Durante la anterior campaña no fue posible. El presidente del Gobierno rehusó enfrentarse a los líderes de las fuerzas emergentes en un debate electoral, en su lugar envió a su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, para el fuego cruzado en que se convirtió dicho enfrentamiento. Pero cuatro meses después las cosas podrían haber dado un giro de 180 grados y ante la posible celebración de unos nuevos comicios Mariano Rajoy podría, esta vez sí, enfrentarse a sus rivales en un debate electoral.
"El PP estará presente en todos los debates de los medios", dijo Pablo Casado este lunes, ratificando la misma postura de “ninguna silla vacía” que el PP mantuvo en los pasados comicios. Casado ha señalado que si se vuelve a proponer un debate a dos entre Rajoy y Sánchez, éste tendrá lugar, pero en relación a un hipotético debate a cuatro, el popular ha admitido que el criterio del PP en la campaña del 20D fue el de la representación y ha asegurado que ante unos nuevos comicios "me imagino que cambiará". El PP aún no ha abordado el tema, y así lo reconocen fuentes populares, pero ante una nueva campaña hay varias razones que podrían llevar a Rajoy a aceptar participar en un debate a cuatro junto a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.
Rajoy dijo debatir con el líder de la oposición porque "son los debates importantes", pero hoy no hay dos únicos bloques monolíticos en el Congreso
En primer lugar, tal y como decía Casado este lunes, "es probable que los propios medios se replanteen ahora el tipo de campaña para no castigar demasiado al votante y sufrido espectador". Pero no sólo los medios se replantearán su cobertura, sino que los propios partidos enfocarán su campaña mucho más en los medios, dado que es un formato mucho más barato y consigue aglutinar a un mayor número de personas, como el propio Casado reconoció este lunes.
Durante la campaña de 2015 Rajoy mantuvo una posición muy clara: "Volveré a debatir por cuarta vez en un debate, a dos, que es como son los debates importantes en unas elecciones", defendiendo de esta forma el debate entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Pero la situación en el Congreso ya no es la misma y eso nos lleva a la segunda razón: entre la segunda fuerza y la tercera la distancia es de un millón de votos y 24 diputados, y con la tercera dos millones y 49 escaños. Hoy no hay dos grandes bloques monolíticos en los que escudarse.
Pero no solo es una cuestión de números. Rajoy ya ha tenido que enfrentarse a Pablo Iglesias y Albert Rivera en la tribuna del Congreso y ha salido vivo del encuentro. Un primer paso que allana el camino para acudir a una televisión a defender la propuesta del PP, y más teniendo en cuenta que su ausencia en la misma podría motivar una crítica voraz por parte de Ciudadanos señalando al PP como responsable de la ausencia de una gran coalición.
Rajoy ya ha tenido que enfrentarse a Pablo Iglesias y Albert Rivera en la tribuna del Congreso y ha salido vivo del encuentro
Además, hay otro cuarto punto que facilita la incorporación del líder de los populares al enfrentamiento: la relación con el líder del PSOE. Desde su cara a cara, en el que Rajoy llamó a Sánchez “mezquino, ruin y deleznable”, después de que éste le dijera que no era "una persona decente”, las relaciones entre ambos están rotas. Ni siquiera un saludo durante la celebración del Premio Cervantes. Evitar volver a sentarse frente a Sánchez podría motivar a Rajoy a sumar al debate a Iglesias y a Rivera, propiciando el fuego cruzado.
Por último, tras meses de negociaciones en donde Pedro Sánchez y Albert Rivera han sido los principales protagonistas, la opinión pública podría no perdonar a un Rajoy escondido mientras Ciudadanos culpa al PP de la ausencia de un acuerdo a tres. El mismo Rajoy aseguraba este domingo que PSOE y Ciudadanos "hicieron imposible" una gran coalición, algo que tendrá que defender ante ellos si no quiere que las culpas se centren sobre su persona en un escenario en el que él no esté presente.
Pese a estas razones, ante una nueva campaña todo es una incógnita. Rajoy es quien tiene la última palabra y no será hasta ya entrados en los más fieros momentos de la contienda electoral cuando el presidente decidirá si acude o no. "El debate es mi medio natural", dijo el presidente en plena campaña para el 20D. Tras cuatro meses, dos ausencias en debates a cuatro y un cara a cara con el líder de la oposición, tendrá de nuevo la oportunidad de demostrarlo.