El Partido Popular quiere recuperar visibilidad y protagonismo a escasos días de que se celebre la sesión de investidura y en previsión de que toque repetir la visita a las urnas, el 26 de junio, según todas las previsiones. Pedro Sánchez ha ocupado el centro del terreno de juego y Mariano Rajoy apenas aparece. Lleva unos días oculto, missing, silente. El joven equipo de Génova levanta la voz y busca hacerse un hueco en los titulares, complicada misión en la sobreabundancia de juegos de pactos en los que el PP aparece ajeno.
Este jueves se escucharon algunas singulares iniciativas, que rompen el monocorde discurso de los populares. Uno de los vicesecretarios generales, Javier Maroto, quien hace unos días reclamó, junto con Andrea Levy, la necesidad de llevar a cabo una 'purga' en su formación para desterrar los nidos de corrupción, ha deslizado algunas sugerencias originales. Un Gobierno con tres vicepresidencias, dos de ellas para PSOE y Ciudadanos, por ejemplo. La tercera, para el PP y la presidencia, naturalmente, sería indefectible e indudablemente, para Rajoy. En los partidos aludidos, enfrascados como están en ver si logran algún tipo de acuerdo, ni se han dado por aludidos. Como quien oye llover.
Apuntan desde Génova que el presidente en funciones no tendrá inconveniente alguno en celebrar reuniones con otros dirigentes políticos, como Pablo Iglesias, o Albert Rivera
Salir de las penumbras
Maroto también ha presentado, junto a Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación, un gran pacto de Estado sobre la enseñanza, a escasos meses de haberse puesto en marcha la polémica Lomce. Un acto casi estrambótico, sin objetivo definido y con una puesta en escena pobre y algo acomplejada. También apuntan desde Génova que el presidente en funciones no tendrá inconveniente alguno en celebrar reuniones con otros dirigentes políticos, como Pablo Iglesias, o Albert Rivera. Con el primero, el encuentro no pasaría de una fotografía y una charla sin demasiados objetivos. Nada que acordar, tan sólo conversar. Con el segundo, sería una reunión largamente aplazada. Ciudadanos no quiere que en estas fechas de intenso diálogo con el PSOE aparezca en el horizonte la sombra del PP. Ya llegará el momento de esa entrevista, en la que Albert Rivera buscará la abstención de Rajoy a la investidura del líder del PSOE. Es decir, un imposible.
"Desde que Juan Carlos Girauta ha tomado las riendas de las reuniones y la comunicación, los de Ciudadanos no nos tragan", comenta algo quejoso un diputado del PP. "Se han convertido en el partido más hostil". Girauta, periodista y diputado, es el jefe de filas del equipo negociador del partido naranja. También en el PSOE le tienen por un hombre severo y estricto, pero "con quien se puede llegar a acuerdos".
Respaldo europeo
Rajoy ha pasado este jueves en Bruselas, en la reunión del Consejo Europeo que debatió el futuro del Reino Unido en la UE. Todo fueron palabras de ánimo y reconocimiento hacia el líder español por parte de sus homólogos comunitarios, según fuentes de su equipo. Fotos con Juncker y con Merkel y muchas palmaditas en la espalda para que persevere en el empeño de conseguir un Gobierno de 'gran coalición' al estilo de los que funcionan en Alemania o en Austria, según recordó el presidente del Gobierno en funciones.
"Desde que Juan Carlos Girauta ha tomado las riendas de las reuniones y la comunicación, los de Ciudadanos no nos tragan", comenta un diputado del PP
Rajoy aprovechó el día para almorzar con los eurodiputados del PP. No aparecía en público desde el sábado, que viajó a Murcia. Luego se produjo la inesperada dimisión de Aguirre, las turbulencias mediáticas y, como colofón, el sumario de la Púnica, hasta ahora oficialmente secreto. Malas noticias encadenadas. Este sábado viaja a Bilbao, donde el jefe del Gobierno en funciones participará en un acto con juventudes de su formación, donde hablará de empleo, crecimiento, estabilidad y confianza en la economía. El segmento joven de la sociedad ha abandonado electoralmente al PP. Un guiño o un miramiento, de vez en cuando, no viene mal.
A tan sólo unos diez días de la sesión de Investidura, el PP pretende recuperar algo de aliento mediático. Y un hueco en el ruedo político. Los dirigentes de Génova intentan mantener el ánimo en la estructura del partido en tanto que en Moncloa se afanan por transmitir curiosas teorías entre informadores y líderes de opinión. Escapar del silencio y la penumbra. Con propuestas en positivo y mensajes constructivos. La letanía de que "somos el partido más votado y por lo tanto tenemos que gobernar" ya no produce más que fatiga. Rajoy la ha repetido este jueves en Bruselas. Algunos de sus colaboradores la cacarean con resignación. Ahora se pretende modificar el libreto, con otro tono. "Quizás es algo tarde, pero había que hacerlo. En estos días sólo se escucha al ministro del Interior y es lo peor que nos puede pasar", comenta un veterano de Génova, alarmado ante la inaudita presencia de Fernández Díaz en actos, radios y teles.