España

Génova se lanza al bloqueo de un pacto PSOE-Ciudadanos

Génova le pone la zancadilla a un posible acuerdo de investidura o gobierno entre PSOE y Ciudadanos. "Suman 130 escaños, es una broma", dicen en el PP. Las presiones sobre Rajoy para que se abstenga en favor de Sánchez no producen efectos. Por el momento. 

  • Albert Rivera camina junto a Pedro Sánchez

El acercamiento ostensible entre Sánchez y Rivera no conduce a nada, dicen en el PP. Pero molesta. En Génova se sienten despreciados por el equipo de Rivera, que ha pisado el acelerador y ha puesto rumbo hacia algún tipo de entente con los socialistas. "Un empeño condenado al fracaso", comentan en la cúpula del PP. Suman tan sólo 130 escaños. "Una broma que no va a ningún lado, ni aunque se camelen a vascos y canarios", aseguran. El equipo dirigente de Ciudadanos está muy satisfecho de cómo marchan las conversaciones con el PSOE. "Lo pagarán caro", dicen los del PP, "porque eso no lo entenderá el 70 por ciento de sus votantes, que no soportan a un PSOE que pacta con los separatistas", aseguran con escasa convicción. 

Los estrategas del PP, algo atribulados por las circunstancias, se afanan en poner zancadillas a esta entente Sánchez/Rivera. La imagen de que los socialistas son capaces de entenderse con Ciudadanos, algo que no ha logrado (ni intentado Rajoy) juega en contra de sus intereses. Evidencia la rotunda y absoluta sensación de soledad del actual inquilino de la Moncloa. Rafael Hernando, el fogoso y combativo portavoz del PP en el Congreso, incluso tuvo que inventarse un encuentro entre su jefe máximo y el líder de Ciudadanos. El desmentido surgió raudo y Hernando se vio forzado a rectificar, en forma algo vergonzante. De Moncloa se comenta que el presidente del Gobierno en funciones pudo incluso cerrar un encuentro con Pablo Iglesias, con quien Rajoy no se lleva mal. Sería una reunión para nada. Una fotito.

La fatídica abstención

Rajoy y su equipo tiene ahora que esforzarse en rechazar las intensas y crecientes presiones que reciben, desde dentro y desde fuera, para que el PP se abstenga en la sesión de investidura en favor de un gobierno del PSOE amparado y avalado por Ciudadanos. "No puede el PP aparecer en la banda del 'no' junto a Podemos y los separatistas", es el cacareado argumento. Cristina Cifuentes, la rutilante presidenta de la gestora del PP de Madrid, salió al paso de estas presiones al señalar que "nuestros votantes y nuestros militantes jamás lo entenderían, pensarían que es una traición", dijo en esRadio. Su predecesora al frente del PP madrileño se había decantado con insistencia a favor de la teoría de favorecer un gobierno de PSOE con el objetivo único de cortocircuitar un posible acceso de Podemos a la Moncloa. El peor de los males, dijo Aguirre. "Esta gente, los comunistas, cuando llegan al poder, no lo sueltan, no se van nunca y resulta imposible echarlos ya que dinamitan las normas democráticas". 

Desde el pasado sábado, cuando viajó a Murcia, no ha vuelto a comparecer en público. "Ha hecho un Rita", dicen en Génova

El presidente del PP, en su desahogada actividad, no se ha movido siquiera para hablar con alguien del PNV o con los canarios, según reprocha gente de su formación, muy intranquila por la evolución de los acontecimientos. Agenda despejada. Cero compromisos. Desde el pasado sábado, cuando viajó a Murcia, no ha vuelto a comparecer en público. "Ha hecho un Rita", dice alguien en Génova en tono de broma pero con un poso de crítica en el fondo. Desaparecido, ni una intervención, ni entrevista, ni charla, ni acto público. Rajoy se ha borrado. 

Reunión europea

Este jueves reaparece. Viaja a Bruselas, a la cumbre del Consejo Europeo en el que se debatirá el futuro del Reino Unido en la UE. Una cita complicada, ya que Cameron no ha logrado garantías a sus exigencias por parte de las autoridades comunitarias. García-Margallo compareció en la víspera ante el Congreso, tal y como había reclamado Pedro Sánchez que hiciera el presidente, para explicar la posición del gobierno en funciones. Recibió el titular del Exteriores el aval de los socialistas y Ciudadanos, los partidos con los que precisamente busca el PP su gran coalición constitucional, un objetivo ahora esquivo. Aprovechará Rajoy su desplazamiento para reunirse con su grupo de eurodiputados, conducidos por Esteban González Pons.

Como todos los fines de semana tras el desastre del 20D, el presidente viaja a un lugar de España. Este sábado toca Bilbao. Para animar a la tropa, desvencijada y abatida. El líder del PP es consciente de que, si las cosas no funcionan para Sánchez, quizás intente él mismo su investidura, no para ser ungido como presidente sino como primer paso de una campaña electoral que podría desembocar el 26 de junio en unas elecciones anticipadas.

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