Desde que el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, responsable del ejecutivo catalán entre enero de 2016 y octubre de 2017, se fugase de España la noche del pasado 30 octubre, para fijar su residencia "temporal" en la localidad de Waterloo, Bélgica se ha convertido en el campo de batalla judicial por extensión entre el Estado y los independentistas.
Por ello, entre los nuevos nombramientos de las embajadas españolas cobra especial relevancia la figura que encabezará la misión en Bruselas. Su nombre responde a Beatriz Larrotcha y hasta ahora había ejercido de subsecretaria del Ministerio de Asuntos de Exteriores durante la etapa de Alfonso Dastis.
No son pocos los retos a los que tendrá que hacer frente a nivel diplomático. La demanda civil que Puigdemont ha presentado contra el juez Pablo Llarena y las presiones al Gobierno de Sánchez desde el PP, Ciudadanos y las asociaciones de jueces para que defienda al magistrado son la última vuelta de tuerca.
Tal y como venía haciendo su antecesora al frente de la Embajada en Bélgica, Cecilia Yuste, Larrotcha deberá lidiar con los tentáculos del secesionismo en su nuevo destino
Según ha anunciado este lunes Moncloa, el Ejecutivo ha puesto en marcha "todos los mecanismos necesarios" para defender la soberanía jurisdiccional española en la demanda presentada en Bélgica contra el Llarena, entre los que se encuentra la contratación de un despacho de abogados de ese país, una iniciativa calificada por Puigdemont ante los medios belgas de "precedente gravísimo".
Tal y como venía haciendo su antecesora al frente de la Embajada en Bélgica, Cecilia Yuste -que ha pedido una excedencia de la carrera diplomática y el próximo mes de septiembre comenzará a ejercer como directora de Relaciones Institucionales del Banco Santander-, Larrotcha deberá lidiar con los tentáculos del secesionismo en el nuevo destino encomendado por Borrell.
La imagen de España
Quien fuera brazo derecho de Dastis con el anterior Gobierno será una de las embajadoras clave en el equipo del actual ministro socialista de cara a frenar la imagen de esa España "neofranquista" que, según el propio Borrell, se ha intentado proyectar por los impulsores del procés.
Se podría señalar como ejemplo de esa imagen la muestra '55 Urnes pour la liberté' ('55 urnas por la libertad'), el hecho de que la Iglesia de San Juan Bautista, en la Plaza del Bequinaje de Bruselas, acogiese a principios de verano una exposición donde los visitantes pudieron conocer el trabajo de unos cincuenta artistas de Cataluña sobre cómo el 1 de octubre "los catalanes vieron cómo la policía reprimía la libertad de expresión con su violencia", de acuerdo a la explicación del Consell de la República Catalana, la organización paradiplomática fundada por Puigdemont a cargo de organizar la muestra.
Otro ejemplo reciente es el tratamiento de Cataluña como estado junto a España, Japón, Italia y Alemania en uno de los folletos oficiales del Ayuntamiento de Bruselas en torno a uno de los eventos culturales más emblemáticos de la ciudad, el referido al tapiz gigante compuesto por unas 500.000 dalias y begonias que cubren la Grand Place cada dos años. Según publicó El Confidencial, la embajada se vio obligada a tomar cartas en el asunto y pidió al consistorio belga rectificar la información en las páginas web oficiales, pues los folletos ya se habían repartido.
Nombramientos de Borrell
La elección de Larrotcha para ocupar este cargo vuelve a poner de manifiesto la confianza del actual ministro de Asuntos Exteriores en el anterior equipo, una actitud que, según fuentes de su propio partido, no ha sido bien encajada en las filas del PSOE. De acuerdo a las explicaciones del titular de Exteriores -en respuesta a un artículo de opinión publicado en ABC donde se le acusaba de haber "laminado la carrera de medio centenar de diplomáticos que llevan entre un año y año y medio en sus destinos"-, Dastis había previsto proceder a nombrar cuarenta y seis embajadores o embajadoras.
Únicamente se habría dejado, según Borrell, de nombrar a nueve de ellos, así como otros nueve tendrían como destino una embajada que no tenían prevista, mientras que al resto se les habría asignado las determinadas por el anterior Gobierno. Se desconoce si este último es el caso de Larrotcha, que además ha estado destinada en las representaciones diplomáticas de España en Argelia o Perú, además de en la representación permanente ante la UE y de ser delegada del MAEC en el Comité Organizador Olímpico Barcelona 92.
