Los últimos resultados electorales en Cataluña han desatado el nerviosismo en el PP por la pugna que mantiene con Ciudadanos por el centro derecha, pero también en el resto de formaciones entendidas como "constitucionales" pues los datos de los comicios tampoco invitan a pensar que fuerzas como el PSC o la coalición liderada por Ada Colau, Catalunya en Comú-Podem, tengan un futuro parlamentario prometedor en la comunidad autónoma. Pese a que las encuestas previas al 21D apuntaban a que la candidatura de Xavier Domènech iba a ser decisiva para la formación del nuevo Govern finalmente sufrió un batacazo en las urnas y no pudieron transformarse en 'llave'.
El desgaste de los 'comunes' en Cataluña contrasta con el optimismo entre las filas de la formación naranja, que estaría planteándose conquistar las principales alcaldías de las provincias y municipios donde han arrasado. Un reto no menor para un partido que no cuenta con ningún alcalde en la región, pero que se ha convertido en el más votado en las provincias de Tarragona (27,3%), Barcelona (26,4%) y en doce de las quince ciudades más pobladas de Cataluña, en concreto, en Santa Coloma de Gramanet, Tarragona, Cornellà de Llobregat, Hospitalet de Llobregat, Sant Boi de Llobregat, Reus, Badalona, Mataró, Terrassa, Sabadell, Lleida y Barcelona.
Crecimiento en Girona
Pero también es la primera fuerza constitucionalista destacada en Girona (19,5%), feudo independentista, y Lleida (17%). Según un informe interno elaborado por el partido para analizar los resultados del 21D, la provincia en la que más ha crecido ha sido Girona (56%), seguida de Lleida (46%), Tarragona (41%) y Barcelona (40%), lo que, según el equipo de Rivera, "da cuenta de la transversalidad territorial de su mensaje".
En nuestro partido funcionamos con primarias y yo optaré a ellas". El mensaje de la presidenta del grupo municipal naranja en Barcelona de cara a las elecciones municipales de 2019 es claro
La primera meta parece estar fijada en el feudo de Ada Colau: Barcelona. El patinazo de 'los comunes' ha empujado a la presidenta del grupo municipal naranja, Carina Mejías, a dar un paso al frente para anunciar que se presentará a las primarias de su formación para ser la candidata a arrebatar la alcaldía de la capital catalana a Colau y su equipo. "En Barcelona fuimos la fuerza más votada en siete de los diez distritos, en lugares tan dispares como Sant Martí y Sarrià, y ahora nuestro objetivo es fidelizar todo este apoyo y consolidar nuestro proyecto para ser la fuerza más votada en las próximas municipales. Queremos reproducir en las siguientes elecciones los últimos resultados", constataba.
"En nuestro partido funcionamos con primarias y yo optaré a ellas". El mensaje de cara a las elecciones municipales de 2019 es claro. No obstante, si los resultados alcanzados en barrios sociológicamente tan distantes como Pedralbes (41,3 %), Torre Baró (39,9 %) o la Barceloneta (20,3%) se pueden tildar de "espectaculares", en otros distritos como el de Gràcia, Sants y Eixample la formación deberá reforzar su presencia. "El panorama de las empresas que marchan de la ciudad es desolador. Nuestro deber es que regresen y que no marche ninguna más. Queremos desarrollar un plan de mejoras fiscales y financieras con el objetivo de que las sociedades que se instalen lleguen también con el mejor talento", apuntaba la futura rival de Colau.
Fenómeno 'Ciutadans'
En el caso de Tarragona -donde gobierna Josep Fèlix Ballesteros (PSC) después de ganar por tercera vez las elecciones tras sumar nueve concejales, 14.486 votos y obtener un apoyo del 28,49%-, Ciudadanos sumó el pasado 21D el 35% de las papeletas y llegó hasta los 25.000 apoyos. Una cómoda victoria que, sin embargo, según los socialistas catalanes, no sería "extrapolable" a las elecciones municipales de 2015. "En el contexto actual, ninguna elección es extrapolable con otra", defiende la portavoz del PSC en el Ayuntamiento de Tarragona, Begoña Floria, y aseguró a medios locales que otro factor a tener en cuenta es que "la participación tampoco es la misma", pues si el 21D en Tarragona votó el 81,4% de los electores, en las municipales de mayo de 2015 solo lo hizo el 56,3%.
Es tendencia general que los alcaldes catalanes defiendan públicamente que el 'fenómeno Ciutadans' no es se puede extrapolar a los ayuntamientos, pero lo cierto es que la amenaza de los candidatos naranjas ya ha propiciado los primeros movimientos de 'ficha'. Los comunes, que se han manifestado en contra del independentismo unilateral, se han negado -además de a una posible investidura de Inés Arrimadas, quien ni siquiera ha presentado su candidatura, según explican, por falta de apoyos- a que la Mesa del Parlament sea presidida por un candidato naranja. Lo que sea por no allanar el terreno a Rivera y su equipo, quienes se han fijado como meta para futuras elecciones una presencia mayor en los municipios y desbancar a los llamados "alcaldes del cambio".