La última capital del Imperio de los zares ha vivido una semana de intrigas palaciegas low cost, en la que tres ciudades muy diferentes entre sí conspiraron (sinónimo no tan lejano de “hacer lobbying”) para llevarse los Juegos Olímpicos de 2020. Durante los tres días que duró en San Petersburgo SportAccord, la feria internacional que reúne a todas las federaciones deportivas del mundo, olímpicas o no, los representantes de Estambul, Tokio y Madrid han actuado entre bambalinas para captar votos de cara al 7 de septiembre, cuando se dirimirá en Buenos Aires qué capital sale triunfante. En privado, los actores han practicado la fontanería diplomática. En público, todo fueron loas y parabienes. Así, mientras la delegación española vendía mensajes de prudencia, austeridad y garantía financiera, la alcaldesa madrileña Ana Botella resaltaba la “inversión realizada por Madrid, centenares de millones de euros en la última década en equipamientos deportivos y en infraestructuras de transporte, facilitando uno de los proyectos de Juegos más compactos que se recuerdan”.
Regresa a España la candidatura de Madrid 2020 con la sensación de los deberes hechos y el optimismo irracional de que a la tercera va la vencida. “Exhibición olímpica”, “Madrid 2020 saca pecho en Rusia”, son algunos de los titulares de estos días, un déjà vu de las candidaturas de 2012 o 2016 impulsadas por Alberto Ruiz-Gallardón. ¿Tan exultantes se mostraron Botella, Alejandro Blanco, Jaime Lissavetzky o Jaime García-Legaz a orillas del Neva? La prensa rusa, quizás la más imparcial, ha hecho otra lectura de lo que pasó en SportAccord.
Acabado el evento, la agencia oficial Itar Tass ve favoritas a Estambul y Tokio. Los motivos se remiten lógicamente a la crisis económica, aunque el trago más duro para la delegación madrileña ocurrió cuando un directivo de SportAccord aireó sus dudas sobre la sentencia de la Operación Puerto, la mayor trama de dopaje conocida. “Es difícil explicar por qué la juez se negó a dar las bolsas de sangre, cuando la justicia alemana e italiana sí lo autorizaron”, admitió esta semana al diario As Alejandro Blanco, presidente del COE. Al menos nadie preguntó por la relación de la anterior candidatura, Madrid 2016, en el caso Nóos, un asunto que investiga el magistrado José Castro.
Al COI le importa un pimiento que Madrid tenga las instalaciones casi terminadas
“Según los expertos”, dice Itar Tass, “Estambul presentó una oferta seria. Como ya se anunció, el presupuesto superará los 15.000 millones de euros. Los jóvenes turcos son firmes entusiastas de los Juegos Olímpicos, que podrían mover a 23 millones de turistas si gana Estambul”.
La agencia también considera las desventajas otomanas –“los enormes atascos de tráfico”-, pero, en contraste con la candidatura de Madrid, que pregona a los cuatro vientos que tiene el 80% de las instalaciones terminadas, se reconoce “la necesidad de levantar desde cero la mayor parte de las infraestructuras, lo cual puede ser uno de los mejores argumentos de Estambul”. Al COI, en efecto, le importa un colín lo que lleve o no lleve Cibeles construido, teniendo en cuenta que los Juegos bien pueden servir de impulso al desarrollo, caso de Barcelona’92.
Pero el argumentario de las instalaciones terminadas no es exclusivo de Madrid: Tokio, que ya acogió unas Olimpiadas en 1964, también se enorgullece de que apenas necesitará inversión, aunque la pasta que tendría que asumir (en teoría) supera la de Madrid. 4.000 millones de euros la capital japonesa frente a 2.000 millones la española. “Teniendo en cuenta”, continúa Itar Tass, “que casi todas las instalaciones deportivas están construidas en Tokio en un radio de ocho kilómetros, los fondos serán suficientes”. La capacidad tecnológica nipona “es impresionante, la más avanzada”, valora la agencia.
Tokio vende estabilidad, Estambul desarrollo, Madrid ¿la crisis?
De Madrid lo primero que se destaca es que “intenta alcanzar la cima olímpica por tercera vez”, una situación que habría llevado a la ciudad a realizar costosas inversiones, presentando esta vez un “presupuesto récord por lo bajo que es”. El texto incurre en errores para nada insignificantes: “El Ministro de Hacienda y Comercio, Jaime García-Legaz [es secretario de Estado] recordó que España se encuentra entre las cinco economías más grandes del mundo [en realidad es la 12º, y cayendo]”. ¿Error del redactor?
Otros medios también se han interesado por las tres aspirantes. Rossiskaya Gaceta dedica igualmente más flores a las rivales de Madrid, a la que sin embargo consigna una premisa de dudosa credibilidad: “Madrid ofrece los juegos veraniegos más rentables de la historia”. “Tokio es uno de las ciudades más seguras del mundo, y cuenta con la experiencia de haber acogido ya un evento de este calado”, sigue el rotativo, que recoge una broma del alcalde tokiota Naoki Inoshe lanzada en SportAccord: “Aunque olviden sus carteras, tarjetas de crédito y billetes en un café o en la calle, los ciudadanos se encargarán de devolvérselo”. Termina Rossiskaya alabando todo lo que simboliza Estambul: “Es una ciudad entre dos continentes, un puente en Europa y Asia. Es un país musulmán, sí, pero secular y moderno”.
Asistente al cónclave peterburgués, Andrei Mitko, de la agencia de Deportes All Sport, cree que la presentación de Tokio fue “la más convicente”, aunque da ventaja a Estambul. “Un país islámico y laico, una ciudad entre dos continentes, demasiado bonito… ¿Madrid? Mi impresión es que Madrid, no sé por qué, representa a un país fatigado por la crisis”, cuenta por teléfono a Vozpópuli desde San Petersburgo. Y recuerda que Mario Monti retiró "por responsabilidad" la candidatura de Roma. ¿Seguro que se cumplirá eso de que no hay dos sin tres con Madrid 2020?