Bajo esa voz educada y suave, casi edulcorante del profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, Fernando Luengo, se esconde un torrente de ideas que, cual martillo pilón, machacan incisivamente las políticas económicas desplegadas por PP y PSOE desde que estalló la crisis.
Desde su despacho, este experto en empleo, sostenibilidad, flujos migratorios y tantas otras áreas, amén de miembro de Podemos y participante activo del importantísimo Círculo de las Tres E (Economía, Ecología y Energía), atiende por teléfono a Vozpópuli. Este miércoles y hasta el viernes arrancan las jornadas El reto del empleo en tiempos de crisis, inauguradas por Monedero y clausuradas por Luengo. De ellas se espera que surja alguna idea que sirva para confeccionar el programa económico de la formación política del momento.
Luengo es partidario de la negociación colectiva, de dar más poder sin ambages a los sindicatos hasta conseguir un reequilibrio de fuerzas; de liberar horas sobre el empleo ya existente para crear más puestos; de la división sexual del trabajo y de un monumental plan de emergencia que rescate la industria sostenible del país. “Son mis ideas”, matiza, “no las de Podemos”. Pero a nadie le escapa que son muchos en Podemos los que escuchan a este profesor.
¿Hay que derogar las últimas reformas laborales?
Sí. También la anterior, pero la de 2012 especialmente, porque querían crear empleo y eliminar la dualización, y no han conseguido ninguno de estos objetivos. Por un lado, no hay ninguna experiencia en Europa en la que se haya creado empleo desregulando el mercado de trabajo. Por otro, el mercado laboral está más segmentado que antes. Se ha generalizado el trabajo precario y las empresas han ajustado plantilla por el camino equivocado: mejoran la competitividad a corto plazo reduciendo costes laborales. Pan para hoy y hambre para mañana, porque esta vía ni moderniza ni mejora nuestra competitividad en el futuro.
"Las empresas han ajustado plantilla por el camino equivocado: mejoran la competitividad a corto plazo reduciendo costes laborales"
¿Los trabajadores son los grandes perdedores?
Absolutamente. Las reformas laborales debilitaron las centrales sindicales y reforzaron a las patronales y a los directivos empresariales. Hasta donde yo sé, la negociación colectiva de este miércoles consiste en cuánto salario te bajas a cambio de algo que muchas veces no se cumple. La negociación está absolutamente pervertida.
¿En Podemos hay reticencias hacia los grandes sindicatos?
No sabría decirlo. Mi impresión es que es muy peligroso el discurso antisindical, aunque los sindicatos son culpables de muchas cosas que ahora ocurren. Hicieron muchas concesiones que terminaron por debilitar la posición de los trabajadores. Pero para reequilibrar la economía, creo que los sindicatos necesitan más poder. Algo que es imposible con un marco laboral tan descentralizado como el actual en el que el despido es cuasi-gratuito.
¿Hay que encarecer el despido?
Soy partidario de poner trabas en empresas rentables y competitivas. ¿Cómo es posible que tengan esta libertad de despido cuando se suspendieron los salarios de tramitación? No sabría pronunciarme por una medida concreta, pero hay que restringir el libre despido. Y obstaculizar el despido no perjudica el ajuste empresarial: por el contrario, crea las condiciones para que el ajuste se produzca en otra dirección. Con la espada de Damocles del despido no aumenta la productividad. Lo que funciona en Europa es una concertación estatal, regional o sectorial capaz de meter en la agenda de la negociación de aspectos cruciales para la economía.
"Soy partidario de poner trabas en empresas rentables y competitivas"
¿Reduciría la jornada laboral?
Quiero precisar una cosa antes: cuando hay un desempleo del 26% y sabemos que el desempleo real es todavía superior porque se está reduciendo la población activa, el problema se resuelve creando puestos de trabajo. No solo repartiendo. Pero para contestar a su pregunta, soy consciente de que hay que distribuir horas. Hay sectores como la industria en los que ni siquiera en los periodos expansivos hemos creado empleo neto: el único sector que creaba empleo neto era el sector servicios. Por tanto, si nuestra producción tiene tantas dificultades estructurales para crear empleo, hay que repartir. Plantearse la posibilidad de que se reduzca la jornada de trabajo, y que de ahí se liberen horas que permitan crear empleo.
¿Qué más se puede hacer?
Yo enfocaría el tema de la división sexual del trabajo, para que los cuidados estén más repartidos entre hombres y mujeres, favorecidos por una tendencia demográfica. Y se liberen horas. Ahora, ¿reduciendo la jornada laboral y abordando los cuidados resolverán el problema del paro? No, pero sí ayudarán a ello. La ley de dependencia de Zapatero que yo siempre defendí apuntaba a ello, creando un tejido nuevo que no lastraba la productividad.
La clave de la productividad: no echando a la gente del trabajo y obligando a trabajar más horas a los que mantienen el puesto
Usted defiende una reindustrialización económica dando un impulso a cierto sector energético, concretamente el más ecológico…
Es el gran desafío. España conoce desde hace bastante tiempo un proceso de desindustrialización inquietante. Por ejemplo, nuestra industria de bienes de equipo necesita ser fortalecida. Los pilares básicos de nuestro tejido fueron la construcción y el turismo, y ahora necesitamos modernizar nuestro modelo sin centrarnos solo en el crecimiento, sino transitando hacia una sociedad ecológicamente sostenible. Ya hemos pasado todas las líneas rojas, así que hay que plantearse objetivos que permitan fortalecer industrias estratégicas. En torno al ahorro energético y a la conservación del ecosistema existe una fuente de riqueza enorme con la que se pueden crear muchos puestos de trabajo y producir cosas distintas. Ahí está la clave de la productividad: no echando a la gente del trabajo y obligando a trabajar más horas a los que mantienen el puesto.
¿No ha aumentado la productividad?
Estadísticamente sí, pero se trata de una falacia estadística. Si yo cojo los medidores clásicos de la productividad y los cruzo con el brutal ajuste de empleo, la estadística dice que ha aumentado. Lo que a mí me vale no es el output, la cantidad de bienes que produzco, sino el valor añadido de aquellas industrias que sí refuerzan nuestra competitividad. No producir barato, sino producir sofisticado. Y eso no se está consiguiendo.
"Yo no creo que el sector privado deba quedar al margen [...] El Estado tiene que activar un plan de emergencia productiva y social"
¿Qué papel jugaría el Estado en sus propuestas?
Uno importantísimo. Pero yo no creo que el sector privado deba quedar al margen: simplemente es que el endeudamiento privado es tan grande que el impulso recaudatorio del sector público se nota. El Estado tiene que activar un plan de emergencia productiva y social. Una terapia de choque no neoliberal. España cada año pierde capital humano y físico, y esto va a ser un lastre.
¿Cómo se financiaría ese plan?
Con progresividad fiscal, y con una banca pública puesta al servicio de esa reconversión industrial y productiva. Y algo parecido debería suceder con la Unión Europea, que urge de un aumento de presupuesto y un plan inversor masivo. Y el que acaba de presentar Jean-Claude Juncker no lo parece.
Estas ideas suyas ¿calan en Podemos?
Aún es pronto para saberlo. Las jornadas que se van a celebrar [este miércoles y el viernes] son un ejemplo de que nuestro círculo [de las tres E: Economía, Ecología, Energía] está dispuesto a abordar el asunto. El debate está lanzado, pero no muy avanzado. Por eso las jornadas son cruciales: porque probablemente darán lugar a un tipo de documento que presentaremos en el círculo para adoptar después una posición política. Veremos.