Cuando se pensaba en el cuartel general de los populares que el 'caso Bárcenas' ya era un mal recuerdo, las últimas revelaciones en torno a que fuera tesorero del PP han caído en Génova como un jarro de agua fría. La primera reacción ha sido ponerse de perfil puesto que el "número tres" del partido, Carlos Floriano, ha dicho una y otra vez a preguntas de los periodistas que van a esperar a ver "cuáles son la responsabilidades penales que se derivan", si es que las hay, sin querer hacer una valoración política de la situación.
Asimismo, ante el interrogante de si el partido se ha puesto en contacto con él, ha respondido que "yo sepa" no ha habido ningún tipo de contacto o de conversación con él para aclarar las duras sospechas que se ciernen sobre él. Incluso, ha eludido responder si el partido, que le defendió durante seis meses antes de hacerle dimitir, se siente o no engañado. De hecho, Floriano asegura que no tienen más información que la que ha salido en los medios de comunicación.
Algo más despistado le ha cogido este tema al ministro de Economía, Luis de Guindos, presente en la sede del PP para explicar a los cargos populares la situación económica y los pasos de futuro a dar. Sin hacer tampoco valoraciones políticas, se ha limitado a comentar que la lucha contra el fraude es una prioridad para el Gobierno. "Las consecuencias económicas exigen luchar contra el déficit y maximizar nuestro ingresos", ha agregado.
Bárcenas parecía haberse librado del aliento de la Justicia después de que el juez instructor del caso Gürtel decidiera en septiembre de 2011 archivar la causa contra su persona por entender que no existían pruebas de los delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales por los que estaba imputado.
