anuales en 1988 y no tenía derecho a indemnización por cese
Terceiro tendrá que aclarar todos estos aspectos en su declaración como testigo prevista para finales de octubre, ya que el tribunal que juzga las 'tarjetas black' decidió este lunes admitir la prueba de Blesa.
Una de las cosas que podrá alegar es que todos los consejeros ejecutivos de Caja Madrid en 1988 se ausentaron de la reunión del consejo cuando se trató la asignación de retribución al presidente ejecutivo, de forma que sólo los no ejecutivos trataron la remuneración de Terceiro y redactaron el acuerdo.
En dicho documento, se pone de manifiesto que Terceiro tenía un contrato diferente al resto de ejecutivos, ya que no tenía "relación laboral", y que su cese no suponía el pago de ningún tipo de indemnización, al contrario de lo que vio en otros casos cuando estalló la crisis.
Argumentos de Blesa
En su escrito, el abogado de Blesa, Carlos Aguilar, destaca que "es asimismo de significar que estos gastos específicos de la Presidencia, establecidos en el acuerdo del consejo, representan un 7,7% de la suma establecida como retribución por sueldo del presidente ejecutivo, esto es un ratio muy superior a la disponibilidad de las tarjetas asignadas a mi representado objeto del presente procedimiento que no llegaba, en el mejor de los casos, al 2,7% de su retribución".
Aun así, hay que tener en cuenta que los 168.000 euros que cobraba al año Terceiro no pueden compararse con los cerca de tres millones anuales de Blesa. Fuentes judiciales dudan de la efectividad del contraataque de Blesa, ya que lo que ocurriera en 1988 no le exime de lo que sucedió bajo su mandato en el periodo investigado: entre 2003 y 2012.