Menos economía y más política, han clamado en las últimas semanas barones y veteranos dirigentes del PP tras el batacazo de las europeas. Y han subido el tono tras el patinazo de la reforma fiscal de Montoro. En el comité ejecutivo de ayer, Mariano Rajoy cedió levemente a esas demandas, sin mayores compromisos. Habló, eso sí, de la apertura de una 'agenda de calidad democrática', que no es más que poner en marcha una serie de debates sobre determinados asuntos hasta ahora postergados. Una especie de 'reformismo súbito', por el momento en el estricto plano de lo teórico y con remotas posibilidades de transformarse en medidas palmarias, según fuentes del partido.
El primero de la lista es la reducción del número de aforados, al hilo de la polémica suscitada en torno al rey don Juan Carlos. Diez mil aforados son una enormidad. Inédito en Europa, donde lo usual es que sólo el jefe del Estado goce de este privilegio jurídico. También se han mencionado otras iniciativas en la línea de la transparencia y la lucha contra la corrupción o la elección directa de alcaldes. Incluso se ha repescado el proyecto de reducir el número de alcaldes y de municipios, prometido ya por el propio presidente del Gobierno hace dos años y que volvió subrepticiamente al cajón. Todos ellos asuntos recurrentes que no lograban traspasar los límites de lo meramente enunciado.
Preocupación electoral
"Al menos dicen ahora que abrirán debates sobre asuntos que antes ni se osaba mencionar", confesaba ayer un destacado barón muy preocupado con el horizonte electoral del partido. Aunque Rajoy se mantiene en sus trece, es decir, prioridad absoluta a la economía y al 'incendio' del soberanismo catalán, al menos ahora admite que "nos hemos dejado algunas plumas" y que es el momento de abordar asuntos hasta ahora desplazados de la agenda del PP. Las palabras del presidente, a puerta cerrada como es habitual, fueron recibidas con cierto escepticismo por los miembros de la dirección, que permanecieron silentes sin interponer preguntas ni solicitar el uso de la palabra... "Cuando lo vea, me lo creeré", confesaba la fuente antes mencionada.
Dolores Cospedal, que ayer hizo doblete, en la Escuela de Verano de Faes y en Génova, fue más explícita al señalar que "nos han barrido de ciertos debates y hay que recuperarlos". En pocos días se podrá constatar si esa "agenda de la calidad democrática" de Rajoy va en serio. En la Escuela de Verano del partido se incluirán algunos de estos asuntos, que deberían transformarse en algo concreto y no en mera elucubración.
Nervios, temores y cambios
Tanto en el Gobierno como en el partido se respira una enorme inquietud ante la cita electoral de mayo. Está en juego el poder territorial y los sondeos no auguran buenas noticias para la formación de Rajoy. Se habla de tomar medidas en los órganos de dirección del partido y de proceder a cambios de candidatos en derminadas comunidades y municipios.
El principal objetivo es movilizar el voto propio, que en las europeas se quedó en casa. El 'arriolismo' insiste en proseguir con el discurso de la recuperación económica. Pero Cospedal se ha anotado ahora un pequeño triunfo. Hablar de reducción del número de diputados y de acabar con organismos duplicados es lo que ella ha llevado a cabo en Castilla-La Mancha con excelentes resultados en los comicios europeos.
Cospedal ha sido objeto de una seria campaña de hostigamiento por parte de algunos barones tras el tropezón en las europeas. Determinados dirigentes autonómicos reclamaron su cabeza a Rajoy, convencidos de que los malos resultados pueden repetirse en las municipales. El presidene del Gobierno y del partido les respondió con un apoyo firme y sin fisuras a su secretaria general. Empiezan a aflorar los nervios y los temores en el PP. La reacción de ayer de Rajoy evidencia que algo se mueve donde hasta ahora todo era estático hasta la petrificación. En septiembre, quizás, se completen esos cambios que algunos anuncian y muchos desean.