José María Aznar se ha puesto farruco y pelín bronco con el beneficiario de su histórico dedazo, y ha dicho que toma buena nota de aquellos ministros del Gobierno que el jueves noche no se dignaron asistir a la presentación del segundo volumen de sus Memorias, porque tanta ausencia restó brillo y esplendor a la tarea en la que el expresidente anda ahora ocupado por encima de otros menesteres, por encima incluso de la denuncia de los males de la patria mía: vender libros, es decir, mejorar la cuenta de resultados de su amigo José Manuel Lara, que le ha soltado una buena pasta por unas cuitas escritas que al parecer el pueblo llano no aprecia en lo que valen. Sostiene una persona que esta semana almorzó con él, que la incomunicación de Aznar con la cúpula del PP y con la propia Moncloa es tal que el expresidente ve sombras de sospecha en cualquier detalle, intuye afanes de conjura en asuntos nimios, como si no conociera la pasta de la que está construido el andamiaje emocional de Mariano Rajoy Brey, el hombre que le pide tiempo al tiempo. “El resultado es que está jodido y encabronado, porque su orgullo irredento no le permite aceptar que el partido y el Gobierno no estén pendientes de él como si de una prima donna se tratara”.
Total que nuestro franquito, dedo mayestático inhiesto, ha pasado aviso a navegantes: “tomo nota”, casi un “Mariano, en la calle te espero; os vais a enterar”, cosa difícil de entender porque al señorito de Valladolid lo que desde hace tiempo le motiva es hacer dinero, la pasta, el vil metal, de modo que no se comprende –salvada esta hora puntual de vender libros- su afición a turbar la paz de Marianico, teniendo como tiene sus Consejos de Administración en los que desplegar sus saberes. Cuentan que esta semana se multiplicaron las llamadas a Moncloa de altos cargos, secretarios de Estado e incluso ministros preguntando obedientes si era o no pertinente dejarse ver en la presentación del libro del caballero del bigote en el pecho, y que en Moncloa no decían nada, como debe ser, pero torcían el gesto, respuesta concluyente que los demandantes interpretaron al unísono de forma correcta: era mejor quedarse en casa. La anécdota revela la situación de acartonamiento, de fosilización, de falta de democracia interna que asola nuestros partidos.
Dos expresidentes, sin encaje jurídico institucional, que se dedican a ganar dinero en los Consejos de eléctricas
Y si Aznar se ha enfadado con Mariano, Rubalcaba se ha cabreado de lo lindo con Felipe González, porque el sevillano se plantó también el jueves en carne mortal en el Círculo de Bellas Artes de Madrid para presentar su libro “En busca de respuestas, el liderazgo en tiempos de crisis”. Acababa de llegar de Pekín, había almorzado con Lula, se iba a entrevistar con Putin… a este hombre España se le queda pequeño, apenas un punto negro perdido en el universo, y el PSOE le parece un juguete roto olvidado en el desván de los sueños perdidos. De modo que Felipe habló de todo, contestó a todos, y lo hizo con la facundia del tipo por encima del bien y del mal: “Rubalcaba es quizá la mejor cabeza política que tenemos en España, pero tiene un problema de liderazgo de cojones…” vino a decir, y a don Alfredo la cara se le hacía muesca, avinagrada, el gesto torcido de Millán Salcedo en el célebre sketch de la empanadilla de Móstoles del dúo Martes y Trece. He aquí dos ex presidentes sin encaje jurídico institucional alguno que, empotrados en el Consejo de Estado con sueldo ad hoc, se dedican a ganar dinero en los Consejos de las eléctricas, vergüenza, y a tocar los cataplines a sus sucesores, en lugar de usar su expertise y talento, superior al de sus sucesores, en el intento mancomunado de resolución de los graves problemas que afectan al país.
Envites determinantes cara al horizonte de 2015
Tanto Rubalcaba como Rajoy, tanto PSOE como PP, afrontan este fin de semana uno de esos envites aparentemente menores pero que pueden resultar determinantes en el horizonte político de 2015. El cariacontecido líder socialista llega a su Conferencia con el sello del cordero pascual a punto de ser degollado por las jóvenes huestes del partido que, habiendo olido poder, no están dispuestas a permitir mayores dilaciones en esas primarias que pueden encumbrarlos. Rubalcaba, que, a lo Mariano Rajoy, tantos esfuerzos ha hecho por alargar el tiempo, saldrá hoy del Palacio Municipal de Congresos más muerto que vivo, víctima de la letal realidad de unas encuestas que le han condenado: no hay quien salve al líder de un partido mayoritario en la oposición que, con la que está cayendo, esté siquiera un punto, no digamos ya los 7,2 que dice el barómetro del CIS de octubre, por detrás del partido del Gobierno. Alea iacta est.
