“Espero que éste sea el principio de un gran amor”, dijo el viernes el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, a su homólogo de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, en el apretón de manos que escenificó la rúbrica del pacto anticorrupción. El diputado popular expresó así su deseo que el idilio con la formación centrista no sea algo pasajero, circunstancial. De momento, según fuentes conocedoras de las conversaciones entre ambos partidos, consultadas por Vozpópuli, esta fase de entendimiento no quedará disuelta si el presidente del PP y jefe del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, fracasa en su investidura de finales de agosto.
Aunque lo que los equipos negociadores de PP y Ciudadanos persiguen desde el pasado viernes es la firma de un “acuerdo de investidura” (que amplíe las seis medias anticorrupción con un paquete de reformas legislativas), la pretensión del PP, que lleva la iniciativa en el desbloqueo institucional del país, es que ese futuro pacto (podría cerrarse ya la próxima semana) tenga vigencia más allá del 2 de septiembre, día en que Rajoy corre el riesgo de perder su segunda votación.
Un acuerdo duradero entre populares y naranjas permite a Rajoy ir un segundo intento de investidura con un sólido respaldo
De este modo, el acuerdo valdría también para cubrir la posibilidad de que el presidente del PP protagonice un segundo intento de salir investido después de las elecciones vascas y gallegas, fijadas para el 25 de septiembre. Rajoy volvería a someterse a las Cortes partiendo con un respaldo sólido de, al menos, 170 escaños (sumando el de CC), aunque todavía insuficientes. En Ciudadanos dieron por caducado su pacto de legislatura con Pedro Sánchez (sellado en febrero) cuando el Rey convocó a finales de mayo las elecciones generales del 26-J. Una convocatoria que se produjo tras la investidura fallida de Sánchez y su posterior incapacidad de reunir los apoyos para intentarlo de nuevo. Por analogía, siguiendo los mismos tiempos que marcaron dicha alianza entre PSOE y C’s, ahora cabe entender que si Rajoy no recibe el aval de la Cámara baja a finales de agosto, la alianza entre PP y C’s, que será sólo de “investidura” y no de “legislatura”, decaería.
Sin embargo, el partido de Albert Rivera no se ha pronunciado todavía oficialmente sobre la durabilidad de ese previsible acuerdo de investidura que está negociando con el PP. En caso de conservar tal alianza después del 2 de septiembre, populares y naranjas elevarán la presión sobre el Grupo Socialista para forzar su abstención o la de algunos de sus diputados (Rajoy necesita 11 abstenciones en segunda votación). Ese cerco al secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, lo ejercerán además acusándole de un nivel de osadía hasta ahora desconocido, el de conducir al país hacia el desfiladero de unas terceras elecciones justo el Día de Navidad.
La vía de los nacionalistas, un callejón sin salida
En Ciudadanos creen que sólo el PSOE puede desatascar la situación. De ahí que su entendimiento con los populares pretenda ser duradero. No dan el más mínimo crédito a la opción de que sean los nacionalistas vascos quienes permitan la investidura de Rajoy. Ni con el apoyo de sus cinco parlamentarios, que requeriría un voto más de la bancada socialista (o del diputado de Nueva Canaria) para llegar a la mayoría absoluta (176 escaños), ni con su abstención, que también debería sumar otras cinco abstenciones para alcanzar la mayoría simple en segunda votación (más ‘síes’ que ‘noes’).
Precisamente, sobre una abstención nacionalista se pronunció el pasado viernes la portavoz de C’s en el Parlamento catalán, Inés Arrimadas. En una entrevista concedida a EsRadio, la dirigente naranja no descartó la posibilidad de que su partido vote ‘sí’ a una investidura de Rajoy “aunque haya una abstención de algún otro partido”, en referencia a la antigua Convergència o PNV. Eso sí, y aquí está el matiz, “siempre y cuando sea a cambio de nada”, precisó Arrimadas.
Ante tal afirmación de la diputada centrista, cuesta pensar que los nacionalistas vascos o catalanes abandonen gratuitamente, sin ninguna contraprestación, el ‘no’ que mantienen al líder de los populares. Un callejón sin salida. En realidad, la vía de una abstención en las filas del PSOE es la preferida por Ciudadanos y por el PP. Y juntos, de la mano, la explorarán mientras sea posible.