La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, pasó ayer, sin duda, su peor día desde que llegó a la Puerta del Sol.
Ni las explicaciones del rector y los profesores de la Universidad Rey Juan Carlos I, ni los papeles que ha mostrado han calmado a la oposición. Y lo que es peor: los suyos no están tranquilos.
No es que no la crean. Es que la canción que les contó Enrique Osorio, el portavoz del grupo en la reunión que se hace siempre antes del Pleno de la Asamblea de Madrid, ya la han escuchado antes. También intervino el número dos del Gobierno, Ángel Garrido, que explicó que este asunto busca destruir a Cifuentes para que no sea candidata.
Nadie preguntó. Y todos quieren saber especialmente una cosa: de dónde viene la filtración. ¿De fuego amigo como se teme?
Cifuentes siempre ha sido la primera en exigir claridad en cualquier incidente relacionado con la corrupción. Y en la crisis de su máster tardó 24 horas y no presentó el trabajo final, según critican los opositores.
La presidenta regional ha revitalizado el partido en Madrid herido tras los múltiples escándalos.
Pero basta un máster para que todo el trabajo se pierda y tenga que comenzar una gira por todas las sedes de la ciudad y la región para animar a los que ya no aguantarían otro golpe.
La sombra de la corrupción persigue a Cifuentes que no logra desprenderse del pasado de su partido, a pesar de sus esfuerzos. Ahora está tocada. Su cara de ayer no era la de todos los jueves donde se revuelve contra la oposición y en ocasiones la vence.
Ahora la palabra ‘máster’ estará en todas las sesiones
La oposición le recuerda constantemente la adjudicación de la cafetería de la Asamblea y el escándalo del Canal de Isabel II. Ahora la palabra ‘máster’ estará en todas las sesiones.
Cristina Cifuentes ha establecido desde el minuto 1 de su gobierno la lucha contra la corrupción como primer objetivo. El objetivo de la oposición ha sido el contrario: demostrar que la actual presidenta formaba parte del partido que se ha visto salpicado de numerosos casos que algunos califican de ‘saqueo’ de las arcas públicas.
Cifuentes ocupó puestos de responsabilidad en el PP de Esperanza Aguirre, pero sí es verdad que nunca estuvo en el núcleo duro de Aguirre.
Sus enemigos dicen que ella veía y callaba. Ella, y así lo dijo en el Congreso de Diputados, se ha desentendido de toda actuación del partido de las épocas de Esperanza Aguirre y de Ignacio González.
La acusación que más ha castigado a la presidenta regional ha sido la de su presunta influencia en la adjudicación de la cafetería de la Asamblea de Madrid, un negocio ruinoso pero que daba acceso a estar cerca del Gobierno regional.
Algunas informaciones publicadas hace meses decían que la Guardia Civil veía indicios de delitos en su papel en la adjudicación de dichos contratos.
El tema sigue su trámite y mientras desde su Gobierno se dice que Cifuentes ha roto con la corrupción, sus socios de Ciudadanos insisten en que no lo ha hecho y que intenta torpedear cualquier intento de aclarar las cosas del pasado.
Un medio de comunicación llegó a hacerse eco hace meses de unas acusaciones de que podría haber estado implicada en un incidente en un centro comercial en su época de diputada. La noticia apenas tuvo recorrido y no se ha vuelto a hablar del asunto, igual que de su actuación en sus tiempos en la Universidad Complutense. “Leyendas urbanas”, dice su gente.
Ignacio Aguado, portavoz de Ciudadanos en la Asamblea, se ha convertido en los últimos meses en el azote de la presidenta. Aguado llegó a decir que quería saber si Cifuentes conocía la financiación irregular de su partido o si recibía algunas instrucciones de algún dirigente del PP.
La oposición le ha acusado de querer tapar la corrupción que ha atacado en los últimos años al Canal de Isabel II.
Han denunciado constantes titubeos del Gobierno y la ocultación de información básica sobre la compra y venta de las sociedades en Sudamérica.
Ella ha respondido que la Justicia le impide entregar alguna documentación y recuerda que fue ella la que llevó el asunto al fiscal.
Ayer, la entrada y salida de la presidenta de la Comunidad se vio salpicada incidente en los pasillos que recordaban tiempos que creíamos pasados.
Cámaras y micrófonos buscan las palabras de Cristina Cifuentes, que siempre hasta ahora, había sido atenta con los medios.
¿Qué ha cambiado en dos días? No dentro de mucho tendrá que responder antes los diputados de su ya famoso máster y quizá ante la Justicia. Ayer, un grupo de trece asociaciones de estudiantes presentó una denuncia ante la Fiscalía para que estudie las notas de la presidenta.