El Rey ha pedido a sus visitantes, al arrancar la cuarta ronda de consultas para la investidura, que “exploren todas las posibilidades”, de acuerdo con la versión transmitida a los periodistas por Pedro Quevedo, diputado único de Nueva Canarias e improvisado portavoz del sentir de Palacio en estas reuniones. Varios dirigentes tomaron al pie de la letra esta sugerencia del Monarca y no han dudado en transmitir a la opinión pública algunas alternativas para salir del actual embrollo institucional.
Ni la gran coalición, ni el acuerdo con Ciudadanos, ni el gobierno en minoría. El PP no parece avanzar ni un centímetro para lograr la investidura de su presidente. Pablo Casado, portavoz de la formación conservadora, intentó este martes compensar, con unas gotas de optimismo, los gruesos trazos de crudo realismo diseñados un día antes por su correligionario Rafael Hernando.
"La botella está medio llena", dijo Casado, sin apuntar ni un dato sobre el que basaba su esperanzada afirmación. Rajoy no le comenta nada. Ni a él ni a casi nadie de su Comité Ejecutivo. Quizás a Moragas o a Cospedal. Un misterio. Entre estas tinieblas, que ocultan el camino hacia una posible salida, hacia un calendario, hacia un destino, emergen soluciones espontáneas, imaginativas, disparatadas, que algunos dirigentes políticos lanzan sobre los periodistas en busca de un titular o, quizás, de una reflexión.
He aquí media docena de las propuestas más recientes:
Abstención sin fronteras
Como en una epidemia, todos los diputados en bloque, sin fronteras ideológicas ni colores políticas, acuerdan una abstención masiva y sin excepciones en la primera votación de la investidura de Rajoy. Ni un solo voto a favor, salvo los del PP. Rajoy, a continuación, formaría gobierno en minoría, con el apoyo de sus 137 diputados, por lo que estará obligado a negociar cada paso, cada iniciativa que pretenda en la Legislatura. Un gobierno amanillado. La idea es de Ana Oramas, la diputada de Coalición Canaria, que la dejó caer ante la prensa tras su audiencia en Palacio. Un diputado del PNV había sugerido en privado esta misma posibilidad, bautizada como 'abstención técnica' y desvelada por Vozpópuli.
El voto del urinario
Viejo truco a la italiana. Caso de que logre el 'sí' de Ciudadanos y Coalición Canaria, el PP se situaría con 170 diputados a tan sólo 6 de la mayoría absoluta. Bastaría que media docena de diputados se ausentaran de la Cámara en el momento de la votación, quizás rumbo al cuarto de baño, para bendecir la investidura. Es la denominada ‘abstención mínima’, que patrocina el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Existía una variante menos sicalíptica, con acuerdo del PNV, que precisaría tan sólo de un escaño socialista. Fue aquel el momento de gloria del diputado Quevedo, canario suelto que está adscrito al grupo socialista y que por una sola vez votaría en favor del candidato popular. Una victoria por la mínima, que permitiría al PSOE mantener su 'no'. Todavía hay quien se aferra a esta variante como solución desesperada. Se le llama la abstención 'última hora'.
El mirlo blanco a la italiana
La solución 'Monti' es como un Guadiana. Aparece y desaparece. En fuentes socialistas se ha vuelto a mencionar estos días. El Rey, según dicta la Constitución, 'propondrá' un candidato una vez concluida la ronda de consultas. "Propondrá", dice la Carta Magna. No "podría proponer" o "propondría". De no encontrar ahora candidato propicio, don Felipe, atendiendo lo señalado por el texto constitucional, estaría legitimado para proponer un nombre 'imparcial' ajeno al tironeo de la política y consensuado con los partidos mayoritarios. Solana, Pizarro o Piqué son tres nombres que han circulado en estas quinielas para seleccionar al "Monti" español, el mirlo blanco que a todos satisface. Pese a su fatiga y hartazgo con los dirigentes políticos, el Monarca no estaría muy inclinado a esta fórmula, que colocaría en Moncloa a un presidente sin pasar por las urnas.
Jubilación forzosa de Rajoy
Variante surgida al hilo del empeño de Ciudadanos por propiciar la defenestración de Rajoy. En sus respectivas audiencias en Palacio, este jueves, tanto Rivera como Sánchez le plantearían a don Felipe su voluntad de apoyar y abstenerse, respectivamente, a una investidura del líder del PP siempre y cuando el candidato no sea Rajoy. Sacrificio en pareja por el bien de la gobernabilidad. El Monarca, esa misma tarde, transmitiría esta propuesta al presidente en funciones. Ciudadanos cumpliría así con su compromiso de no propiciar la continuidad del presidente 'salpicado' por la corrupción. Sánchez respiraría satisfecho al pasar a su breve y modesta historia como el líder socialista que se cargó a Rajoy. Un sólo fallo en esta sugerencia: llega muy tarde. Rajoy ha salido reforzado del 26-J en tanto que Rivera y Sánchez han perdido votos, escaños y credibilidad ante los suyos. Hace cuatro meses, quizás. Y tampoco.
El 'modelo del éxito' de Susana
Tras ochenta días de pesares y sudores, y alguna investidura frustrada, Susana Díaz se coronó presidenta de la Junta andaluza merced al acuerdo alcanzado con Ciudadanos. Miguel Ángel Vázquez, portavoz del gobierno andaluz, le sugería a Rajoy hace unas horas que "imite el modelo del éxito de Susana". Puso un ejemplo. Le costó mucho a los socialistas aceptar la exigencia del bloque naranja de proceder a una rebaja en el impuesto de patrimonio y sucesiones. Iba en contra de sus principios ideológicos. Y en Andalucía, más. Ha resultado un éxito desde el punto de vista económico y financiero, según comentan. Rajoy debería hacer como la 'sultana' andaluza, acordar puntos de gobierno concretos con Ciudadanos. Nada de enviarles el programa electoral. Cosas distintas son un ejecutivo regional y un gobierno nacional. Con Mariano al frente, el problema es que Ciudadanos no quiere ni sentarse a hablar.
La aritmética municipal
A la espera de la reforma de la ley electoral, o del artículo 99 de la Constitución sobre la investidura, cabría improvisar algunas soluciones. Martínez Oblanca, diputado único de Foro Asturias y fiel socio del PP, muy fatigado de viajar a la Zarzuela sin lograr una solución al puzzle, desveló este martes ante la prensa una solución. Hacer para la Moncloa lo que se hace en los gobiernos municipales. Caso de que nadie logre mayoría absoluta, ni apoyos suficientes, gobierna el partido más votado. Y ya está. Es la solución municipal, que, naturalmente, beneficia al Partido Popular. Al menos, ahora. Tiempo atrás habría resultado benéfica tanto para González como para Zapatero. Con enorme buena voluntad, Oblanca paseó su sugerencia por radios y teles, sin demasiado éxito.