En el día de ayer, Ayuntamiento de Madrid y Ministerio de Transportes cerraron, de forma definitiva, el plan de movilidad que servirá como vademécum durante las obras de soterramiento de la A-5, que comenzaron el pasado mes de octubre, pero cuyo desvío de tráfico llegará el próximo miércoles 15 de enero.
Una estrategia que, aunque se ha ido desgranando durante los últimos meses, terminó de apuntalar los últimos flecos a lo largo del jueves. Al reducir a dos carriles el acceso a la autovía por el tramo donde se llevarán a cabo los trabajos, se espera un caos circulatorio enorme.
Circunstancia que se ha querido minimizar al máximo por parte de ambas administraciones, pero cuyo parte final ha contentado sólo a medias al gobierno municipal que dirige José Luis Martínez-Almeida. Entre las medidas adoptadas destacan, por encima del resto, el refuerzo de la línea C-5 de la red de Cercanías, así como la de autobuses interurbanos y Metro.
La lucha por la R-5
Sin embargo, en el principal punto de desacuerdo, sobre la gratuidad de la R-5, las posturas no se han entendido al completo. El Ayuntamiento puso encima de la mesa, desde el primer minuto de las negociaciones, que se debía abrir de forma total y gratuita la R-5 a todos los vehículos, descongestionando el previsible nudo que se formará en los próximos meses.
El Ministerio de Transportes, poco amigo de esta idea, terminó aceptando la gratuidad de la radial sólo para los autobuses, evitando taponar, más si cabe, dicho tramo. Hasta última hora de ayer, el equipo de Almeida trató, sin éxito, de ampliar la gratuidad al resto de vehículos particulares, taxis y los VTC, ampliando las opciones de movilidad a los usuarios.
Por tanto, el próximo 15 de enero, cuando los ciudadanos se levanten y acudan a sus lugares de trabajo, verán que la R-5 se mantendrá como ahora, de pago, exceptuando el tramo entre las 0.00 y las 06.00 horas, que no tiene tarifa alguna.
Cabe señalar, a tenor de la información adelantada el jueves por El Mundo, que el carril bus autorizado durante las obras llegará hasta Cuatro Vientos, dejando fuera Príncipe Pío, imponiéndose el criterio del Ayuntamiento de Madrid en este caso.
Desde el Ayuntamiento de Madrid, pese al revés que ha supuesto no contar con la gratuidad total de la R-5, están convencidos de que, con el paso de los meses, o quizá de las semanas, cuando se refleje el enorme caos y embotellamiento que va a suponer los cortes de tráfico, Transportes acabará reculando y abrirá a todos los vehículos el paso sin coste por la carretera radial.
Los diferentes estudios del Consistorio ven esta solución como una de las pocas factibles para paliar los efectos de esta obra civil que se extenderá durante los dos próximos años. La cual, cuando finalice, le otorgará a la capital un aspecto renovado, soterrando gran parte de los atascos y la contaminación diarios.
Una petición que, de forma oficial, han hecho la vicealcaldesa de Madrid, Inmaculada Sanz, y el consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, Jorge Rodrigo, durante el día de ayer. Rodrigo se mostró tajante en su perfil oficial de 'X, señalando que "el Gobierno de España sigue dando la espalda a los madrileños".