Cuatro agentes de los Mossos d'Esquadra piden hasta 44 años de cárcel para un inspector y 20 años para dos sargentos, a los que acusan de atentar contra su integridad moral por una campaña de acoso laboral, hostigamiento y trato degradante y vejatorio a raíz de discrepancias sobre permisos y servicios.
En su escrito de calificación provisional, los cuatro agentes, adscritos al área de recursos operativos (ARRO) de la región policial del Camp de Tarragona, piden también una indemnización de 30.000 euros cada uno por los daños morales sufridos, ya que, según denuncian, incluso tuvieron que estar de baja por ansiedad y depresión.
Un juez de Tarragona dejó el caso a puertas de ir a juicio en 2018, en una resolución que fue recurrida por los servicios jurídicos de la Generalitat y que finalmente ha sido avalada por la Audiencia de Tarragona, que concluyó que existen "indicios suficientes" de que supuestamente existió una situación de acoso en un clima de conflictividad laboral.
Trastornos psíquicos
El titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Tarragona, que investigó el caso, acordó llevarlo a juicio tras determinar que los trastornos psíquicos que sufrieron los cuatro agentes, representados por los letrados Javier Aranda y Javier Peiró, de los servicios jurídicos del Sindicato de Policías de Cataluña (SPC), fueron "compatibles con una reacción psíquica a la conflictividad laboral vivida".
En su escrito de acusación, los cuatro agentes sostienen que, tras un desencuentro en 2008 sobre el reparto de horas extraordinarias, los permisos y la asignación de servicios, los dos sargentos al frente de su unidad iniciaron una campaña de "continuo hostigamiento, dispensándoles un trato denigrante y vejatorio, llegando incluso a humillarlos en presencia del resto de sus compañeros", que se prolongó al menos hasta 2013.
Obligarles a pedir el traslado
Como ejemplo, detallan que uno de los sargentos ordenó a los cabos responsables de sus equipos que les sometieran "a un seguimiento pormenorizado" para que la presión bajo la que realizaran su labor fuera tan "asfixiante" que optaran por pedir el traslado.
También apuntan que los sargentos obligaban a uno de ellos, que tiene problemas en una rodilla, a hacer carrera continua cada día durante media hora, al igual que sus compañeros, o que les prohibían ponerse un forro polar para abrigarse del frío.