En España existen cerca de 20.000 licencias de explotación de farmacias que dan trabajo a apenas un tercio de los farmacéuticos españoles. El resto, más de 35.000 profesionales, quedan excluidos de la ecuación por no ser familiares ni herederos de propietarios o por no poder permitirse el alto coste del traspaso de una licencia. La crisis y los insostenibles datos de desempleo han reabierto el debate y en países como Italia, ya se ha optado por liberalizar el sector como medida de reactivación de la economía.
La Plataforma para la Apertura de Farmacias (PLAFARMA), engloba a un grupo de farmacéuticos que reivindica la libre apertura de oficinas de farmacia, para que todos los profesionales del sector puedan “establecerse en España sin limitaciones ni restricciones, respetando las normas sanitarias”. Desde PLAFARMA, defienden la liberalización total del sector, aunque con carácter inmediato se sugiere el modelo de Navarra para todo español que posea el título de Farmacia.
En España conviven actualmente dos sistemas radicalmente distintos; el de Navarra, que opta por una regulación de mínimos y el del resto del Estado (conocido como modelo mediterráneo), que se rige por la regulación de máximos. “Para abrir una botica en Navarra, basta con presentar el título de farmacéutico, cumplir los requisitos necesarios y respetar el acceso universal a medicamentos” (dar cobertura al 99% de la población), exponen desde PLAFARMA.
"Comprar una licencia de farmacia supera el millón de euros"
En cualquier otro rincón de la geografía española, la obtención de una licencia se complica, ya que apenas salen concursos públicos y cuando salen, se ofertan muy pocas plazas (en Madrid, desde 2003 sólo se han ofertado 17 plazas). Al resto de licenciados, sólo les quedan tres opciones: trabajar como empleados en una farmacia por un sueldo ‘mileurista’, heredar una o pagar cifras desorbitadas por un traspaso.
Comprar una licencia de farmacia varía enormemente de unas zonas a otras, ya que el precio queda supeditado a las ventas, con factores que oscilan entre el doble y el triple de los ingresos. “Así, tomando como referencia que el gasto farmacéutico medio por habitante y año se sitúa en los 300 euros vía Seguridad Social, en una población de 1.000 habitantes hablaríamos de una facturación mínima de 300.000 euros sin contar la venta libre. “Por tanto hablaríamos de cifras superiores al millón de euros. Esa es la razón de no abrir más farmacias”, matizan en la página web de la plataforma.
Cruce de argumentos
El debate está servido entre los que ya son propietarios y los que aún aspiran a serlo. Los primeros se escudan en que con la liberalización no se cumplirían los criterios de distancia y población, lo cual repercutiría negativamente tanto al maltrecho sector farmacéutico como a usuarios; Desde el sector se teme que las farmacias acaben concentradas en las zonas comerciales, lo cual desataría la competencia y desatendería a zonas menos rentables. Asimismo, se acabaría implantando el sistema “anglosajón”, dominado por las grandes cadenas.
Desde PLAFARMA insisten en que el modelo actual es discriminatorio y desproporcionado y atenta contra la libre competencia y recurren al Modelo Navarro para demostrar su viabilidad. “Si en España el 99% de la población dispone de una oficina de farmacia en su lugar de residencia, ya sea en el medio urbano o rural, en Navarra es del 99,99%”. “Es imposible que más farmacias perjudiquen a los consumidores”, esgrimen.
Mario Monti optó por la liberalización
Existen otros países donde el acceso a una farmacia es restringido, con una legislación semejante a la española, como Austria, Bélgica, Francia, Portugal o Grecia. Pero también existen otros liberalizados y muy avanzados económicamente como Suecia, Reino Unido y Alemania.
El último en optar por el modelo de liberalización ha sido Italia. Su primer ministro, el economista Mario Monti, presentaba en diciembre un ambicioso plan de ajuste conocido como ‘Salva-Italia’ que incluía tanto medidas de austeridad como de estímulo, y que flexibilizaba, entre otros, los sectores farmacéutico y del transporte para fomentar la competitividad.