La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, priorizará los debates presupuestarios sobre la moción de censura de Vox si, como parece, coinciden en el tiempo durante la segunda mitad de septiembre.
Esta intención, dicen a Vozpópuli fuentes parlamentarias próximas a Batet, es "de sentido común". Pero políticamente tiene su importancia, porque Santiago Abascal se vería abocado a un debate en el que pretende tumbar a un Gobierno que acabaría de recibir el respaldo del Parlamento a una nueva senda de déficit, y además probablemente con Ciudadanos y no con el separatismo catalán.
Batet, que tiene la potestad de fijar la fecha de la moción, pondrá siempre por delante los plenos relativos a las cuentas públicas, según explican estas fuentes. Y en cualquier caso recuerdan que de momento son todo especulaciones porque no hay fecha ni para la moción de censura, ni para los Presupuestos.
"La presidenta aplicará el sentido común", dicen estas fuentes. "Y los Presupuestos son lo más importante ahora".
Senda de déficit y censura
El Gobierno de coalición negocia con Ciudadanos, PNV y otros socios minoritarios los Presupuestos Generales del Estado. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dicho que quiere cumplir los plazos "en tiempo y forma". Es decir, el Ejecutivo llevaría las cuentas al Parlamento antes del 1 de octubre.
Esta decisión obliga a Montero a aprobar una nueva senda de déficit (techo de gasto) antes de esa fecha. Y se barajan la tercera o cuarta semana de septiembre para ese debate, según explican fuentes conocedoras de la negociación. Las fechas de Hacienda se solaparían con la intención expresada por Vox de registrar su moción de censura a partir del 15 de septiembre.
Y es ahí donde Batet, se supone que de común acuerdo con Pedro Sánchez, puede dar prioridad a la convocatoria de uno u otro pleno. Fuentes de Hacienda sostienen que la nueva senda de déficit, imprescindible para los Presupuestos, se remitirá a las Cortes para su tramitación por la vía urgente.
La aprobación del techo de gasto convertiría la censura de Vox en un debate complicado para Abascal. No es solo que carezca de los apoyos, como ya es sabido, sino que además se enfrentaría a un debate en el que pretende relegar a un Gobierno con mayoría para sacar adelante los Presupuestos. Incluso si Vox aguanta un poco más, la censura quedaría encajada en el complejo trámite de debate presupuestario: enmiendas a la totalidad, comisiones, intervención de cada ministro para explicar las prioridades de su área, etc.
Las mociones de Iglesias y Sánchez
Las reglas parlamentarias de la moción de censura son más laxas que las de Prespuestos, que tienen una formas y unos tiempos muy tasados. La única norma establecida para la censura es que debe transcurrir un mínimo de cinco días desde su calificación para celebrar el debate. A partir de ahí, no hay un plazo máximo. La presidencia del Congreso elige una fecha y se ordena el pleno con la duración del mismo y los tiempos de intervención.
Los ejemplos más cercanos a la capacidad arbitraria, si se quiere, de la presidencia de la Cámara baja se produjeron hace dos legislaturas, cuando el Congreso celebró dos mociones de censura: la de Pablo Iglesias y la de Pedro Sánchez. En el caso de la presentada por Unidas Podemos, la entonces presidenta Ana Pastor (PP) tardó casi un mes en fijar la fecha. El partido morado la registró el 18 de mayo y el debate tuvo lugar el 13 de junio.
Pastor hizo justamente lo contrario en el caso de la moción de Sánchez. El PSOE la registró el 25 de mayo. Y el pleno comenzó el 31 de mayo. Sánchez ganó la votación para desalojar a Mariano Rajoy y se convirtió en presidente del Gobierno al día siguiente. El consenso posterior es que Rajoy y Pastor cometieron un error estratégico al pensar que el líder del PSOE no sería capaz de amarrar los apoyos con tan poco margen.