En 20 años, Manuel Mestre (Almería, 1952) ha pasado de caminar por la destartalada Chicken Street de Kabul a la moqueta del Parlamento de la mano de Vox. La calle más comercial de Afganistán tenía antigüedades, chucherías, alfombras, joyas, cientos de especias y obras de arte.
A pesar del nombre con el que la bautizaron los americanos, allí no había ni un solo puesto de pollos. En sentido figurado, Mestre se los encontró más tarde en el Congreso de los Diputados. "Sufro mucho con las broncas y los insultos continuos en las comisiones y sesiones de control, no estoy acostumbrado", reconoce a Vozpópuli.
Fue el primer oficial español en poner un pie en Kabul. "El Ala 31 del Ejército del Aire fue la primera unidad militar española que llegó a Afganistán en la tarde del 26 de enero de 2002 en el marco de la misión ISAF de la ONU. Yo era el jefe en aquel momento y fui el primero en bajar de uno de los tres aviones que llevábamos cargados con 350 militares del Ejército de Tierra", explica.
Al aterrizar nos encontramos con aeronaves destrozadas y quemadas, socavones en la pista... Ya estaban en guerra"
"Me sorprendió sobrevolar el macizo montañoso del Hindu Kush, entre Afganistán y el noroeste de Pakistán. Nuestros aviones nunca habían volado tan cerca de los picos. Al aterrizar nos encontramos con aeronaves destrozadas y quemadas, socavones en la pista... Ya estaban en guerra. Había un barracón en muy malas condiciones y allí es donde se quedaron nuestros soldados. Luego mejoró", describe.
Aunque nunca se ha quedado en el país durante estancias muy prologadas, Mestre ha estado en Afganistán una veintena de veces. Las suficientes para vivir todo tipo de experiencias. Hasta un terremoto. "En Navidad teníamos costumbre de llevar productos españoles a los soldados y a los locales. Había muy buena relación con los intérpretes y traductores", resalta. "Pero también he visto de cerca a varios soldados heridos. La operación Anaconda causó muchas bajas en el Ejército americano y presenciamos todo tipo de situaciones", dice.
Balance de la misión y 102 víctimas
Una vez, recuerda, estando en una de las bases con el entonces ministro de Defensa Federico Trillo, comenzaron a proliferar explosiones en las montañas de los alrededores.
-Coronel, ¿eso que se ve allí qué es?, preguntó el ministro.
-Ministro, eso que se ve es la guerra, respondió él.
"Estos días muchos militares y sus familias se están preguntando si todo esto ha merecido la pena. Quiero decirles que sí. Quiero tener un reconocimiento para las 102 víctimas y sobre todo para las del trágico accidente del Yak-42. Su objetivo era trabajar por la paz y, al menos durante los últimos 20 años, las cosas han funcionado mejor. Su esfuerzo y sacrificio han valido la pena, tienen sentido, y son un ejemplo y un orgullo para todos los españoles", afirma.
Se afilió a Vox en 2018
Tras una larga carrera militar de la que ya está retirado, Mestre decidió alistarse en las filas del partido liderado por Santiago Abascal en 2018.
"Me afilié a Vox por muchas razones, pero la gota que colmó el vaso fue ver como una persona que se hace llamar cómico se sonó los mocos con la bandera de España. Para los militares, la bandera y la nación son muy importantes y me pareció una ofensa terrible", cuenta. Se refiere a la escena protagonizada por Dani Mateo en el programa El Intermedio de La Sexta.
El 10 de noviembre del año siguiente se convirtió en diputado por la provincia de Alicante. "Vivo allí desde hace tiempo y un familiar me puso en contacto con el comité provincial. Fueron ellos quienes elevaron mi candidatura al comité nacional y pronto hablé con Santiago Abascal", apunta.
Entonces estaba cursando Humanidades en la Universidad de Alicante. "Estaba en segundo curso y me llevaba muy bien con mis compañeros pese a la diferencia de edad. Cuando supieron que iba a ser diputado, un grupo de ellos me recibió en clase con aplausos. Me emocioné mucho", comenta. Su idea es terminar los años que le quedan de carrera cuando salga de la política.
"El Congreso tiene mucha performance"
"El Congreso tiene mucho de performance y de reproches enlatados. La mayoría de las veces no se contesta realmente a lo que se está preguntando y es frustrante registrar miles de iniciativas parlamentarias y que solo salgan adelante un puñado de ellas. Creo que el funcionamiento del poder legislativo tiene margen de mejora. Encuentro que su papel está muy disminuido con unas mayorías socialcomunistas que aplican el rodillo para todo", critica.
Salva de la quema a su grupo parlamentario. "Yo me puedo tomar un café con un diputado del PP, del PSOE y de Unidas Podemos. Lo hago y no tengo problema. Pero es cierto que la buena relación que hay entre los 52 diputados de Vox no la percibo en otros grupos. A veces parece el escuadrón donde estaba destinado", compara.
Según Mestre, el hecho de que haya personas que han trabajado fuera del ámbito de la política es un fenómeno que viene a dignificarla. "Creo que es positivo que ciudadanos normales entremos en política porque está totalmente denostada", opina. Preguntado por las múltiples polémicas en el Congreso y redes sociales protagonizadas también por los nuevos partidos, incluido el suyo, Mestre asegura que no es partidario de la "polarización". "Ni soy polémico ni me gusta la polarización. Creo que la estrategia de la izquierda ha sido dividirnos mucho en los últimos años", responde.
"Yo estaba tranquilo en mi casa, vivo al lado de la playa y tengo cerca a familiares y amigos. Si me he metido en política es porque quise hacer lo que fuese justo para la situación del país. Quiero hacer lo que es justo aunque me vayan a criticar por ello", defiende.
Refugiados afganos
En cuanto a la posición de Vox sobre los refugiados afganos, que prioriza su reubicación en países limítrofes pero no europeos, Mestre considera que "se debe cumplir con la ley". "Existe una legalidad vigente en cuanto a acoger refugiados políticos y hay que respetarla. Si una persona cumple con los requisitos creo que hay que acogerla. Dicho esto, hay que poner en relieve el choque cultural que puede suponer en algunas ocasiones. Tenemos ejemplos en muchos barrios de París", plantea.
Y concluye: "Me gustaría aclarar que Vox no está en contra de la inmigración, sino de la inmigración ilegal y sin control alguno. En el Congreso se nos ha acusado de querer que la gente muera en el Mediterráneo. A mí eso me duele porque ni soy eso, ni lo he sido, ni me parezco a eso".