Podemos guardó silencio este jueves tras la exhibición militarista del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que visitó Kiev por el aniversario de la invasión rusa de Ucrania. Los morados, que en su día señalaron al PSOE como el "partido de la guerra" por enviar armas al Gobierno de Volodímyr Zelenski, escondieron su postura en plena crisis de la coalición por el 'sí es sí'. Las fuentes consultadas insinúan que en la cúpula morada no ha sentado nada bien no solo el desplazamiento del jefe del Ejecutivo, sino su ofrecimiento, ya que añadió cuatro carros de combate más a los seis que ya comprometió al Ejército ucraniano.
No obstante, será la propia secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, quien previsiblemente se pronuncie este viernes sobre el asunto. La cuestión de Ucrania es una de las grandes divisiones que atraviesan el Ejecutivo de PSOE y Podemos. Los morados nunca han secundado el plan de Moncloa de apoyar militarmente a Kiev y se han limitado a hacer campaña a costa de señalar a los socialistas como meras comparsas de Estados Unidos que hacen "seguidismo" de los intereses de la OTAN; una organización que desdeñan y que llegan a ver como auténtica culpable del conflicto por amenazar la seguridad de Rusia a golpe de base estadounidense en territorio europeo. El problema es que España, según recuerdan fuentes gubernamentales socialistas, es miembro de la Alianza Atlántica y tiene obligaciones que no puede obviar.
Sánchez es el primer mandatario europeo que visita Kiev en el aniversario del inicio de la invasión. Y lo hace tras el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El líder socialista no ha escatimado en recursos para pregonar su 'aventura'. Su cuenta de Twitter se convirtió en una agencia audiovisual de promoción. Hasta siete vídeos -el último con recursos comprimidos de todo el viaje- sirvieron para amplificar una vez más el perfil de "actor global", según Moncloa, del presidente del Gobierno. A Sánchez, según su núcleo más cercano, le encanta la política internacional, en la que se mueve con habilidad y de la que intenta sacar rédito político.
Podemos: OTAN, no... Gracias
Podemos ya engrasó la maquinaria de rechazo a la OTAN durante la cumbre que se celebró el pasado verano en Madrid. Es más, los ministros morados desplantaron a la cúpula de la Alianza en la ceremonia de bienvenida, ya que ni uno solo se dejó ver. Desde que comenzó la invasión rusa, se han repetido los mensajes de Podemos en contra de la OTAN. Sin ir más lejos, Héctor Illueca, vicepresidente segundo de la Generalitat Valenciana, arremetió contra la organización dirigida por Jens Stoltenberg y la responsabilizó del estallido de la guerra de Ucrania: "Si la OTAN no existiera la guerra jamás se habría producido", espetó entonces.
En verdad, la OTAN es un dolor de cabeza para la izquierda que gobierna en España. El PSOE y Unidas Podemos no se ponen de acuerdo sobre cómo relacionarse con una organización a la que la invasión rusa de Ucrania ha dado una nueva vida tras el derrumbe de la Unión Soviética y la disolución del Pacto de Varsovia. El siglo XXI, en su primer cuarto de vida, se está volviendo oscuro y peligroso. Esa última palabra es la que más repiten los mandatarios que forman parte de la Alianza. Y, aunque las dos tradiciones políticas que conviven en Moncloa lo comparten, difieren de lleno sobre un asunto clave: el papel preponderante de Estados Unidos, el ejército más poderoso de la Tierra.
Mientras que la tradición socialdemócrata, a la que está adscrito el PSOE, antepone que se imponga la democracia pese a que se beneficie de ello el gran mercado de Estados Unidos, la izquierda a la izquierda del PSOE está por la labor de marcar distancias con Washington. Por eso, la izquierda europea aborrece cualquier aroma estadounidense en los asuntos europeos. En la socialdemocracia aún se ve a Estados Unidos como un faro. Pero en su izquierda se le percibe como una democracia averiada en claro retroceso, como evidencian, zanjan fuentes de peso del partido, la eclosión de personajes como el expresidente Donald Trump.
Una izquierda, distintas miradas
En verdad, los partidos de izquierda rompieron ya al comienzo de la invasión la mirada única pacifista que tienen sobre las guerras. Uno de los primeros en manifestar dudas sobre el rechazo al envío de armas fue el diputado de Compromís Joan Baldoví, quien a las pocas semanas del estallido y en un ataque de sinceridad, reconoció que si estuviera en el lugar de los ucranianos que han enviado a su familia fuera del país, preferiría "más que una declaración, un arma".
En Unidas Podemos tampoco se pusieron de acuerdo. La rama más cercana a Yolanda Díaz, que lideran los 'comunes', hablan abiertamente de la legitimidad de la autodefensa militar ucraniana bajo el amparo de las Naciones Unidas. Fuentes de Unidas Podemos reconocen que los partidos que sustentan la coalición se aproximan a la crisis ucraniana con diferentes enfoques. Sin embargo, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, sí apoyó la visita del presidente del Gobierno a Ucrania. Aunque marcó distancias con respecto al envío de carros de combate. Díaz reiteró que el espacio confederal es partidario de trabajar en la vía diplomática que permita una resolución de esta "guerra criminal".
En Unidas Podemos conviven Izquierda Unida, Podemos, En Comú Podem y Galicia en Común. Toda una amalgama de fuerzas diferentes que están poniendo el foco y la crítica en aspectos diferentes de la guerra. Por un lado, Podemos e Izquierda Unida son contrarios al envío de armas. No importa que se haga a través de la UE o de manera bilateral. E Izquierda Unida, además, mantiene una posición antiOTAN mucho más beligerante que la morada, que no se puede permitir tanto ruido contra la Alianza Atlántica por estar en el Gobierno pese a que pelean por sacarla de Europa.
Sevilla
Como cobardes!!
Thermidor
Yo estoy en contra de la OTAN y a favor de Rusia, Podemos que haga lo que quiera.