España

La princesa Letizia no se corta al criticar las políticas de Rajoy incluso ante miembros del Gobierno

Miembros de la segunda línea del Ejecutivo 'huyen' de los actos en los que les toca acompañar a la Princesa de Asturias. Aseguran que las críticas públicas de Doña Letizia a aspectos de la gestión del Gobierno son frecuentes y nada sutiles. Más nubarrones sobre la Zarzuela.

  • La princesa de Asturias, Letizia Ortiz, durante la primera edición del "Congreso escolar de enfermedades poco frecuentes"

Desde hace unas semanas, miembros destacados del equipo de Gobierno, secretarios de Estado o directores generales, comentan sin ambages determinadas actitudes de la Princesa en los actos públicos cuando no acompaña al Príncipe. Algunos de ellos lo hacen desde el escándalo y otros, sencillamente, desde la preocupación o el rechazo. "Doña Letizia no muestra la mínima prudencia al pronunciarse sobre determinadass acciones que lleva a cabo el Gobierno, y lo hace en tono muy crítico y ante públicos muy dispares", comentaba días atrás un alto cargo del Ejecutivo a este diario.

Situaciones incómodas

Determinados ajustes o recortes, la situación depauperada de amplias capas de la población o reformas específicas emprendidas por el Gobierno, son objeto de apreciaciones nada positivas por parte de la Princesa, de acuerdo con estas fuentes. Incluso en algún caso se han producido rifirrafes verbales con algún miembro de la administración pública durante uno de los corrillos informales en los que desemboca un acto oficial. Algún alto cargo ha deslizado su petición de no acompañar a Doña Letizia a estos actos, dada la incomodidad de las situaciones que se producen", comentan las mismas fuentes.

La Princesa, que es periodista de formación y de profesión, hasta matrimoniar con Don Felipe, tiene opiniones propias sobre todos los asuntos de la actualidad, en especial de la vida social y política de nuestro país. En su círculo de amistades más próximo figuran, lógicamente, algunas periodistas con las que trabajó en sus años televisivos. Quizás con el paso del tiempo Doña Letizia ha ido aparcando la prudencia a la hora de hacer comentarios y se muestra más abierta a manifestarse sobre algunas cuestiones, explica esa fuente gubernamental. Su criterio no siempre va en la línea, precisamente, de la del actual equipo de Gobierno. "En Moncloa se sabe, y no se le concede demasiada importancia", comentan.

Veladas en pareja frente a crisis

Todo esto se añade a la cada vez mayor expectación sobre la presunta crisis matrimonial de los Príncipes. La celebración del 46 cumpleaños del Príncipe de Asturias ha despertado una nueva oleada de rumorología sobre estos supuestos problemas conyugales. Ni siquiera el equipo de la Zarzuela fue capaz de atajarlos. Más bien, lo contrario. En la pareja "sólo hay altibajos, los normales" tras diez años de vida en común, publicaba el diario 'El Mundo', mencionando fuentes del equipo del Rey. Semejante afirmación, lejos de matizar o poner sordina a comentarios y elucubraciones, ha dado pie a otra cascada de versiones. "El matrimonio no anda bien", fue la conclusión general tras esta declaración surgida del corazón mismo de la Casa. Más nubes negras sobre la Institución a pocos días, precisamente, de que la Infanta Cristina acuda a declarar como imputada ante el tribunal de Palma que juzga el "caso Nóos" en el que está implicado directamente su esposo.

El foco se ha posado nuevamente en Doña Letizia, en su empeño personal por conseguir "un espacio propio", es decir, una agenda particular fuera de la oficial. Sus escapadas con amigas a determinados espectáculos musicales, sus excursiones fuera de programa, sus actividades extraoficiales son objeto de todo tipo de comentarios. Tanto, que esta semana el diario 'ABC' enumeraba una serie de veladas de la pareja por distintos teatros y restaurantes de Madrid, como el galardonadísimo 'Diverxo', de los que nadie ha hablado y, menos aún, publicado una sola foto. Mucho chisme y pocas nueces.

Flanco débil

También se es consciente de que hay determinados círculos de poder empeñados en abrumar con elementos negativos la figura del Príncipe, y su flanco más abierto y menos blindado es precisamente su familia. De ahí que las muestras de animadversión hacia doña Letizia se tomen con prudencia y escepticismo en la cúpula gubernamental. Estas campañas parecen un asunto recurrente sin demasiada relevancia pública ni política, apostillan en las cercanías de Presidencia.

Sí se subraya en estos círculos, la creciente compenetración entre la figura del Rey y del presidente del Gobierno, sin duda unidos por las dificultades y problemas que se han cernido sobre sus respectivas cabezas en los últimos tiempos. El próximo fin de semana la Familia Real ha de cumplir con un trance de enorme complicación. La Infanta Cristina declara ante el juez Castro como imputada en el caso que se sigue contra su esposo. Es un momento muy delicado que inquieta enormemente a Don Juan Carlos. La repercusión mediática, social y política del episodio es de dimensiones inocultables.

Mientras llueven los reproches a la actitud de la Princesa, que algunos ven interesados o fruto de una singular campaña de desprestigio, crecen sin embargo los parabienes y la valoración popular de la figura del Príncipe. Desde mayo del pasado año el CIS ya no incluye en sus barómetros a la Familia Real, dado el bajo nivel en el que aparecía el Monarca, en imparable caída. Sin embargo las encuestas llevadas a cabo por medios de comunicación evidencian que, en efecto, el Príncipe de Asturias es el miembro mejor valorado de la Familia, junto a su madre, Doña Sofía, y muy por encima del resto. Doña Letizia, sin embargo, se ha difuminado, hasta el punto de que ha caído en el aprecio de la sociedad a niveles casi fronterizos con los del Rey.

 

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