Por Skype y sin anonimato de por medio Suso Millán, portavoz del Círculo de Podemos de Hellín (Albacete) cuenta la desagradable experiencia con un paracaidista en las asambleas locales. “Yo llevaba muchos años en el extranjero y cuando regresé al pueblo este año y me integré en el círculo en Hellín yo no era alguien demasiado conocido. Y ya desde la primera asamblea el tipo en cuestión detectó que yo era un peligro para sus intereses y empezó a atacarme en público. Además, por aquel entonces, empezaron a difundirse casualmente rumores falsos por el pueblo como que yo era un maltratador o un homosexual, como si esto último fuera malo. No sé quien los difundió. Lo que sí sé es que esta persona se oponía a todo en las reuniones y trató de manipular a todo el mundo contra mí. Hubo bajas, pero la gente poco a poco se fue dando cuenta de quién era”.
Pasaron los meses y mientras la formación sacaba adelante su estructura organizativa y su Ejecutiva, Suso Millán y otros compañeros preguntaron a miembros del Consejo Ciudadano e incluso a una eurodiputada qué es lo que podían hacer. Y se lo dijeron muy clarito: “Tenéis que empezar a tomar decisiones. Democráticas, pero decisiones, porque cada círculo tiene un amplio grado de autonomía dentro del esquema organizativo que todos hemos aprobado”.
Los círculos pedían ayuda a la dirección, pero no existía ningún marco legal que contemplara por ejemplo la expulsión de tal o cual personaje
El caso de Hellín, un pueblo de 30.000 habitantes famoso por sus tambores, se ha producido en muchos círculos de Podemos repartidos por España: la presencia de trepas, gente incómoda por su ambición manifiesta o su intención de bloquear la toma de decisiones. Los círculos pedían ayuda a la dirección, pero no existía ningún marco legal que contemplara por ejemplo la expulsión de tal o cual personaje. Ahora, y aparte de los estatutos, ya existe una Comisión de Garantías que orienta a los círculos. Garantías se reúne de hecho este fin de semana para abordar la presencia de arribistas con fines que no casan demasiado bien con el ideario de Podemos.
El círculo de Hellín lo tuvo claro: en cuanto la persona que les traía de cabeza (de la cual sospechan que es afín al exalcalde de 2003 a 2011 Diego García Caro, que ha roto con el PSOE y lanzado su propia plataforma) tuvo la ocurrencia de organizar una reunión clandestina con miembros de Podemos-Hellín, la asamblea propuso su expulsión: “Nos la jugamos y planteamos que la reunión clandestina era una auténtica locura, que todo lo que tuvieran que debatir, inclusive que yo dejara la portavocía si así se votaba, se tenía que hacer en las reuniones del círculo, no en cónclaves paralelos y secretos”, evoca Millán. “Y nuestra sorpresa fue que gente que parecía estar con él ya se había dado cuenta de sus intenciones y sus formas. Optamos por echarle con amplia mayoría. Yo no tengo nada que esconder a los medios, porque está todo en las actas de ese día”.
Es difícil dar con un círculo exento de problemas, aunque es justo decir que en todos los partidos se producen refriegas similares, especialmente a nivel local. Podemos se presentó a las europeas con un programa de mínimos, y a medida que la intención de voto ha ido multiplicándose Pablo Iglesias se ha ocupado de pergeñar una forma de organizarse y un programa más concretos, achicando el espacio ideológico y dejando menos sitio para los que solo están interesados en un carguito.
Es difícil dar con un círculo exento de problemas, aunque es justo decir que en todos los partidos se producen refriegas similares
A veces no se trata de intrusos sino de gente que preocupa por sus ideas alocadas. “Tenemos dos casos de paranoicos perdidos que vienen pidiendo ayuda”, bromea un miembro del Círculo de Valladolid. “Gente que te dice que Gallardón o Fernández-Díaz están metidos en el ajo, sin que el resto se entere demasiado bien de qué están hablando. Pero no son paracaidistas, eso se ve a la legua”.
Garantías está compuesto de diez miembros y ya tiene sobre la mesa varios casos. Hay círculos que sospechan de una persona, bien por su pasado bien por sus intenciones, y deciden trasladar esa desconfianza a esta comisión para que la estudie. De hecho, algunas asambleas esperan una resolución inmediata a sus problemas. Todo parece apuntar a que Garantías impulsará la creación de un consejo similar a nivel autonómico sobre el que deban rendir cuentas los círculos locales. Probablemente también avalará la autonomía de los círculos, haciéndolos soberanos de sus decisiones siempre que respeten unos principios mínimos.
La ausencia de un órgano de Garantías a nivel regional sumerge en la duda a muchos miembros de Podemos. En una localidad murciana mantienen a un sospechoso que se ha movido con alevosía desde que el círculo empezó a funcionar. “Nos ha llevado su tiempo, pero la conclusión es que nuestra asamblea funciona al marginarle en las votaciones”, relata una militante de Podemos que prefiere no dar su nombre ni la localidad a la que pertenece.
“Este señor llegó con mucha fuerza, diciendo que había trabajado en sindicatos y que quería cooperar en portavocía y en el grupo de Empleo y Economía. Lo primero que hizo fue editar sin consultarlo con nadie un folleto sobre Podemos, y tras un jaleo monumental con broncas de por medio acabó pidiendo disculpas. Pero lo más fuerte fue cuando nos enteramos que iba prometiendo trabajo a personas del círculo en paro a cambio de apoyos para el Consejo Ciudadano estatal, para el que se postuló candidato. Entonces le sacamos la revelación en una reunión y se puso muy nervioso, apenas sin poder explicarse. Apenas sacó votos para su candidatura. Hoy día este señor sigue acudiendo a los círculos, aireando que se ha cometido una injusticia con él”. La miembro de Podemos destaca que en los círculos “siempre se peca de buenismo, pero la gente no es tonta. Con los arribistas hay que ser implacables sin perder las formas. Cuanto más claros y transparentes seamos, más difícil lo tendrán quienes solo vengan por puro egoísmo”.