El PP elige a partir del viernes, durante cuatro días, los más de 2.500 compromisarios que representarán, junto a los 500 delegados natos, a los 800.000 militantes de la formación en el Congreso de febrero. La cúpula de Génova se está esforzando por potenciar la imagen de democracia interna en este trámite, que hasta ahora se llevaba a cabo sin apenas repercusión ni transparencia.
Cuatro jornadas con imágenes de militantes del PP pasando por las urnas. Con sus líderes, en primer plano. Habrá fotos de Rajoy, Cospedal y demás altos cargos en el momento de elegir a quienes serán sus delegados en el cónclave de los populares. Lo nunca visto, hasta ahora. Un cambio notable, aunque el resultado final siga siendo el mismo. El Comité Organizador del Congreso Nacional que se celebrará a mediados de febrero se empeña estos días en transmitir a sus dirigentes regionales la importancia de que movilicen a sus militantes para que concurran ante las urnas. Quieren ver un entusiasmo participativo, para borrar el cliché de que en el PP está todo atado y bien atado, desde quién será el próximo presidente hasta quiénes los delegados venidos de la ciudad más pequeña de España.
“Es algo forzado, no hay cultura, ni tradición”, comenta un veterano responsable regional de Castilla y León. Hasta ahora, los compromisarios eran, casi en su totalidad, cargos orgánicos de la formación. No había pugna entre listas ni apenas alguien aventuraba presentarse por libre. “Era un esfuerzo inútil, todos sabían quiénes iban a ser los elegidos”. Candidaturas casi únicas y electos sin sorpresa. “Cambiar de pronto esta mentalidad de años no se consigue en dos días, por más que se empeñe la dirección de Madrid”, añade la mencionada fuente. “Quieren que parezcan unas primarias, sin serlo. Son unas primarias de cartón piedra, pura fachada, un maquillaje. A los congresos sólo va la gente del aparato, siempre ha sido así. Van los que tienen cargo y aspiran a ascender o al menos a mantenerse. De ahí que estas reuniones sean un puro trámite propagandístico”, subraya.
Isabel Benjumea, del grupo Floridablanca, jóvenes del PP, muy críticos con la dirección, subraya que “es una falta de respeto a los militantes, porque no se trata en verdad de un ejercicio democrático”. José María Aznar, que este lunes arremetió contra la 'Operación Soraya' en Cataluña, reclamó tras el 20-D "un congreso abierto". A lo que le respondió Rajoy: "Los congreso del PP siempre han sido abiertos".
Modificar los estatutos
No le agradan Rajoy las primarias y en el próximo Congreso ni siquiera se va a plantear la necesidad de modificar los estatutos para cambiar el proceso de elección de los cargos y candidatos. Algunos barones regionales lo llevan reclamando desde hace tiempo, como Cristina Cifuentes o Isabel Bonig, líderes del partido en Madrid y Comunidad Valenciana, respectivamente, quienes se han pronunciado abiertamente por incorporar este sistema en sus respectivos congresos regionales. Valencia, después de Andalucía, es la segunda demarcación en importancia en cuanto al número de compromisarios que aporta al plenario. Madrid ocupa el tercer puesto.
Los altos cargos del PP, con Fernando Maíllo, vicesecretario de Organización, al frente, se afanan estos días por transmitir a su estructura autonómica la necesidad de hacer un esfuerzo durante los días 16,17, 18 y 19, para animar a su gente a que acuda a las sedes provinciales y locales a depositar su voto, a elegir a su compromisario. “El PP también vota”, es la consigna. Las primarias han demostrado que conducen al fracaso, no sólo en España, donde está bien reciente el caso del PSOE, sino en algunos países vecinos. La cúpula de Génova ha detectado cierta insatisfacción entre algunos líderes regionales.
“Es mejor no disfrazar las cosas. Si no nos gustan las primarias, mejor no inventarnos un sucedáneo y seguir como hasta ahora”
En la Conferencia Política del verano de 2015 se hablaba de ‘un militante, un voto’ para designar a los candidatos, incluido al candidato en unas generales, no a la duplicidad de cargos, dinámica participativa, consulta a las bases y hasta congresos asamblearios. Dolores Cospedal, número dos de la formación, enarboló entonces esa bandera, presionada, como buena parte del PP, por el recelo a un crecimiento de los partidos de ‘la nueva política’. Este temor se ha evaporado. Ciudadanos está adormecido y en Podemos andan a la greña. Y los socialistas necesitarán mucho tiempo para recomponer su liderazgo.
El empeño de Génova en presentar la designación de compromisarios como un ejercicio de transparencia y democracia interna quizás no logre su objetivo, según esas fuentes. “Es mejor no disfrazar las cosas. Si no nos gustan las primarias, mejor no inventarnos un sucedáneo y seguir como hasta ahora”, comentan. No será el Congreso de la renovación y el salto adelante, será un cónclave más, para reforzar la estructura interna, llevar a cabo algunos retoques y consolidar al PP como primer partido nacional. “No nos ha ido tan mal”, sentencia un alto dirigente de la formación ante esa tímida sensación de escepticismo que se palpa en algunos sectores de la militancia.