España

Rajoy utiliza su cesión en el Congreso para presionar a Pedro Sánchez en la investidura

Rajoy renuncia a la batalla perdida de la presidencia del Congreso y lo vende como voluntad de negociación frente a las "urgencias personales" de Pedro Sánchez. El líder del PP retrasa el Congreso Nacional y echa mano de la vieja guardia: Villalobos, Camacho y Arenas tendrán sillón en las mesas del Congreso y el Senado.

  • El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en una comparecencia en La Moncloa.

Rajoy renuncia a dar la batalla por la presidencia del Congreso. La tenía perdida. Ciudadanos se fue del lado del PSOE. Pero el PP conserva su mayoría en esa instancia y vende una retirada como un gesto de su voluntad de diálogo y entendimiento. Hace tan sólo unos días, Rajoy le reprochaba al PSOE que no puede aspirar a presidir el Congreso o el Gobierno un partido "que tan sólo tiene 90 escaños". En política, la palabra nunca significa hasta mañana. El presidente del Gobierno en funciones optó por no presentar candidato para no evidenciar la derrota. La presidencia, para el PSOE, que se queda con dos sillones, el PP se hace con tres y Ciudadanos y Podemos con dos cada uno.

Victoria leve para Rivera, que con el partido menos votado de los cuatro grandes logra dos puestos en la Mesa. El PP dio por bueno este inicial escarceo, pese a la aparente derrota. Primero, porque la suma de PP y Ciudadanos permite una mayoría de centro derecha en el timón del Parlamento con lo que convierte la figura de Patxi López en una especie de 'reina madre' ornamental ya que PSOE y Podemos suman tan sólo cuatro. Y en segundo lugar, porque utilizarán esta voluntad de alcanzar acuerdos para presionar a Pedro Sánchez de cara a la investidura. Será el líder del PSOE el único el culpable de que haya que volver a las urnas. En los asistentes a la Junta de Génova se apreció, sin embargo, cierta desolación en el hecho de que los nombres impulsados a encaramarse en los puestos nombres de las Cámaras fueran Celia Villalobos, Alicia Sánchez-Camacho o Javier Arenas. La vieja guardia sigue en pie. Rajoy aceptó el pacto y decidió retirar la candidatura de Jesús Posada a la presidencia para mantener la mayoría en esa instancia fundamental. 

"Si todo lo que tenemos que ofrecer es a Celia Villalobos y a Javier Arenas, estamos perdidos", lamentan algunos militantes

"Hemos escuchado el mensaje que nos han enviado las urnas", explicó Rajoy a sus desolados capitanes, reunidos en la tarde del martes en Génova. "Los españoles nos han dicho muy claro que tenemos que entendernos, que tenemos que escucharnos y nosotros hemos escuchado y estamos dispuestos a entendernos". Un Rajoy en clave contemporizadora, dialogante y con la mano tendida para alcanzar acuerdos quiso dejar sentados dos puntos básicos: es el partido más votado el que tiene que gobernar y se pueden llegar a acuerdos con todos salvo con aquellos que no respetan las leyes y el orden constitucional. Y efectuó un repaso minucioso del panorama sobre las diversas posibilidades de lograr una amplia base parlamentaria que permita afrontar los grandes retos y reformas, desde "un gobierno de todos hasta el apoyo parlamentario, un programa concertado, un plazo convenido"...  Todas valen si ese gobierno, que estaría respaldado por las tres cuartas partes de la Cámara, se sustenta en las fuerzas que defienden puntos básicos de nuestra convivencia, como son la soberanía nacional, la igualdad entre los españoles y la unidad de España.

Todo es ahora posible, todo se puede negociar. El único problema es que Rajoy y Sánchez no se hablan. El líder del PSOE reconoció que había conversado con Rivera y con Iglesias para el acuerdo del Congreso. Uno de los dos ha de ceder, si se pretende evitar la celebración de nuevas elecciones. Rajoy lo tiene muy claro, tienen que pactar quienes comparten la defensa de nuestra convivencia y nuestra Constitución.

