Moncloa mantiene las vías de diálogo y Génova se encarga de la artillería gruesa. Al margen de la crisis, la deriva soberanista catalana es el asunto que más "ocupa y preocupa" al Gobierno, en palabras del ministro Margallo.
Dolores de Cospedal, secretaria general del partido, se ha puesto al frente del equipo encargado de pararle dialécticamente los pies a Artur Mas. Rajoy subió el tono de su discurso en Kazajistán, pero no quiere abundar en esa línea. "No pienso responder a las bravuconadas de Mas", comentó este verano. Eso es cosa de Génova. Y, a partir de ahora, también de Barcelona, donde hasta ahora la voz del PP apenas se había escuchado con la contundencia esperada.
Alicia Sánchez-Camacho, la "lideresa" del partido en Cataluña, ha sido reclutada por Cospedal para sumarse a la reunión del Comité de Dirección de los lunes en Génova y allí explicar a los vicesecretarios y portavoces la evolución del proceso secesionista. El objetivo es potenciar la figura de Camacho, hasta ahora entre blanda y átona, y atajar los recelos y las críticas que le llueven tanto desde la interna del partido como por parte de algunos barones regionales. En algunos sectores del PP se ha llegado incluso a hablar de la necesidad de sustituir a su líder en Cataluña por alguien más combativo.
El avance de Ciutadans
En el fondo de este relanzamiento de la figura de Sánchez-Camacho está el temor que empieza a despertar la creciente figura de Albert Rivera y su partido Ciutadans, que se ha convertido en la práctica en el símbolo de la resistencia política al avasallador avance del independentismo. Rivera acapara intervenciones en medios y se muestra sumamente beligerante en sus comparecencias. Los sondeos también le deparan un espectacular crecimiento en la valoración del electorado hasta el punto de que ya superaría al PP en votos y escaños.
Rajoy: "No pienso responder a las bravuconadas de Mas"
Durante el reciente debate de política general en el Parlament, se advirtió ya un cierto cambio de tono en la intervención de Camacho. Muy combativa frente a Convergencia, le espetó a Mas algunas frases contundentes. Como cuando dijo: "Cierto, comparto con usted que España tiene un problema. Pero el problema es usted y no le permito que insulte al gobierno español como si fueran perdonavidas e ignorantes". Palabras rotundas, ajenas a la tradicional línea de la líder catalana y con el inequívoco sello de la Moncloa. Incluso se permitió hablar unas frases en castellano, algo inusitado en ella.
En la línea de potenciar su imagen, Sánchez-Camacho viajó esta semana a Manchester en compañía de González-Pons, vicesecretario general del PP, para asistir al Congreso del partido Conservador. Allí se entrevistó con algunos de los dirigentes 'tories' que conducen la estrategia del Gobierno de Cameron ante el referendum secesionista convocado en Escocia para octubre del año próximo. Camacho ha apalabrado el desplazamiento a Madrid de algunos diputados conservadores con objeto de explicar la estrategia que lleva a cabo el Ejecutivo británico.
"Derecho a saber"
El PP catalán puso en marcha este verano una campaña alternativa al "derecho a decidir" impulsada por los soberanistas catalanes, cuyo lema es "derecho a saber" y que trasladará a las reuniones de Madrid para que se difunda por toda la geografía nacional. Sanchez-Camacho quiere aparecer, frente a la pujante figura de Ciutadans, como la única fuerza de dimensión nacional que defiende los principios constitucionales y que tiene capacidad y fuerza para frenar la deriva impulsada por Artur Mas a remolque de ERC.
En el debate de política general en el Parlament, se advirtió ya un cierto cambio de tono en Alicia Sánchez-Camacho
Moncloa, mientras tanto, mantendrá el mismo tono de respeto a la legalidad pero evitará entrar en conflicto dialéctico con la Generalitat. Estos días, el Gobierno catalán está recurriendo con insistencia al argumento de que los presupuestos del PP son sumamente perjudiciales para Cataluña y se ha aferrado de nuevo al victimismo argumentando que Madrid ha dilapidado la oportunidad de efectuar un gesto de aproximación a los catalanes.
Montoro respondió ayer que Cataluña no puede quejarse de falta de inversión por parte del Estado (es la cuarta comunidad en la lista de las más receptoras, por encima de Madrid) y subrayó que lo que los catalanes necesitan es financiación para pymes y autónomos y servicios públicos, algo que debe movilizar el Govern y los bancos.