Visiblemente nervioso y con documentos en la mano que consultaba para responder, Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, ha declarado este lunes como querellado durante cerca de una hora para responder a las acusaciones de haber comercialización preferentes en 2009 para ocultar la grave situación de insolvencia de la entidad. Durante su comparecencia, el que fuera máximo responsable de la entidad durante trece años ha seguido una línea de defensa clara: echar balones fuera. Según aseguró al magistrado, al fiscal y a los cerca de 40 abogados que asistieron a su testimonio, ni el Banco de España ni la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) pusieron objeciones en su día a la venta de este producto, y, además, si hubo carencias en la información que se transmitió a los clientes, fue únicamente responsabilidad de los departamentos de marketing, comercial y cumplimiento normativo del propio banco, que fueron los que elaboraron y supervisaron el tríptico con el que se informó a los interesados en comprarlas. "Un jubilado no es un ignorante financiero", llegó a afirmar según fuentes jurídicas.
El peso del 95% del interrogatorio al que fuera máximo responsable de Caja Madrid lo ha llevado el fiscal Alejandro Luzón, después de que el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4, Fernando Andreu, que en su momento quiso inhibirse en la causa, no realizara ninguna pregunta y Blesa anunciara que no iba a contestar al resto de abogados personados en la causa. El representante del Ministerio Público comenzó preguntando al expresidente de Caja Madrid por las recomendaciones que entre 2003 y 2009, fecha de emisión de las preferentes, hizo a la entidad el Banco de España. En este sentido, Blesa destacó que si el supervisor no intervino entonces fue porque Caja Madrid estaba "bien gestionada". No obstante, admitió que el regulador envió una carta a finales de 2006 que él mismo hizo llegar al Consejo de administración en el que se contenían dos recomendaciones sobre los riesgos crediticios asumidos por la Caja aunque no supo explicar por qué no se aplicaron hasta dos años después de la misiva.
De los 82.000 clientes a los que se vendieron preferentes, un 43% era mayor de 65 años, Blesa se escudó en que "los clientes son responsables de no leer el tríptico" con la información
Sobre la comercialización de las preferentes, Blesa admitió que su objetivo era "fortalecer los recursos propios del grupo" aunque resaltó que la solvencia estaba asegurada con más de 2.000 millones de euros por encima del límite. Pese a ello, destacó el éxito que supuso vender 1.300 millones de euros en preferentes la primera jornada y hasta los 2.200 millones dos días después. Preguntado por el fiscal por qué de los 82.000 clientes a los que se les vendieron, un 43% eran personas mayores de 65 años, el expresidente de Caja Madrid se defendió asegurando que "los clientes son responsables de no leer el tríptico [con la información]". En este sentido, recalcó que el folleto fue aprobado en su día por la CNMV y que cuando esta entidad recomendó en junio de 2010 la conveniencia de que no se vendieran a clientes con perfil conservador, él ya se encontraba fuera de la dirección. "No se puede decir que un minorista sea un ignorante financiero. Un jubilado que cobra su pensión tampoco lo es", aseguró, según señalaron a este diario fuentes jurídicas presentes en el interrogatorio.
Un bonus por venderlas
De todos modos, Blesa aseguró que él no tuvo ninguna participación en la elaboración de la información que se trasladó a los clientes del banco para ofrecerles el polémico producto financiero y descargó la responsabilidad de ello en los departamentos de marketing, comercial y de cumplimiento normativo. También señaló que los responsables de las oficinas eran los más indicados para conocer si el cliente se ajustaba la perfil del producto. Sobre el bonus del 3% que el banco pagó a sus trabajadores en la sucursales para venderlas y que pudo mover a éstos a volcarse en comercializar este producto tóxico, Blesa aseguró que dicho incentivo fue también fijado por la dirección comercial, y que ni él ni el Consejo que presidía tuvieron nada que ver.
El expresidente de Caja Madrid señaló a los departamento de marketin, comercial y cumplimiento normativo del contenido del folleto sobre las preferentes que se repartió a los clientes del banco
El expresidente de Caja Madrid también afirmó que cuando la agencia Moodys rebajó la calificación crediticia de la entidad se dieron instrucciones para que se informara de ello a los clientes en las sucursales y pudieran retirar su dinero: "Todo aquel que fue a preguntar, se le explicó". No obstante, Blesa insistió que mientras él estuvo al frente del banco siempre se pagaron los intereses a los inversores. De hecho, culpó a la fusión 'fría' en la que se embarcó posteriormente Caja Madrid con otras entidades empujada por el Gobierno lo que provocó que se dejaran de abonar.
El sindicalista y Díaz-Ferrán
Tras Blesa, comparecieron ante el juez Andreu otros dos miembros del Consejo. El primero, Gonzalo Martín Pascual, representante de UGT y que admitió que sus conocimientos de banca eran nulos, aseguró que en los consejos a los que acudía nunca recibió información detallada sobre las recomendaciones que el Banco de España hacía, y que los datos que le llegaban en este sentido era siempre "verbales e incompletos". También afirmó que en sus intervenciones, Blesa les transmitía tranquilidad y siempre insistía en la solvencia de la entidad. El representante de UGT afirmó que se les informó de las preferentes sólo un mes antes de su comercialización y que el Consejo al que pertenecía no intervino en cómo se hizo. De hecho, insistió en que a los miembros sólo se les informaba con 24 o 48 horas de antelación de qué temas se iban a abordar en estas reuniones.
En parecida línea se manifestó el tercer compareciente de este lunes: el expresidente de la CEOE y hoy preso Gerardo Díaz Ferrán. El que fuera máximo responsable de los empresarios insistió en que nunca supo nada sobre las recomendaciones del Banco de España y que, de hecho, durante todo 2009 sólo asistió a una reunión del Consejo. En el resto, delegó su voto en el propio Blesa. Díaz-Ferrán aseguró que entonces estaba centrado en los problemas financieros por los que pasaban sus empresas tras el "expolio" que había sufrido en Aerolíneas Argentinas y en la negociación de la reforma laboral en la que participaba junto al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y los sindicatos. El expresidente de la CEOE incluso afirmó que no supo lo que eran las preferentes "hasta hace poco".