Mariano Rajoy transmite este martes a la dirección de su partido las líneas generales de la campaña electoral para las europeas. Esta semana se conocerá el nombre del relevo de Arias Cañete en Agricultura en el que será el primer cambio en el Gobierno de Rajoy.
El presidente del PP trasladará a su ejecutiva la necesidad de llevar a cabo una campaña centrada en la recuperación económica, la creación de empleo, las rebajas fiscales y la creciente presencia de España en las instituciones comunitarias. Nada de agitar las aguas de la polémica ni de enredarse en debates ajenos al libreto y los intereses del partido.
Leve ventaja para el PP
Las encuestas mantienen ahora la misma tendencia de hace un par de semanas, con un empate técnico entre las dos formaciones mayoritarias, con leve ventaja del PP, según confiesan los analistas demoscópicos que trabajan para Génova. Se trata, pues, de evitar asuntos que movilicen a sectores del electorado ajeno. De esta forma, habrá asuntos totalmente 'tabú' durante los actos electorales, como corrupción, aborto, estructura del Estado, secesionismo catalán o terrorismo. Estas cuestiones agitan demasiado las aguas de quienes le disputan al PP su espacio electoral más firme. 'Arriolismo' en estado puro: en caso de duda, mejor no menearlo.
También se ha desterrado cualquier tipo de referencia, relación, disputa o choque con los candidatos de los partidos 'pequeños' que intentan pescar adhesiones en el caladero del PP o alrededores. Se trata fundamentalmente de UPyD, Ciudadanos y Vox, las tres formaciones que plantean un choque directo y sin paliativos con el nacionalismo, cualquiera que sea su color.
El partido de Rivera
El PP teme fundamentalmene a Ciudadanos, la formación que conduce Albert Rivera y que mantiene una curva de crecimiento sostenido en casi todos los sondeos. Rivera puede hacerle daño tanto en su territorio natural de Cataluña como en otras plazas, en especial Madrid. UPyD también se muestra firme, pero no crece, dicen los analistas. Vox, el último en llegar, con Alejo Vidal-Quadras al frente, apenas ha tenido tiempo de darse a conocer, de ahí que hasta el momento las encuestas le resulten poco favorables.
Rajoy se reunió días atrás en Toledo a almorzar con Dolores de Cospedal y Arias Cañete, antes de asistir en la catedral al 'Requiem' de Verdi dirigido por Muti y bajo la presidencia de Su Majestad la Reina doña Sofía. El distendido ágape se centró, fundamentalmente, en repasar las directrices del partido ante la próxima cita con las urnas.
Elector desmovilizado
No hay en el PP temor a una victoria del PSOE, aunque se buscará movilizar al tradicional voto conservador, algo descorazonado con los sacrificios y los ajustes de los últimos meses. Se trata ahora de cambiar el tono de la melodía, hacerla más optimista y esperanzadora. Ha llegado el momento de airear los objetivos conseguidos y anunciar los que están por venir.
Dos asuntos mueven a este votante escéptico: la creación de empleo y la rebaja de impuestos. En ambos terrenos el Gobierno puede transmitir buenas noticias. Cañete, por su parte, hará hincapié en la importancia de acotar espacios de poder en Bruselas, donde se decidirán asuntos de enorme importancia para el futuro económico de nuestro país. Dolores de Cospedal es la encargada de movilizar al ejército de mandos territoriales del partido, desde barones autonómicos a alcaldes y concejales, para que ayuden a espantar el desánimo entre los suyos y transmitan la relevancia de estos comicios.
Percepciones positivas
En el otro asunto de las agendas, el desafío soberanista de Artur Mas, la dirección del PP piensa que es un aspecto de la actualidad política que, pese a acaparar espacios informativos, apenas tendrá incidencia en las elecciones. Si acaso, puede pasarle factura a CiU y reforzar las posiciones de ERC. El astuto lehendakari Urkullu se mostró mucho más hábil el domingo, en la fiesta de su partido, al alejarse de los planteamientos radicales de Mas y situarse en un territorio reivindicativo dentro de la legalidad y el diálogo. CiU, de esta forma, queda equiparada a Sortu, Bildu y demás extremismos independentistas.
Las elecciones finalmente se dirimen en cómo marchan los asuntos del bolsillo, piensan en el Partido Popular. Cierto que los comicios europeos suelen ser una vía de castigo al gobierno de turno. Pero la marcha de la economía, en unas circunstancias como las que ha atravesado nuestro país, pesarán en forma decisiva en el ánimo del votante. Y ahí es donde reposa la confianza del PP, que sospecha que la percepción en el electorado es ahora bastante más positiva que hace un año.