El Ministerio de Defensa aprobó el pasado 5 de enero un plan de vacunación contra la covid-19 en las Fuerzas Armadas que compromete al jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Miguel Ángel Villarroya, según fuentes militares consultadas por Vozpópuli.
La llamada 'Estrategia de las Fuerzas Armadas para vacunación COVID 19', a la que ha tenido acceso este periódico, establece una tabla de cómo se tiene que vacunar dentro de los ejércitos una vez que se hayan administrado las dosis al personal sanitario -el llamado Grupo 0-. Las prioridades para Defensa son las siguientes, tal y como aparecen en el documento:
Grupo 1. Personal que tenga previsto el despliegue a Zona de Operaciones (ZO).
Grupo 2. Personal alertado, cuya disponibilidad para desplegar a ZO sea inferior al intervalo necesario para que la vacuna disponible confiera la protección.
Grupo 3. En el caso de activación del plan de contingencia frente a una crisis sanitaria provocada por una pandemia o epidemia durante la campaña de vacunación, se incluirá al personal desplegable en la operación en función de las misiones asignadas y en coordinación con el IMPDEF (Instituto de Medicina Preventiva de la Defensa).
Grupo 4. Personal destinado o en comisión de servicio en la Unidad Militar de Emergencia (UME).
Grupo 5. Personal de las unidades que a criterio del mando sea considerado como crítico (jefes de unidad, tripulaciones aéreas, etc).
Grupo 6. Grupos de población establecidos por el Ministerio de Sanidad en la Estrategia de Vacunación frente al covid-19. En el ámbito de las Fuerzas Armadas se incluye al personal que, perteneciendo a esos grupos de población, no les corresponda o no puedan ser vacunados por los servicios de salud de las CCAA.
Aún en la fase 0
Existe un Grupo 7, que no aparece en el documento, y que sería el resto de las Fuerzas Armadas. En la actualidad, aún no se ha terminado de vacunar al personal sanitario de los ejércitos, ni tampoco a todo el personal militar que va a ser desplegado en las misiones en el exterior.
Un portavoz del Estado Mayor de la Defensa ha subrayado a este medio que el general Villarroya viaja a menudo a Bruselas para reuniones de la OTAN y la UE, y que próximamente tiene previsto visitar contingentes españoles. La semana pasada, por ejemplo, estuvo en Malí. Si bien, es cuestionable que por ello se justifique que entraría en Grupo 1 o Grupo 2.
Además, se alude a la cadena operativa dentro del EMAD para haber administrado la vacuna al resto de la cúpula, pero las dosis también se han inoculado a mandos de inferior empleo -varios coroneles, suboficiales e, incluso, civiles que trabajan como analistas en la sede de Vitrubio-. Todo ello, de mayor a menor edad, de ahí que el JEMAD fuese tras los sanitarios de los primeros -sino el primero- en recibir la vacuna.
Entornos sin riesgo
El problema, a juicio de las citadas fuentes, es que las vacunas se han extendido a media docena de generales del Estado Mayor de la Defensa que nada tienen que ver con el Mando de Operaciones. Por ejemplo, se han administrado dosis en el Mando de Ciberdefensa -con sede en Retamares-, en el CIFAS -el CNI militar- y en el CESEDEN -el centro de estudios de las FFAA-, cuya sede se encuentra enfrente del EMAD. Estos tres organismos pertenecen al EMAD y están bajo el paraguas del general Villarroya.
Buena parte de los generales con derecho a vacuna se encuadrarían en el Grupo 5, pero aún así la norma habla del personal de las unidades militares, no de los cuarteles generales, donde se trabaja en entorno especialmente protegidos sin estar en primera línea, caso de la UME en estos momentos.
"Una cosa es desplegar en operaciones, donde hay una situación de riesgo, y otra pertenecer a la cadena operativa, que conlleva una situación de despacho", resume un alto mando consultado por Vozpópuli. Además, el argumento de la edad encajaría en el Grupo 6, al ser grupos de población.