¿Por qué no ha intervenido el rey Felipe VI en la crisis con Marruecos? El Gobierno ha decidido apartar al monarca para protegerlo de un contencioso tan sensible como el Sáhara. Fuentes consultadas por Vozpópuli entienden que los problemas con Rabat tienen el potencial de enemistar a las dos casas reales, porque el conflicto que enfrenta a los dos países no es solo migratorio o económico, sino territorial y de soberanía.
El objetivo, dicen estas fuentes, ha sido preservar la interlocución de Felipe VI con Mohamed VI al margen del Sáhara para cuando llegue el momento de negociar una salida. "Se está evitando gastar esa bala para no mancharle con el tema del Sáhara", dicen estas fuentes.
La crisis entre España y Marruecos sigue enquistada. Y no se vislumbra una solución a corto plazo. Los canales de confianza que ambos gobiernos han construido desde la crisis de Perejil en 2002 han saltado por los aires, según estas fuentes. Y la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha quedado muy señalada por la gestión de la crisis.
La bala de plata del Rey
El Rey, permanentemente informado de lo que ocurre, no ha intervenido de forma directa a pesar de los lazos históricos que unen a las dos monarquías. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llevado la voz cantante con declaraciones públicas muy duras en contra de Rabat, de las que Felipe VI se ha mantenido completamente al margen.
El traslado del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, sigue todavía sin aclararse. El Gobierno cuenta con una estructura muy sólida de altos funcionarios del Estado que conocen perfectamente las fortaleces y debilidades de la relación hispano-marroquí. El Ministerio de Exteriores tiene con una subdirección general específica para el Magreb. Pero esos contactos trabados durante años se producen en todas las áreas, no solo la diplomática. La relación es a nivel policial, de servicios secretos, política o judicial, entre otras muchas.
La sensación en amplios sectores del Gobierno es que el episodio de Ghali todavía no está lo suficientemente explicado. El traslado del líder del Frente Polisario desde Argelia a España para tratarle de una infección por coronavirus irritó profundamente a Marruecos, que denunció no haber sido informado. La respuesta de Rabat fue una entrada masiva de inmigrantes de forma irregular en Ceuta. El Gobierno sostiene que fue una atención humanitaria, pero la realidad es que un buen número de funcionarios en estos puestos clave del Ejecutivo que velan por la relación con Marruecos desconocían el ingreso de Ghali en un hospital de Logroño.
El líder del Polisario abandonó el país este semana de regreso a Argelia tras declarar en la Audiencia Nacional. El juez Santiago Pedraz declinó imponer medidas cautelares por falta de indicios en su contra. A Ghali le acusan de delitos de tortura y lesa humanidad.
"Sánchez debe ir a Rabat"
La acogida del dirigente del Polisario no explica por sí sola la gravedad de la crisis. Las relaciones entre España y Marruecos vienen muy tocadas desde que Pedro Sánchez formó el Gobierno de coalición con Unidas Podemos. La postura de PSOE y Podemos sobre el Sáhara es de sobra conocida, pero el partido morado se ha mostrado en ocasiones más beligerante en defensa del referéndum de autodeterminación en la excolonia española.
Sánchez trató de atajar los problemas que arrastraba con una reunión de alto nivel en Rabat a finales del año pasado. Sin embargo, el presidente saliente de EEUU, Donald Trump, dinamitó el encuentro al firma una declaración reconociendo la soberanía marroquí sobre el Sáhara. La cumbre entre España y Marruecos se aplazó, pero nunca se encontró otra fecha para volver a convocarla.
Expertos en diplomacia consultados por este diario creen que Sánchez tendrá que ir a Rabat tarde o temprano si quiere atajar el conflicto. "La única manera que vamos a tener de parar esta espiral es que Sánchez y el Rey vayan a Rabat", explican.