Todo comenzó en 1983. Entre ese año y 1994, las monjas de la orden de San Juan de Jerusalén del Real Monasterio de Santa María de Sijena, en Huesca, vendieron 97 obras de arte a la Generalitat y al Museo Nacional de Arte de Cataluña. En los últimos veinte años de litigios, la Justicia determinó que la venta fue ilegal y que los frescos debían ser devueltos.
De estas 97 obras, 51 fueron ya entregadas por la Generalitat el año pasado y 44 deberán retornar como máximo este lunes, cuando acaba el plazo dado por un juzgado a Cataluña. Las otras dos se perdieron, aunque habrá reclamación judicial por ellas.
Antes de las 22.00 horas del lunes, la Generalitat deberá entregar 44 piezas que se encuentran en el Museo Diocesano de Lérida, en un día en el que responsables del Gobierno Aragón y del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena ya han anunciado que acudirán al cenobio a aguardar su regreso.
El Gobierno de Aragón pidió hace dos días a la jueza, Carmen Aznar, que permitiera entrar a técnicos, con el auxilio de la policía, en el Museo Diocesano y Comarcal de Lleida para recuperar estas piezas, petición que el Juzgado desestimó en tanto no expirara el plazo dado para la entrega de las obras.
En total, han sido "unas 24 veces" las que entre el Ayuntamiento y Gobierno de Aragón han pedido al juzgado "que se mande a la policía a recoger las obras", explica a Efe el abogado que defiende al Consistorio, Jorge Español.
"Sabemos que se han radicalizado mucho con la independencia, pero tendrán que cumplir la sentencia"
"Ya sabemos que se han radicalizado mucho con la independencia y todo eso, pero tendrán que cumplir la sentencia", afirma a Efe el regidor de Villanueva de Sijena, Ildefonso Salillas, quien en 1995, cuando accedió al cargo, comenzó una lucha contra viento y marea por recuperar estos bienes.
Además de estas obras, Aragón espera que la Generalitat devuelva las pinturas murales románicas que fueron arrancadas de la sala capitular del cenobio en dos tandas, una en 1936 y otra en 1960, y cuya propiedad le ha sido reconocida por el Juzgado número 2 de Huesca en julio de 2016 en una sentencia, que al igual que la de las 97 obras, ha sido recurrida por el gobierno catalán.
Entre las 44 piezas que se esperan, figuran las cajas sepulcrales de tres prioras del cenobio, "únicas en el mundo", según el abogado, además de diversas obras de alabastro atribuidas a Gabriel Joly, entre otras pinturas.
Pero el proceso no acabará aquí, ya que próximamente se reclamarán otras piezas que no fueron vendidas a la Generalitat pero que están en depósito en el Museo Diocesano y Comarcal de Lleida.
El rifirrafe por estas 97 obras se remonta a 1969, cuando las cinco últimas monjas de la orden de San Juan que quedaban en el cenobio se trasladaron a Barcelona. A partir de ese momento, según el alcalde, "el Obispado de Lérida envió tres camiones de mudanzas para recoger las obras".
Por entonces, el cenobio pertenecía a la Diócesis de Lérida, pero en 1995 pasó a corresponder a la de Barbastro-Monzón.
Gran colección artística
El monasterio, fundado en 1188 y de estilo románico tardío, acaparó una riquísima colección artística, que fue conservada y ampliada por las monjas hasta finales del siglo XIX.
Según fuentes de la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés, Apudepa, el golpe más duro lo recibió durante la Guerra Civil, "cuando semanas después de la sublevación militar, columnas de anarquistas incendiaron el monasterio y destruyeron buena parte de los bienes".
A partir de ese momento, a veces con la voluntad de salvar las piezas, a veces con voluntades menos claras, el riquísimo patrimonio de Sijena fue "desmembrándose", explican las fuentes.
El asunto de los 97 bienes llegó al Tribunal Constitucional en 1998, cuando Aragón reclamó su derecho de tanteo y retracto por su compraventa. El Alto Tribunal negó 14 años después este derecho a Aragón, si bien no entró a valorar si la compra fue fraudulenta o no.
Fue a raíz de ahí cuando el alcalde se puso en contacto con el Gobierno de Aragón y, tras "tener que convencer" al jefe de los servicios jurídicos, comenzó otro litigio, explica.
El patrimonio regresa a cuentagotas al cenobio. A las 51 obras que ya han llegado de Cataluña, se suma un relicario de Santa Waldesca recuperado en 2010 de manos de un anticuario y, más recientemente, una cuna de plata que se localizó en una casa de subastas.
Mientras en Sijena, sus 435 vecinos censados esperan, con cierto escepticismo pero "con el mismo ardor" que el alcalde, la devolución de estos bienes mañana. "Es como si regresase un familiar al que hace mucho que no ves", afirma.