El 15 de julio de 2012, Madrid abrió la puerta a nuevas jornadas laborales desconocidas hasta el momento con la liberalización de horarios comerciales. Desde ese momento es la única comunidad autónoma en la que los comercios decidirían qué horas y qué días abrir sus establecimientos, incluidos los domingos y festivos. Cinco años después, todavía es un debate recurrente entre empresarios, trabajadores y ciudadanos. Unos opinan que la libertad de horarios es necesaria para generar más empleo, otros, que las condiciones se precarizan y que es un ataque directo al pequeño comercio. Vozpópuli ha hablado con distintas fuentes sobre esta medida.
La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) ve un impacto socioeconómico positivo. Por contra, los sindicatos UGT y CCOO de Madrid piden mayor regulación y consideran el balance "totalmente negativo". "Con esta ley nos prometieron tres cosas: que se iban a crear más de 15.000 empleos, que habría una bajada de los precios y que subiría el PIB, y ha sido todo lo contrario", afirma José María Casero, Titular de la Secretaría de Políticas Sindicales de UGT.
No es de la misma opinión la Asociación de Financieros Internacionales (AFI), que ha presentado un informe en el que afirma que se han creado 15.500 empleos. "Lo que nosotros analizamos es que ha aumentado el empleo como consecuencia de la liberalización absoluta de horarios en la Comunidad de Madrid", señala su autor José Antonio Herce.
Independientemente de los datos de generación de empleo, los sindicatos consideran que estos puestos creados están ligados a la precarización. "Es totalmente imposible conciliar la vida laboral y familiar, las jornadas son irregulares", afirma Rosa Galbarro, responsable de Comercio de CCOO. "Ahora mismo trabajar en comercio no tiene atractivo laboral. Destruyen contratos a tiempo completo y se crean contratos a tiempo parcial, contratos precarios", añade Casero, quien defiende que se trata de "contratos a capricho del empresario".
Frente a la precarización, los empresarios encuentran otro argumento. La competencia del mercado online. "Desde que existe el comercio digital, la libertad de horarios es un hecho. Una persona puede comprar desde su teléfono, su tableta o su portátil (…) La regulación comercial está pensada para un mercado o un tipo de consumidor de hace 30 años", apunta David Gracia, director de Comunicación de Anged. Para Herce, "la competencia está en las tiendas que abren 24 horas al día en las plataformas y en los dispositivos". "Hoy el comercio electrónico es el más voraz competidor del comercio presencial y parece que de esto no se han dado cuenta ciertos agentes, otros sí se han adaptado", añade.
Según la Confederación Española de Comercio, desde 2012 en Madrid han cerrado 2.500 comercios, de los que 1.350 solo en el último año.
Las grandes empresas frente al pequeño comercio
Desde UGT y CCOO también argumentan que las grandes empresas "son las grandes beneficiadas por esta ley". "Se ha cerrado mucho pequeño comercio porque no ha podido competir (…) Por parte de la patronal del pequeño comercio se admite que es una soga que tienen al cuello", indica Galbarro. Por el contrario, aunque Herce admite que "las grandes superficies con más empleados lo tienen más fácil que un tendero individual", afirma que "hay pequeño comercio que está floreciendo gracias a esos horarios (…) El que sufre es aquel que está condenado a desaparecer por la mera evolución de la especie".
Galbarro defiende que no solo son los sindicatos quienes piden que se modifique la ley, sino también la patronal de los pequeños establecimientos "porque han visto cómo se han ido cerrando tiendas". Según Casero, "la liberación de horarios comerciales es un traje a medida para los grandes almacenes (…) El pequeño no podía hacer frente a esto, le matan", añade. Y, en este caso, los datos le acompañan. Según la Confederación de Comercio de Madrid, desde 2012 han cerrado 2.500 comercios en la capital, 1.350 solo en el último año. De estas, un 90 por ciento eran comercios de menos de cinco empleados.
La Comunidad de Madrid, una excepción
UGT no ve "razones para que solo Madrid tenga libertad de horarios". "Con la excusa del turismo no podemos modificar esto, porque en Valencia y en Baleares también hay turismo y no ocurre", añade. Casero afirma que en Madrid "solo la almendra central tiene potencial para abrir todos los domingos y festivos", pero que "no se puede llevar a la totalidad de la población". Para Galbarro "Madrid no puede ser una excepción, no es necesario (…) En Madrid solo la patronal de grandes almacenes era la que defendía la liberalización de horarios. El resto de patronales pedía volver a la situación anterior".
Sin embargo, desde Anged consideran que "Madrid es la única que garantiza el derecho de todos los comerciantes de escoger los días y horarios de atención al público" y que "la libertad de horarios ha favorecido a la atracción de turismo de compras". "En Madrid pueden abrir todos los días y esta me parece la vía óptima, lo contrario es un retroceso descomunal", sentencia Herce.