Don Mariano, por su parte, se presentaba este fin de semana en Córdoba para presidir un cónclave del PP destinado a desvelar uno de esos misterios que alfombran el camino del de Pontevedra: quién será el candidato de la derecha con arrastre bastante para competir con la sorprendente Susana Díaz, un asunto que tiene al PP andaluz en ascuas. Tantas, tan ardientes, que el candidato que no quiere serlo, Juan Antonio Zoido, alcalde de Sevilla, se vino a Madrid hace escasas fechas y se plantó en el despacho del presidente con un razonamiento impecable:
-No podemos seguir así; tenemos que abordar este asunto cuanto antes, Mariano, porque como a ésta se le ocurra por sorpresa disolver y convocar elecciones en Andalucía nos coge en pelota.
-Bueno, yo no veo tanta urgencia. Hay que dar tiempo al tiempo.
-Pues una cosa te digo: si no puedes ocuparte tú, déjame resolverlo a mí…
-¡No me harás eso, Antonio…!
No hay quien salve al líder de un partido mayoritario en la oposición que esté en las encuestas 7,2 puntos por detrás del partido del Gobierno
Perro del hortelano Rajoy recibió el jueves un regalo con lazo de seda de supermario Draghi, gobernador del BCE, en forma de bajada de tipos de interés que de alguna forma viene a consolidar la expectativa española de salida de la crisis, siquiera sea porque toda recuperación reclama una ausencia total de sobresaltos con los tipos. Es verdad que los efectos de ese recorte serán inapreciables en lo que a incentivar el crédito o el consumo privado, entre otros, se refiere, pero también es cierto que la financiación de la deuda pública y de las empresas será más fácil y más barata. Las expectativas de recuperación se confirman. Recuperación a pesar del Gobierno, que no será percibida plenamente por el común hasta 2015. Recuperación que difícilmente dará paso a un crecimiento sólido y sostenido por culpa de un Ejecutivo que, tras haber perdido una oportunidad histórica para haber cambiado España del revés como un calcetín, ha bajado ya la persiana de las reformas, y las que ha acometido las ha dejado a medio hacer, siempre dubitativo y medroso, el freno de mano echado, lo mínimo imprescindible en reforma laboral, en seguridad social, en pensiones, pero lo máximo posible en subidas de impuestos y cotizaciones sociales, entregado de hoz y coz a la esperanza de una recuperación que le lleve en volandas hacia el éxito de una segunda legislatura, incluso con mayoría absoluta.
El PSOE y su bala de plata en la recámara
Y la jugada podría perfectamente salirle. Podemos tener Rajoy para rato, sobre todo si en la acera de enfrente llegaran a mostrarse incapaces de solucionar la aguda crisis existencial que aqueja al socialismo hispano. El PSOE guarda una bala en la recámara, la bala de plata de una cara nueva capaz de sacar a tanto votante socialista desencantado de su letargo. Una bala, en cualquier caso, arriesgada. Lo dijo Felipe el jueves: “no es fácil acertar a la primera, sea quien sea [el elegido]… Las travesías del desierto suelen ser un poco más largas que los dos años transcurridos desde que el PSOE salió del Gobierno, y aunque en épocas de crisis generalizada se pueden acortar, no estoy seguro de que eso sea así”. Arriesgada sobre todo si de la recámara PSOE saliera un nuevo estulto Zapatero, un tipo radicalizado –que los hay en la paleta del partido-, anclado en una concepción de la economía y la sociedad más cercana al estatismo soviético que a la socialdemocracia europea.
Ni en el Ifema madrileño ni en la Córdoba sultana se abordará el nudo gordiano del drama español, que no es otro que esa regeneración de las instituciones que debería acompañar como condición imprescindible las reformas económicas necesarias para superar la crisis. La crisis política sigue, pues, su curso, insensibles los partidos mayoritarios a una demanda que ya comienza a ser clamor. Lo dijo Rosa Díez el miércoles, en la presentación del documento “el coste de la no-España”. Para la líder de UPyD es innegociable “una reforma de la Constitución, listas abiertas, la creación de reguladores independientes y separados, el correcto uso de las instituciones y el desarrollo de una economía no basada en el capitalismo de amigos, con el poder político cual cómplice de la oligarquía”. Imposible no lamentar la ausencia de una derecha liberal en España capaz de abordar con decisión y patriotismo tan revolucionario reto. Estamos amarrados a un Gobierno de administradores sin rumbo, de tecnócratas sin proyecto político. Meros gestores medrosos sin idea del momento histórico que vivimos. La vacuidad intelectual de la derecha española es sencillamente una desgracia.