Será un acto austero, sin apenas invitados, sin más medios de comunicación que los catalanes, TV3, Catalunya Radio y la ACN, agencia catalana de noticias. Quim Torra tomará posesión en la mañana de este jueves en una ceremonia casi de tapadillo, para evidenciar la 'provisionalidad' de su condición de 'president' circunstancial.
No habrá bandera de España. Tan sólo la senyera, según comentan fuentes de presidencia de la Generalitat. Torra repetirá el esquema de su predecesor, Carles Puigdemont, quien evitó cualquier tipo de referencia a las instituciones del Estado. Ni menciones al Rey, ni a la Constitución, ni al Estatut. Estará presente, al parecer, el presidente del Parlamento, como en su momento lo estuvo Carme Forcadell, ahora en prisión. Torra se comprometerá ante Roger Torrent a "cumplir lealmente las obligaciones del pueblo de Cataluña representado por el Parlament". Su respuesta un escueto "sí prometo".
Un puñado de invitados
No habrá discursos, ni celebración especial. Apenas una par de decenas de invitados, gente del partido, de la administración, su esposa, Carola Miró, quizás sus hijos y poco mas. No se ha concretado si habrá representantes del Gobierno español. Al acto de Puigdemont asistieron el entonces ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, y la entonces delegada del Gobierno, María de los Llanos Luna. Recibieron ambos una sonora pitada al acceder al Palacio de la Plaza de San Jaime.
Por vez primera, esta ceremonia no tendrá lugar en el salón Sant Jordi, sino que se trasladará a otro recinto del edificio, quizás al salón Vigern de Montserrat, un detalle todavía por precisar. Se supone que tras la promesa, los escasos asistentes celebrarán el trámite con una copa de cava. El viernes se desplazará hasta Estremera y Soto del Real para visitar a sus compañeros del 'procés' que permanecen en prisión por orden del juez Llarena.