Por primera vez desde la restauración democrática los independentistas ganaron este domingo unas elecciones tanto en Barcelona ciudad como en la provincia. El 'sorpasso' de ERC podría repetirse en las municipales del próximo mayo. El partido secesionista apenas ha pintado nada hasta ahora en la Ciudad Condal. Su fuerte estaba tradicionalmente al norte, en las comarcas de Gerona, en la 'Catalunya endins' (Cataluña profunda) y en algunos puntos aislados de Tarragona. Embravecidos y envalentonados, han puesto el punto de mira en la capital catalana y están decididos a hacerse con el control de su Ayuntamiento.
El PP se ha puesto las pilas desde este mismo lunes para evitar que esa amenaza se concrete. El resultado conseguido en Cataluña por el partido que dirige Alicia Sánchez-Camacho no ha resultado especialmente brillante. Pero tampoco ha sido de los peores dentro del retroceso general del PP nacional. En Barcelona ha quedado como la sexta fuerza, pero con la satisfacción de haber aguantado el tipo frente a Ciudadanos, su particular 'bestia blanca' (la 'negra' son los secesionistas) que no tuvo un buen domingo en Cataluña.
Un objetivo lejano
El Ayuntamiento barcelonés es una lejana aspiración de ERC. Plantar la bandera estelada en las dos fachadas de la Plaza de San Jaime (Generalitat y Ayuntamiento) parecía un sueño irrealizable. En el actual gobierno municipal, los independentistas tan sólo tienen dos concejales, en tanto que CiU cuenta con 14, PSC con 11 y el PP mantiene 9. Unos números que ahora mismo no se comparecen con el sesgo secesionista registrado en las urnas desde hace unos meses. La capital catalana parece una especie de gran islote, una excepción dentro del mapa político catalán. ERC carece de peso específico mientras que el PP aparece con una potente representación, amén de ser la tercera fuerza del Consistorio.
El temor del equipo que conduce Alberto Fernández, hermano del ministro del Interior y jefe de filas del PP municipal, es lógico. Fernández se trasladó a Madrid este martes para mantener encuentros con al menos tres ministros y trasladar a la dirección del partido sus planes para los próximos meses. 'Hay que conservar Barcelona', viene a ser el eslogan con el que el PP va a desplegar su campaña de blindaje de la ciudad ante la previsible embestida electoral de los secesionistas. Será la campaña más larga que vieron los tiempos, según comentan fuentes de la formación conservadora en el Ayuntamiento. "No hay otra, en las europeas estuvimos muy lentos, se reaccionó muy tarde y apenas logramos movilizar a nuestros seguidores", explican.
Las jóvenes realidades
El equipo del PP catalán suele estar moderadamente quejoso con la atención que les presta Madrid. Algo inaudito ya que Sánchez-Camacho introdujo en su ejecutiva tanto al ministro Fernández, como a Jordi Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy o a José Luis Ayllón, mano derecha de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría.
Pero el equipo directivo está muy descompensado. Como secretario general aparece Jordi Cornet, el hombre de 'los negocios', presidente de la Zona Franca desde donde se ayuda a determinados medios a mayor gloria del presidente. Cornet, pese al cargo, ni participa en las campañas ni apenas cuenta en la actividad del día a día. No aporta buena imagen a la formación. También aparece Dolors Montserrat como vicesecretaria de Organización, un puesto al que apenas dedica tiempo, pese a su gran valía profesional y personal, ya que lo compatibiliza con el de vicepresidenta tercera del Congreso en Madrid.
'La próxima Alicia'
Pero el partido lo llevan Sánchez-Camacho y Enric Millo, el hábil e ingenioso portavoz en el Parlament. También destacan algunas figuras emergentes, como Andrea Levy, la joven vicesecretaria ejecutiva, y posiblemente una de las políticas con mayor proyección del partido. 'Todo pasa por Levy', dicen en el PP, a quien un comentarista televisivo la definió como 'la próxima Alicia'. Es decir, la futura presidenta de la formación. Es abogada del bufete Uría, tiene un ritmo de trabajo arrollador y una presencia física muy seductora. Juan Milián es otro de los activos de la formación. También recién estrenada la treintena, es diputado regional, politólogo, creativo y buen dialéctico.
Pero la batalla ahora está en los ayuntamientos. Y más concretamente, en el de Barcelona. El PP controla el consistorio de Badalona, la tercera ciudad de Cataluña en población y el de Castelldefels, entre otros. A la espera de las decisiones de Artur Mas sobre si habrá referéndum o elecciones plebiscitarias, el foco ha girado sobre Barcelona y las municipales. Fernández ha movilizado ya a sus equipos. Mantener los 9 escaños municipales será una proeza. Pero levantar la empalizada para que ERC no logre consumar su 'conquista' de Barcelona podría ser una meta más accesible.