Los empresarios madrileños callan tras los constantes ataques del Ayuntamiento al vehículo privado que perjudica a sus negocios, según dicen en privado representantes de este sector. En los últimos días el Ayuntamiento ha lanzado globos sonda que incluyen más restricciones al tráfico, como cerrar la zona central, y ampliar el SER y no ha habido pronunciamiento de las patronales afectadas.
Sin embargo, fuera de las declaraciones oficiales señalan que reducir el tráfico para los coches privados supondrá un duro revés para la economía madrileña y sus negocios. Ni tan siquiera con ocasión del corte de la Gran Vía en Navidad hicieron un pronunciamiento claro contra las medidas de Carmena y su equipo. Criticaron las formas, pero no el fondo.
Tan solo la patronal CEIM expresó entonces su rechazo a “la precipitación con la que se ha implantado esta medida que ha generado innumerables problemas no solo al conjunto de las empresas de la zona, a sus proveedores y clientes, sino también a las empresas que, aunque no están localizadas aquí, prestan servicios en esta parte de la ciudad”. CEIM criticó “la falta de estudios, de consenso y de diálogo previo del Ayuntamiento de Madrid con todos los sectores afectados, lo que ha supuesto un duro golpe en la cuenta de resultados de muchos de los establecimientos de la zona en el periodo de mayor venta del año”.
Tampoco lo tiene claro el PSOE que dependerá de la corriente que gane las próximas primarias. Ayer, fuentes del partido señalaban que no conocen el plan como para opinar ya que lo que hay actualmente son estudios y propuestas sin concretar.
Carmena y los coches
“Los jóvenes ya no se compran coches”. Manuela Carmena resumió con estas palabras en el desayuno de Nueva Economía la batalla a muerte que el Ayuntamiento de la ciudad ha emprendido contra el vehículo privado. Alegó que esto no significa que quiera que las fábricas de coches cierren, ya que tienen la oportunidad de fabricar coches eléctricos que no contaminan.
Sin embargo, el Ayuntamiento tampoco se pone a la cabeza de la manifestación. Apuesta por el coche eléctrico, pero apenas hay puntos de recarga distribuidos por la ciudad. Falta una política consensuada con la mayor parte de las fuerzas sociales y políticas que defina no solo un plan de aire, sino también un plan de movilidad con una mayor apuesta por el transporte público.
“Los jóvenes ya no se compran coches”
Camena está empeñada en acabar con la contaminación y los coches van a pagar. Dicen que el Gobierno local Está haciendo un esfuerzo para hacer la ciudad sostenible “estamos empeñados para rebajar la contaminación, el dióxido de nitrógeno, y llevamos acciones por entender que hay una nueva manera de ver la realidad. En la ciudad empieza a haber una relación diferente”, explicaba ayer.
La mayor parte de las ciudades europeas establecen restricciones a la circulación de vehículos en el centro, pero todas han llegado tras amplios debates sociales. Madrid no es una excepción, pero en la ciudad hay desconcierto. Las primeras medidas restrictivas se produjeron hace muchos años para evitar los atascos y en la actualidad es la contaminación la que se ha convertido en una disculpa para establecer sistemas de pago que castiga al ciudadano de clase media.
Los más privilegiados tienen aparcamiento en el trabajo e incluso coches eléctricos que hasta la fecha no tienen restricciones. Las última propuesta que Carmena estudia incluye aumentar los precios de los aparcamientos en zonas de la SER, reducir las zonas azules, aumentar los horarios a todo el día, fines de semana e incluso extender las zonas de pago a fuera de la almendra central.
Gallardón chocó contra los vecinos en este intento y de hecho retiró los parquímetros que había colocado el entonces alcalde de Madrid en varios barrios. La alternativa correcta sería el actual Metro, considerado como uno de los mejores del mundo, con una EMT con billete conjunto que permitiera una movilidad rápida.
La anterior alcaldesa Ana Botella dio un golpe a la EMT y la actual no ha mejorado la situación a pesar de las anunciadas compras de autobuses. No hay planes para aumentar frecuencias y establecer mejores líneas al centro. Tampoco se impiden las invasiones de los carriles bus.
En la mayor parte de las ciudades europeas el dinero que se ingresa en los peajes, o sistemas como el SER, se invierte en transporte público. En Madrid las inversiones de ampliación del Metro y de la EMT se frenaron con los recortes y nunca más se supo.