En 'El hombre que mató a Liberty Valance', el clásico de John Ford, los personajes de James Stewart (un abogado idealista) y de John Wayne (un rudo pistolero) no pueden ser más diferentes entre sí. Siguen diferentes filosofías, distintas formas de ver el mundo, pero ambos tienen un enemigo en común, el bandido Liberty Valance. Las diferencias Inés Arrimadas y Edmundo Bal se han mostrado de manera plausible en las primarias de Ciudadanos, pero ambos saben que hay un enemigo a batir, que es Pedro Sánchez. La expresidenta de CS es muy consciente de esta realidad, y por eso aboga por mantener a Bal como su número dos, como su portavoz adjunto, pese a sus ataques en las primarias.
La exlíder de Ciudadanos ha mantenido una actitud estoica a lo largo de toda la campaña. Bal le acusó de ser el lastre del partido en las encuestas y de haber urdido un plan para seguir siendo la jefa de la formación en la sombra, poniendo a "títeres" al frente de los nuevos cargos de dirección. Arrimadas, al más puro estilo de Marco Aurelio, parecía decirse aquello que el sabio escribió en sus 'Meditaciones' de que no debemos preocuparnos por lo que no está en nuestra mano cambiar.
Después de todo lo ocurrido, la portavoz de CS en el Congreso de los Diputados se muestra partidaria de no tocar el grupo parlamentario, que siga funcionando como hasta ahora. "Siempre fue partidaria de no tocar lo que funciona", manifiestan fuentes muy cercanas. El movimiento más lógico sería poner a su lado a Guillermo Díaz, el único parlamentario que se ha mantenido fiel a Arrimadas desde que se convocaron las elecciones en Ciudadanos. Bal, además, ya ha mostrado su disposición a ocupar el lugar que le reserve la nueva dirección del partido, incluso si este es ser un diputado raso con mucho menor protagonismo mediático.
El perdón de Arrimadas ofrece dos lecturas posibles. Puede entenderse como un acercamiento sincero a quien más daño le ha inferido en los últimos tiempos, un intento honesto por calmar las aguas en un partido que se juega la vida en las próximas elecciones municipales y autonómicas, por hacer piña frente al enemigo común, que es el sanchismo y los populismos.
Aunque también tiene una lectura estratégica, y es aquella que nos enseñó Vito Corleone en 'El Padrino': "Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos". Arrimadas está en minoría en su grupo parlamentario, y su mano tendida a Bal podría ser un intento de acercar posturas con el resto de diputados díscolos para irse ganando otra vez, poco a poco, su confianza.
Al margen de Bal, hay que recordar también aquella dura misiva que María Muñoz lanzó contra Arrimadas justo al comienzo de las primarias. Muñoz afirmó que la candidatura apoyada por la expresidenta naranja es una lista que "no emerge de un consenso ni de un intento real de cambiar las cosas, ni de ninguna voluntad de unir el partido, sino únicamente del mandato de implantar cambios cosméticos para que, en realidad, todo siga igual". Llegó a decir que se trataba de una candidatura "impulsada, usurpada y tutelada por Inés Arrimadas".
En cualquier caso, sea por el motivo que sea, Arrimadas parece dispuesta a pasar página, algo que, sin duda, necesita Ciudadanos para seguir siendo una voz fuerte en el Congreso, el principal campo de batalla contra Sánchez.
Adrián Vázquez, el mediador
El nuevo secretario general de CS, Adrián Vázquez, ha sido la persona elegida para ejercer de mediador en el grupo parlamentario. Así se decidió en la primera reunión de la nueva ejecutiva permanente. Según ha podido saber Vozpópuli, Vázquez ya ha conversado con los diputados del partido de centro. Las conversaciones han tenido un carácter "cordial" y se han llevado "con buen tono".
El futuro de Edmundo Bal y los miembros del grupo parlamentario se decidirá este lunes en una nueva reunión de ejecutiva permanente. Será la nueva dirección la que tome la decisión, no Inés Arrimadas, que se ha mostrado dispuesta a acatar lo que se decida. Lo único claro, de momento, es que ella seguirá al frente de la Portavocía del Congreso de los Diputados.