Un salto al río Manzanares para salvar a una mujer que yacía semisumergida. Belén y Daniel, policías de paisano, no lo dudaron un momento. Cuál fue su sorpresa al verle el rostro e identificarla como la misma persona a la que habían salvado seis meses atrás. Intervenciones por las que los policías se granjearon el sobrenombre de los 'ángeles de la guarda' del puente de Segovia... pero no para ser condecorados por el Ministerio del Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, en el reparto de medallas al mérito policial.
Es 18 de junio de 2020. Rondan las 23 horas en las inmediaciones del río Manzanares. Belén y Daniel acumulan años de experiencia desempeñando funciones de seguridad ciudadana. En mitad de aquella quietud reciben un aviso de la central: una persona ha caído desde el puente de Segovia, de unos 15 metros de altura, y se encuentra en algún lugar del río Manzanares.
Sin tiempo para la duda, Belén y Daniel corren por uno de los paseos laterales del río hasta las inmediaciones del puente de Segovia. Saltan un muro de dos metros para llegar a una pasarela. Desde ahí saltan otros cuatro metros para llegar hasta el cauce del río. Localizan a la persona y se precipitan hacia ella, atravesando el cauce del río.
El rescate
Se abren paso entre un lecho abrupto y a través del agua para llegar hasta su objetivo. Es ella, su rostro no les es extraño y caen en la cuenta: es la misma mujer a la que habían atendido seis meses antes desde lo alto del puente de Segovia cuando estaba a punto de saltar. La víctima se encuentra boca abajo, con la cabeza medio sumergida.
Belén tira de sus conocimientos de rescate en medios acuáticos y primeros auxilios para arrastrar a la mujer a un lugar seguro, donde el agua cubre menos. Un primer equipo médico ubicado en el puente da instrucciones a los dos agentes: le toman las constantes vitales, le palpan las extremidades para asegurarse de que aún tiene sensibilidad, estudian posibles fracturas.
Los agentes no se separan de la mujer. Ella reacciona y reconoce a los policías al instante, los mismos que seis meses antes habían evitado que saltara. Entre sollozos, les pide que no la dejen sola. El tiempo transcurre lento. Finalmente llega el equipo médico apoyado por los equipos de rescate. Estabilizan a la mujer, la inmovilizan y la evacúan a un centro hospitalario.
Las medallas al mérito policial
Los nombres de Belén y Daniel saltaron a los medios de comunicación por su heroica actuación. En ABC se les bautizó como los 'ángeles de la guardia' del puente de Segovia y aquel sobrenombre pronto se extendió entre esferas policiales y sindicatos.
Es precisamente el Sindicato Unificado de Policía (SUP) el que recoge su historia -citando sólo sus iniciales- en un informe donde analiza las medallas al mérito policial concedidas este año por el Ministerio del Interior. El departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska ha entregado más de 2.800 condecoraciones que se dividen en 2.798 cruces blancas, 46 cruces rojas y 4 cruces de plata (éstas últimas, pensionadas).
Entre ellos no figuran Belén y Daniel. El SUP considera que cumplen con los requisitos necesarios para ser condecorados por el Ministerio del Interior y destacan su caso como "ejemplo de injusticia". En la lista también figuran los dos agentes que se enfrentaron a medio centenar de grafiteros en el Metro de Madrid, a varios policías con actuaciones destacadas contra el narcotráfico y otros miembros del cuerpo cuya intervención fue crucial para salvar vidas.
El sindicato pide al Ministerio del Interior una reformulación en la ley de condecoraciones: "Sólo con esa fuerza normativa se podrá obligar a la Administración a que reconozca todos y cada uno de los servicios meritorios y, en consecuencia, los recompense con la medalla que corresponda a cada caso".
Una nueva fórmula en la que haya una distribución "equitativa" de las medallas entre los agentes de las diferentes escalas, una mayor "transparencia" en el reparto y un mayor peso de las organizaciones sindicales, sugiere el SUP. Medidas para evitar que casos como el de Belén y Daniel caigan en el olvido de las condecoraciones.