La declaración se acercaba a su fin. Luis Fraga, senador del PP durante 21 años y sobrino del fundador del partido, llevaba cinco horas testificando ante el juez Pablo Ruz y sólo quedaba un abogado por tomar la palabra. Era María Dolores Márquez de Prado, la letrada que representaba en esos momentos tanto a Luis Bárcenas como a su mujer, Rosalía Iglesias. Cuando finalmente lo hizo, la única pregunta que realizó desconcertó a todos los presentes. No interrogó al político por las cuentas suizas de su cliente ni las transferencias que en su día el testigo hizo a éstas desde las suyas. Ni tan siquiera por la identidad del misterioso político que aparece como titular de seis depósitos en el Dresdner Bank de Ginebra, los dos principales motivos de su comparecencia. No. La representante legal del extesorero le preguntó por los dos encuentros que su defendido y el propio Luis Fraga habían mantenido días antes de que el primero ingresara en prisión con un enigmático empresario ruso llamado Grigori y del que en su día informó el diario El Mundo.
La pregunta sobre el encuentro con Grigori estaba pactada: el sobrino sacó de su bolsillo el recorte de prensa para contestar a la defensora del extesorero
La pregunta pilló por sorpresa al juez, a las fiscales y al resto de abogados, pero no al testigo, según detallaron a este diario fuentes jurídicas presentes en la declaración. De hecho, el sobrino del fundador aprovechó la pregunta para sacar de su bolsillo el recorte de prensa en el que se revelaba la existencia de ambos encuentros. Aquella información, publicada el 30 de junio, relacionaba aquellas reuniones celebradas en un restaurante de Madrid cercano al Estadio Santiago Bernabeu con un supuesto intento de Bárcenas por poner lejos del alcance de la Justicia parte de su patrimonio entonces aún oculto en Suiza. También se afirmaba que fue precisamente esa velada con el desconocido Grigori, banquero de profesión, lo que motivó que el juez decidiera sólo unos días después el ingreso en prisión del extesorero del PP.
Sin embargo, Luis Fraga quiso dejar constancia ante el juez de otra versión bien distinta. Reconoció que en aquellas fechas, en concreto el 17 y el 18 de junio del año pasado, él había tenido sendos encuentros con un empresario ruso al que calificó de "amigo", pero desligó dicha reunión de ningún intento de blanqueo de dinero del extesorero del PP. Incluso afirmó que estaba avergonzado de lo que se había publicado y que el tal Gregori no se explicaba lo que se había escrito sobre él. Lo que no aclaró es quiénes habían participado, además de él y Grigori, en las veladas. No obstante, en lo que el sobrino del fundador del partido hizo especial hincapié ante el magistrado fue en el hecho de que si aquellas cenas habían trascendido a la prensa es porque alguien les había estado siguiendo, señalan fuentes jurídicas presentes en su declaración.
Sin relación con la investigación
En ese momento, el juez Ruz decidió interrumpir el relato del amigo de Bárcenas. No era la primera vez que lo hacía durante su declaración ya que Luis Fraga, que al principio aparecía muy nervioso y luego se fue relajando, había mostrado a lo largo de las horas que duró cierta tendencia "a irse por las ramas", aclaran estas mismas fuentes. En este caso, el magistrado le dejó claro que consideraba que lo que estaba contando no tenía relación ni con los hechos por los que había comparecido como testigo ni con ningún otro de la causa que investiga. Ruz le señaló que si quería hacer alguna denuncia sobre aquellos hechos y, más en concreto, sobre los supuestos seguimientos que decía haber sufrido, aquel no era el lugar adecuado y le aconsejó que fuera a otra instancia a hacerlo. Ahí acabó el interrogatorio. María Dolores Márquez de Prado no hizo ninguna otra pregunta y minutos después Luis Fraga abandonaba la sede de la Audiencia Nacional sin cargos.
El juez Ruz aconsejó a Luis Fraga que acudiera a otra instancia si quería denunciar los supuestos seguimientos que asegura haber sufrido
Abogados presentes durante el interrogatorio coinciden en señalar a este diario su extrañeza por la pregunta de su compañera. "Está claro que estaba pactada entre la defensa de Bárcenas y el testigo, pero no entiendo a cuento de qué viene sacar ahora este tema que habíamos olvidado todos", señala uno de los letrados preguntado por este diario. Otro, sin embargo, se cuestionaba si tal vez no era "un aviso a alguien del PP", aunque admitía que lo que se podía decir sobre aquel encuentro "no puede beneficiar ni a uno ni a otro", en referencia al extesorero y al sobrino del fundador del partido. Ahora, sin embargo, todo el mundo vuelve a hablar de aquellas cenas que supuestamente dieron a Bárcenas el último empujón hacia la cárcel donde aún está hoy recluido.