España

De Qatar a Belgrado: Moratinos asesora a Serbia en la recta final de su integración en la Unión Europea

El exministro de Asuntos Exteriores colabora con el Gobierno de Tomislav Nikolic, que afrontará en diciembre negociaciones clave con Bruselas. El jefe de la diplomacia de Zapatero promueve entre países de América Latina que se opongan a reconocer la independencia de Kosovo. Domina el uso del serbio tras su etapa como embajador.

  • El exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos fue embajador de España en Yugoslavia entre 1980 y 1984.

El exministro socialista de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos dijo la pasada semana durante la recogida de un galardón del Gobierno de Serbia que tal distinción refleja la especial relación que él tiene con el país eslavo, al tiempo que advirtió a sus ciudadanos de que aún pueden contar con su apoyo. Y es que detrás de estas palabras y del reconocimiento otorgado por el Ejecutivo de Tomislav Nikolic se esconde una labor de asesoramiento a la principal heredera de la antigua Yugoslavia para alcanzar su integración en la Unión Europea.

Según ha podido saber Vozpópuli de fuentes solventes, la entrega ahora de dicha condecoración, después de que el decreto de su concesión fuese promulgado el 22 de febrero de 2013, guarda relación con la ayuda consejera que está prestando a Belgrado el que fuera jefe de la diplomacia de José Luis Rodríguez Zapatero.

Desde su salida del Ejecutivo en octubre de 2010, Moratinos también ha asesorado al emirato de Qatar en un proyecto para luchar contra el hambre, el denominado Programa Nacional de Seguridad Alimentaria impulsado por el jeque Tamim ben Hamad Al Thani. Previamente, el extitular de Exteriores había fracasado en su aspiración de dirigir la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Su influencia en el PSOE en estos momentos es residual y su nombre sólo ha sonado como integrante, junto a Odón Elorza y Beatriz Talegón, de Foro Ético, movimiento que reclamó sin éxito en el último cónclave socialista tanto la celebración de primarias a comienzos de 2014 como otro sistema de elección de órganos “politizados”, entre ellos el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Moratinos mantiene estrechos lazos con Serbia desde que fuera embajador de España en Yugoslavia entre 1980 y 1984. Además, en 2009 fue también reconocido como Ciudadano de Honor de Belgrado por sus aportaciones a la causa europeísta.

Su influencia en el PSOE es residual en estos momentos. Integra, junto a Odón Elorza y Beatriz Talegón, el movimiento Foro Ético, plataforma que reclamó sin éxito primarias a comienzos de 2014 en el último cónclave socialista

Ahora, el exministro ha recibido la Orden de la bandera serbia de primer rango, una de las más altas distinciones del país, por sus “méritos particulares en el desarrollo de las relaciones internacionales y la amistad de los pueblos de la República de Serbia y el Reino de España”. Se trata ésta de la versión oficial, pues lo que el Gobierno de Nikolic agradece a Moratinos es, sobre todo, su implicación en que Serbia ingrese en la Europa de los 28, apuntan las fuentes antes citadas.

Desde Belgrado saben que los próximos meses serán determinantes para el futuro de sus aspiraciones comunitarias y quieren aprovechar sus más significados contactos en la diplomacia europea e internacional, como es el caso de Moratinos. En Serbia esperan que el próximo 20 de diciembre, después de la sesión del Consejo de Europa, se mantenga la primera conferencia intergubernamental entre el país eslavo y la UE para iniciar antes de que acabe el año las negociaciones formales sobre la adhesión.

Además de hacer lobby a favor de Serbia entre diplomáticos europeos, Moratinos también mantiene un papel activo a la hora de promover en América Latina el rechazo al reconocimiento de la independencia de Kosovo, autoproclamada en febrero de 2008. En su discurso, pronunciado en serbio, con motivo de la entrega del galardón, el exministro socialista incidió en esta cuestión y destacó: “Mi país, mi gobierno, mi ministerio, y yo personalmente, hemos sido sometidos a presiones discretas y encubiertas y a chantajes de todo tipo, pero ninguna de estas presiones podrían cambiar la actitud española con respecto a Kosovo y su independencia”.

España y el desafío de Cataluña

Se da la circunstancia de que España es uno de los cinco socios de la Unión Europea --además de Grecia, Chipre, Eslovaquia y Rumanía-- que no reconocen la secesión de Pristina. No obstante, el acuerdo de normalización de las relaciones sellado por Serbia y Kosovo la pasada primavera ha facilitado el camino que recorren ambas partes hacia la integración comunitaria.

Con respecto a Kosovo, Bruselas acaba de iniciar las negociaciones de un acuerdo de asociación, paso previo al proceso de adhesión, que finalizarán en la primavera de 2014. La UE ha optado por una fórmula particular para que los parlamentos de los socios que no reconocen a la ex región serbia no tengan que pronunciarse sobre dicho acuerdo de asociación.  

En el caso de España, el Gobierno de Mariano Rajoy ha argumentado que no acepta “declaraciones unilaterales de independencia” como la de Kosovo. Detrás de ello, aunque el Ejecutivo niega relación alguna, está el desafío secesionista lanzado por Cataluña. Uno de los socios del Gobierno catalán, Esquerra Republicana (ERC), ha planteado incluso seguir la vía Kosovo (la de declaración unilateral si no hay consulta) en su hoja de ruta hacia la plena autodeterminación.

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