En un PP abatido y desganado, la imagen de Cristina Cifuentes crece en el ánimo de buena parte de los militantes y de algunos de los dirigentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid es de los pocos líderes nacionales que transmite imagen de potencia y de victoria. Logró mantener el feudo madrileño en la gran debacle de diciembre y se muestra ahora con ímpetu y con potencia para hacerse también con la dirección del PP regional, que todavía ostenta Esperanza Aguirre. La "corriente Cifuentes" electriza a buena parte de un electorado que no quiere abandonar al PP pero que no comulga con lo que representa Mariano Rajoy. La presidenta madrileña frecuenta los medios de comunicación con la misma cantinela: "Apoyo a Rajoy, debe ser el candidato, tiene el respaldo de las estructuras y de la inmensa mayoría del PP, debe ser el candidato", le explicó esta semana a esRadio. No lleva un año al frente de la comunidad más potente del PP y ya su nombre aparece con fuerza entre el reducido núcleo de herederos.
Rajoy pidió prudencia y silencio a Núñez Feijóo
El incombustible Núñez Feijóo, que aún ayer no despejaba las dudas sobre si se volverá a presentar a las autonómicas gallegas, ha descendido algunos peldaños en la escala de los favoritos. Muchos le encasillan en esa generación que supuestamente está de salida, demasiado significado durante los tiempos abruptos y polémicos del pasado, pese a su eficacia y su condición de presidente regional con mayoría absoluta. Feijóo se mantiene a la espera de los acontecimientos en torno a la investidura. Rajoy le pidió prudencia y silencio, y le requirió que le echara una mano para transmitir ese mensaje a algunos de sus compañeros más díscolos. El titular de la Xunta ha cumplido con su compromiso. En el PP nadie levanta la voz, nadie pone en cuestión el liderazgo de Rajoy, apenas se escucha algún comentario disidente. El presidente en funciones puede ofrecer la imagen de un liderazgo incuestionable al frente de un partido sin fisuras. La procesión va por dentro.
Rumores sobre la investidura
Arranca esta semana la ronda de consultas del Rey para proceder a la designación de un nombre para la primera prueba de la investidura. No se esperan sorpresas, pese a que este fin de semana han circulado versiones crípticas sobre si Rajoy recibiría el encargo de intentarlo en el caso de no contar con los apoyos parlamentarios suficientes. Un desatino, dicen en Moncloa. Hay movimientos importantes, tanto en Bruselas como en altas instancias empresariales nacionales que impulsan el acuerdo tripartito PP-PSOE y Ciudadanos. Pedro Sánchez no quiere pero habrá que convencerle. O removerle del sillón.
La alternativa son unas elecciones anticipadas, esa opción que nadie quiere pero con la que se trabaja en los cuarteles generales de todos los partidos. En el PP, por ejemplo, aumenta el escepticismo sobre la posibilidad de acudir a las urnas en mayo con el mismo candidato. Es ahí donde aparecen de nuevo Feijóo, o Sáenz de Santamaría, de perfil potente, apenas desgastado por el revés de diciembre. O la propia Cifuentes. La presidenta madrileña no cree que sea este su momento. Demasiado cerca de su entronización como presidenta de Madrid, quizás su oportunidad se sitúe más cerca del 2019, cuando haya logrado redondear una imagen más sólida y una dimensión nacional de la que todavía carece. Ferozmente crítica con la corrupción, muy poco relacionada con los desaguisados que han producido un enorme desgaste en su partido, Cifuentes tiene la simpatía de buena parte de los líderes del PP y cuenta también con el apoyo de Dolores Cospedal, la secretaria general que conserva el mando en Génova.
Analistas demoscópicos aseguran que la dirigente madrileña es capaz de atraer ese segmento joven que en su día votó al PP y ahora ha huido hacia Ciudadanos
La pasada semana, Cifuentes impulsó una serie de medidas renovadoras para poner en marcha en la Comunidad. Reducción de número de diputados, fin de los aforados, carpetazo a la duplicidad de cargos... medidas todas ellas que en su día se prometieron en el PP pero que quedan a la espera de la celebración de un Congreso Nacional que Rajoy ha pospuesto hasta la resolución de 'los actuales problemas'. Es decir, hasta que se haya despejado la duda sobre quién será el próximo inquilino de la Moncloa. Analistas demoscópicos aseguran que la dirigente madrileña es capaz de atraer ese segmento joven de la población que en su día votó al PP y ha huido ahora rumbo a Ciudaddanos.
La soledad del presidente
La imagen de Rajoy en el AVE, este sábado rumbo a Zamora, era un poema. Alguien descuidó los detalles y el efecto resultaba demoledor. El presidente del Gobierno en funciones aparecía mustio, ensimismado, con la mirada perdida, el rostro sin vida, algo desaliñado y en abrumadora soledad. No viajaba solo en el vagón, naturalmente, pero lo parecía. Para combatir esa sensación de desánimo que invade a casi todos los estamentos del partido, Rajoy ha dado instrucciones para que, mientras se prolongue el proceso de elección de nuevo presidente, el PP no puede quedarse paralizado e inerme. Hay que moverse. Él mismo se ha impuesto una rutina de desplazamientos como si estuviese en campaña. Primero, Zamora, territorio amigable, donde el PP dobló en votos al PSOE y no hay ni rastro de diputados de Podemos. Luego, Valladolid. Ha encomendado a sus lugartenientes que hagan lo propio por toda España, que mantengan en tensión a sus estructuras por si es preciso volver a las urnas. Andrea Levy, por ejemplo, vive en los trenes, de Huesca a Palencia, de allí a Segovia, celebrando juntas provinciales y encuentros sectoriales. Fernando Maíllo hace lo propio, recorriendo las sedes provinciales, animando a las bases, estimulando a los militantes.
Considera Rajoy disparatada la opción de Sánchez de enjaretar una coalición con Podemos y los separatistas
No cree el presidente en funciones que Sánchez se salga con la suya. Considera disparatada la opción del líder socialista de enjaretar una coalición con Podemos y los separatistas. "Aunque todo es posible", como declaró hace un par de semanas al ser preguntado sobre esta cuestión. Por lo que pueda pasar, en el último comité de dirección de Génova se decidió movilizar a la organización, abatida, frustrada, catatónica y paralizada tras el 20D. Toca moverse, por si hay que ir de nuevo a las urnas y, también, para transmitir la idea de que Sánchez no dudará en ir del brazo con quienes quieren fracturar España. Los altos responsables del PP han elaborado un documento en el que se señala al líder del PSOE como responsable máximo del actual bloqueo político que padece nuestro país. Tras el pacto del Senado con los separatistas, Sánchez ha pasado a convertirse en el objetivo prioritario de las andanadas de los principales portavoces populares, que animan a la rebelión de los barones socialistas que no comulgan con determinadas iniciativas que stá llevando a cabo su secretario general.