“Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”. Esta frase atribuida incorrectamente a Guerrita, el torero, pertenece a Charles Maurice de Talleyrand, e ilustra perfectamente por qué el pacto “a la valenciana” que propone Podemos es una entelequia. Con 161 votos afirmativos (PSOE, Podemos, Compromís e IU) no se logra la investidura a menos que algún otro partido se abstenga.
Si descontamos para el acuerdo a los partidos nacionalistas, Pedro Sánchez debe conseguir para la investidura un pacto a tres bandas (PSOE, Podemos y Ciudadanos). La idea motriz es evitar unas nuevas elecciones y aislar a Rajoy, sacar del Gobierno al Partido Popular.
El pacto a tres bandas PSOE, Podemos, Ciudadanos evitaría nuevas elecciones y aislaría Rajoy
Se antoja complicado el encaje con Podemos y Ciudadanos en la misma componenda, aunque Jorge Verstrynge, vinculado a la formación morada, apuntó en 'Al Rojo Vivo', de La Sexta, que existen muchas fórmulas que permitirían un acuerdo de este tipo.
Los últimos movimientos inquietan al Partido Popular, como ha informado Vozpópuli. En Génova ya no consideran imposible un tripartito PSOE, Podemos y Ciudadanos. Aparentemente ni Podemos ni Ciudadanos están por la labor, pero la idea de desalojar a Rajoy de la Moncloa puede pesar a la hora de la decisión final. Por Pedro Sánchez no va a quedar. Lo va a intentar con todas sus fuerzas. PSOE, Podemos y Ciudadanos sí podrían sumar.
Hay terreno abonado. Este pasado martes, la localidad murciana de Molina del Segura vivió un ejemplo de lo que podría ocurrir en el Parlamento. Socialistas, Podemos, Izquierda Unida y Ciudadanos han desalojado del Ayuntamiento al PP. Y es lo que ha pasado en la Diputación de Toledo o Torrevieja. En la Comunidad de Madrid, donde Ciudadanos apoyó a Cristina Cifuentes para que fuera presidenta, la formación liderada por Albert Rivera vota en muchas ocasiones junto a PSOE y Podemos contra el Partido Popular.
Una nueva convocatoria electoral puede dejar a una hipotética coalición PP-Ciudadanos al borde de la mayoría absoluta
Según algún sondeo, la convocatoria de nuevas elecciones generales favorecería especialmente a Ciudadanos, que lograría entre 59 y 62 escaños, unos 20 más que los actuales. En este caso, un pacto de la formación con el partido de Rivera rozaría la mayoría absoluta, a pesar del posible descenso del PP. La encuesta GESOP, realizada para El Periódico, revela que una coalición Rajoy-Rivera se quedaría a cuatro escaños de la mayoría absoluta. Esta encuesta y otras revelan la tendencia a la baja de Podemos y sus confluencias. ¿Está en disposición la formación morada, agobiada por sus crisis internas, de favorecer unas nueva convocatoria electoral que podría mantener a Rajoy en el poder?
El rodillo del PP
Es un lugar común en el seno del Partido Popular el convencimiento de que si no obtienen mayoría absoluta en cualquiera de las elecciones a las que se presentan les va a resultar muy difícil gobernar. ¿Por qué? Aparte de cierto victimismo, que sirve para justificar pérdidas de poder, la manera de gobernar termina generando resquemores en los adversarios políticos. No se caracteriza el PP por tender puentes, por negociar leyes. Carece de esa cultura de pacto necesaria para la gestión de acuerdos. Cuando ha podido ha legislado usando el ‘rodillo’.
No siempre fue así. Las elecciones de 1996 significaron el final de catorce años de hegemonía socialista. El PP, liderado por José María Aznar, venció en las elecciones, pero sin mayoría absoluta. Necesitaba acuerdos para iniciar la legislatura. Y ahí surgió el Pacto del Majestic, que significó el apoyo a la investidura de Aznar por parte de la Convergencia y Unió de Jordi Pujol. El acuerdo se cerró el 28 de abril en el Hotel Majestic del Paseo de Gracia de Barcelona.
El Pacto del Tinell incluía una cláusula que prohibía cualquier pacto con el Partido Popular en Cataluña, pero también a nivel nacional
Cataluña es la clave en materia de pactos. En diciembre de 2003 llega al poder en la comunidad el tripartito, Gobierno formado tras la firma del Pacto del Tinell, entre el PSC, ERC e ICV. El acuerdo incluye una cláusula que prohíbe cualquier pacto de Gobierno con el PP o acuerdos de legislatura, tanto en Cataluña como a nivel estatal.
Al frente del ejecutivo se sitúa Pasqual Maragall. En principio se trataba de una alianza entre formaciones de izquierdas, pero poco a poco se convirtió en el símbolo de una nueva forma de hacer política con el objetivo de aislar al PP. De hecho, esa legislatura en Cataluña fue la de la modificación del Estatuto de Autonomía, tarea para la que fue necesario el apoyo de CiU. El PP quedaba solo.
La victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de marzo de 2004 posibilitó que el Pacto del Tinell tuviera efectos nacionales. En virtud de la cláusula no podía pactar con el PP. No le hizo falta. Se apoyó en los partidos nacionalistas para encarar su primera legislatura.
Consciente de este frente común, el PP ha maniobrado para establecer por ley que gobierne la lista más votada y así evitar, en la medida de lo posible, los “multipactos”, al menos en el ámbito municipal y autonómico. En 2014, Rajoy propuso una reforma de la Ley Electoral. Fue una especie de globo sonda que se desinfló tras el rechazo del PSOE.
'Cordón sanitario' es otra de las expresiones que se usan para aislar al Partido Popular
Otro de los conceptos que se usa para hablar del pacto de todos contra el Partido Popular es el de “cordón sanitario”. Históricamente se refiere a una barrera militar que intenta frenar una epidemia contagiosa, pero terminó siendo la excusa para aislar a un determinado país. En España fue el conde de Floridablanca quien lo empleó, en 1791, para limitar la propagación de las ideas de la revolución francesa. Así dice el informe que dirige al Rey Carlos IV: “El incendio de Francia va creciendo y puede propagarse como la peste. La necesidad de formar un cordón sanitario contra esta peste estrecha más y más cada día, y es preciso arrimar a ciertos puntos de la frontera todas las tropas posibles”.