Mariano Rajoy está protagonizando una de las campañas electorales más intensas que se recuerdan. Dos actos al día con presencia en prácticamente todas las comunidades. Un mensaje moderado pero contundente, centrado en la recuperación económica y sin atacar frontalmente a ninguno de los rivales. Y una novedad: mucho paseo callejero y mucho encuentro con la gente, como en los viejos tiempos.
El equipo del PP asegura que el presidente del Gobierno está tranquilo y confiado. Sabe que las mayorías absolutas han volado, que tocará negociar y pactar en muchas circunscripciones si se pretende mantener el Gobierno de comunidades y ayuntamientos. Pero también confía en que el voto útil relance finalmente a su partido y no opte por la fuga hacia otras formaciones, como señalan algunos sondeos. También comenta que los partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos, han tocado techo y están en fase decadente. "La campaña se les ha hecho muy larga", comentan en los cuarteles generales del PP.
Rajoy transmite confianza a su gente, consciente de que van a llegar momentos muy duros pero que el día 25 el PP podrá aparecer ante los españoles como la fuerza política más votada
Rajoy transmite confianza a su gente, consciente de que van a llegar momentos muy duros pero que el día 25 el PP podrá aparecer ante los españoles como la fuerza política más votada. Madrid, Valencia y Castilla-La Mancha centrarán el foco de atención de dirigentes y observadores. Serán el barómetro fundamental para colegir qué partidos avanzan y cuáles han retrocedido. Son plazas de enorme valor simbólico. Las tracking electorales anuncian variaciones continuas. "Esto es un diente de sierra, hay días que subimos y otros bajamos. Todo está muy volátil", comentan los expertos del PP.
El voto oculto, clave
Los indecisos tienen la última palabra y se centran, fundamentalmente, en un sector del electorado que en su momento se inclinó por las dos fuerzas tradicionales, es decir, PP y PSOE. Casi cuatro de cada diez españoles no saben si acudirán a las urnas y, de hacerlo, no confiesan a qué partido votarán. Este porcentaje impide sacar demasiadas conclusiones, aseguran los analistas.
El denominado voto oculto del PP, es decir, aquellos que en su día optaron por apoyar a Rajoy y ahora no revelan qué harán el próximo domingo, cabalga por encima del 30% en algunas regiones o ciudades cruciales. Por ejemplo, en Madrid y Valencia sobrepasa el 35 por ciento en tanto que en otras zonas como Aragón, Baleares o Castilla-La Mancha casi roza el 40 por ciento. Imposible sacar conclusiones por adelantado. La situación es más impredecible que nunca.
La campaña del PP ha sido muy eficaz, con un Rajoy volcado plaza a plaza, y el refuerzo de Aznar que ha protagonizado mítines restallantes, como el de Zaragoza, particularmente intenso
En Génova, por eso, se confía en una recuperación del voto en el último momento. La campaña del PP ha sido muy eficaz, con un Rajoy volcado plaza a plaza, y el refuerzo de Aznar que ha protagonizado mítines restallantes, como el de Zaragoza, particularmente intenso. O el de Madrid, donde acompañó a su esposa, Ana Botella, en su despedida, y donde deslizó algunos pasajes críticos hacia su formación: "Han pasado cosas, muchas ingratas e injustas", dijo el expresidente, quien respaldó con pasión la labor llevada a cabo por la hasta ahora alcaldesa madrileña. Y sacudió con estruendo a la izquierda: "Miren lo que está pasando en Andalucía. Dios mío, si eso es lo mejor que tienen, cómo será lo peor". Y una caricia a Ciudadanos: "Nadie puede agarrarse a lo primero que pasa, las elecciones no son un concurso de modelos".
Aznar ha hecho vibrar a la parroquia más identificada con el PP tradicional, que se siente muy alejada de Rajoy y de sus planteamientos ideológicos. De eso se trataba, de mantener a los de ahora y de recuperar a los escépticos, desilusionados o cabreados. Rajoy y Aznar han funcionado a la perfección en esta campaña, sin críticas ni tensiones.
Rajoy está ofreciendo una imagen serena e institucional, pero mucho más próxima a la gente que en otras ocasiones. Dicen los estrategas de la campaña del PP que el presidente del Gobierno está encantado con el contacto con la gente, con sus paseos por las calles, con esa actitud de candidato de a pie. "Si lo hubiera hecho más en estos tres años, nos habría ido mucho mejor", apuntan algunos. Rajoy se encuentra cómodo en el papel de 'no candidato' que apoya con pasión a los suyos. Está convencido de que, pese a que el domingo le toca al PP recibir un varapalo, no será tan duro como anuncian las encuestas. Y confía en que ni Ciudadanos ni Podemos logren arrancar el número de votos que anuncian los estudios demoscópicos.