El PP dialoga, es capaz de renuncias, como la de la presiencia del Congreso. Rajoy lo quiso evidenciar muy claramente para, a continuación, centrarse en un tono de enorme dureza hacia Pedro Sánchez: hay otros dirigentes que por 'urgencias personales' son capaces de engañar a la gente, de prometer lo que no es posible, lo que no se puede cumplir. "He oído a Pedro Sánchez que hay que hacer una reforma constitucional para construir un Estado federal. ¿Qué les va a dar a los que están planteando la liquidación nacional? ¿Qué votos tiene usted en el Congreso y en el Senado para hacer una reforma de la Constitución?", señaló Rajoy. Por primera vez también dirigió un obús de grueso calibre a un posible acuerdo entre PSOE, Ciudadanos y Podemos, algo que consideró factible en lo aritmético y poco inviable en lo ideológico. "Sería un gobierno a ninguna parte, no duraría demasiado e iría en contra de la voluntad de los españoles".  

Un horizonte económico inquietante

Un repaso a los negros nubarrones del horizone económico intrernacional fue el respaldo necesario para redondear la necesidad de un acuerdo imprescindible y rápido. "Necesitamos tener suerte", dijo Rajoy, consciente de que el tiempo pasa y el horizonte sigue preñado de incertidumbres. Y retornó a su propuesta de gobierno de amplio apoyo parlamentario PP-PSOE-Ciudadanos, que suman dos terceras partes del Congreso, lo suficiente para salir del atolladero. "No son aceptables las equidistancias, subrayó en dirección al PSOE, porque no es lo mismo quien defiende la ley que quien pretenden violarla". Un par de veces hizo Rajoy referencia a los 'intereses' o 'urgencias' personales de Pedro Sánchez, a quien no mencionaba, por lograr acuerdos que le faciliten el camino a La Moncloa. Incluso dejó caer que 'quizás piense que si no es ahora no lo conseguirá nunca', en golpe bajo, mirando a la lideresa del sur. 

El Congreso Nacional, el de la renovación prometida, no se celebrará hasta que no se hayan superado 'los actuales problemas'

El acuerdo para la composición de la nueva mesa del Congreso puede anunciar escenarios de futuro. El PP ya ha dado el primer paso, comentan fuentes de Génova. No va a presentar candidato a la presidencia, que la sabe perdida. Se queda con dos vicepresidencias, en las personas de Celia Villalobos y Rosa Romero, y una secretaría, para Alicia Sánchez-Camacho. En el Senado repite Pío García Escudero, hombre de temple y firmeza, que tendrá que jugar un papel muy destacado en la nueva legislatura, ya que el PP tiene la mayoría en la Cámara Alta. Javier Arenas se incorpora como secretario. Rajoy siempre se acuerda de sus leales. Le toca ahora jugar la partida a Sánchez. Y ha de hacerlo en la direción adecuada, para conformar un gobienro "viable y coherente".

La renovación, en la fresquera

Rajoy ha animado a su partido a transmitir la idea de que ahora toca esperar. No se celebrará el Congreso Nacional, el de la renovación prometida, hasta que no se hayan superado 'los actuales problemas'. Es decir, al menos hasta el verano, tal y como ya había anunciado tiempo atrás. José María Aznar había reclamado la celebración urgente de un Congreso 'abierto'. No habrá tal, por ahora. Todo el aparato del partido se mantendrá en posición de espera, y no tendrán lugar tampoco los respectivos congresos regionales hasta que se haya despachado el nacional. No todos en el PP entienden esta actuitud, que Rajoy defiende al señalar a los del partido de enfrente, un PSOE erizado de tensiones y de trifulcas internas. Una sensación de melancólica abulía se apodera de algunos dirigentes del partido, que ven cómo se les escapan los resortes del poder. Este miércoles será el Congreso. Dentro de unos días, ¿quizás La Moncloa? Quienes esperaban algún tipo de impulso o de paso adelante de su líder, resultaron decepcionados. "Si todo lo que tenemos que ofrecer es a Celia Villalobos y a Javier Arenas, estamos perdidos", comentaban en relación a las designaciones de Rajoy para Congreso y Senado. 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Dona ahora Vozpópuli