España

Los estatutos de NNGG Madrid complican la situación de Carromero en el PP

El reglamento dice que se dejará de estar afiliado de existir “sentencia firme condenatoria recaída en proceso penal”. Nuevas Generaciones asumió los estatutos ayer. El dirigente condenado en Cuba por homicidio involuntario quiere el indulto ya. 

  • Carromero junto a Esperanza Aguirre, en uno de sus primeros actos oficiales tras volver de Cuba, a principios de año.

Hay veces que por querer hacer el bien, uno se puede topar con más problemas. En abril de 2012, durante el 15º congreso regional del PP Madrid, la dirección del partido que preside Esperanza Aguirre definió estatutariamente los supuestos en los que un afiliado podía perder el carné: uno de esos casos condicionaba dicha pérdida a la existencia de una “sentencia firme condenatoria recaída en procedimiento penal por la comisión de cualquier delito doloso”. En julio, el dirigente de Nuevas Generaciones Ángel Carromero estrellaba su coche en Cuba, segando accidentalmente la vida a dos opositores al régimen. Y en diciembre era condenado a cuatro años de cárcel en la provincia de Granma por homicidio involuntario. Poco después fue extraditado a España pero, de acuerdo con los estatutos, Carromero debía ser expulsado. Sentencia firme, procedimiento penal, delito doloso: la Santísima Trinidad se cumplía.

Ayer, un año y siete meses después del 15º Congreso, Nuevas Generaciones de Madrid asumía ese reglamento, según varias personas de la rama joven del PP consultadas. Hace dos semanas, NNGG-Madrid, de la que Carromero es el nuevo número dos, aprobó una enmienda mucho más severa que la del PP en materia de afiliación, la cual obliga a dar de baja a cualquier imputado de la organización.

Más allá que el PP

“Fuimos mucho más allá”, cuenta un miembro, “convenimos retirar provisionalmente el carné incluso si nos imputaban por tirar sin querer una maceta a la calle y dábamos a alguien”. Ayer tuvo lugar la Junta Directiva Regional que debía de aprobar los estatutos de las Nuevas Generaciones madrileñas. Era la primera Junta tras el 12º Congreso, el que aupó a Ana Isabel Pérez y puso a Carromero como segundo de a bordo. Ambos presidieron la reunión, como puede verse en Twitter.    

Nadie en el PP ha reivindicado el artículo 9 punto j para exigir dar de baja a Carromero, pese a ser una directiva recogida en la normativa interna. Una negligencia estatutaria de cajón que a nadie preocupa: más bien al contrario, Aguirre siempre se mostró a favor de dar el indulto al cachorro popular, que insiste desde el verano que todo fue una conspiración urdida por las autoridades cubanas para asesinar a los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero. La lideresa, sin embargo, le impidió presentarse a la presidencia de NNGG-Madrid, como Carromero anhelaba y como este medio ha venido informando con regularidad.

Al ser extraditado, la Justicia española reconoce el fallo condenatorio dictaminado por el tribunal cubano contra Carromero. Entre finales de diciembre, mes de su regreso, y febrero el dirigente pasó de estar en la cárcel de Segovia a recibir la libertad condicional en una galopada judicial de aúpa. 

En busca del indulto

Alguien parece haberse dado cuenta de la contradicción reglamentaria a la que se enfrenta el también asesor del Ayuntamiento de Madrid, cargo por el que cobra más de 50.000 euros brutos. Por eso su círculo más próximo viene últimamente redoblando sus esfuerzos por lograr el indulto, que depende del Gobierno. Carromero sigue en libertad condicional y lleva una pulsera telemática, y necesita informes favorables de Instituciones Penitenciarias. Ahí, en esa institución, es donde el PP concentra la presión.

En cualquier caso, no parece que nadie del Partido Popular vaya a remover Roma con Santiago porque Carromero no haya sido desterrado. “Aquí dan igual los reglamentos”, confía un desencantado, “¿quién va a protestar si nadie se los lee?”. 

Nota de la Redacción. A primera hora de la mañana, Ángel Carromero se ha puesto en contacto con la redacción de este diario para manifestar su total disconformidad con la información que firma Pablo García, alegando que los estatutos del partido hablan claramente de "delito doloso", mientras que la sentencia que recayó sobre él en Cuba "aún dándola por buena, alude a un delito de imprudencia, calificación muy distinta -diferencia entre dolo y culpa-, como cualquier experto en Derecho sabe. Si realmente mi caso contraviniera los estatutos del partido, ni siquiera me hubieran dejado aspirar a la dirección de Nuevas Generaciones, porque mi circunstancia se tuvo en cuenta antes de redactar esa norma".

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