Pablo Casado se encuentra este domingo en Vitoria con Alfonso Alonso, presidente del PP vasco y uno de los más firmes valedores de Soraya Sáenz de Santamaría durante la pugna interna por la sucesión de Mariano Rajoy. El presidente del PP aprovecha este verano para desplazarse por España en una campaña para cerrar heridas, intentar 'coser' las cicatrices que dejó abierto el Congreso extraordinario. El País Vasco es la escala más complicada.
Alonso es centrista, no comulga con el PP vasco del pasado, apuesta por la renovación que postulaba Santamaría y considera que buena parte del discurso del equipo ganador es 'demasiado de derechas, casi carca', según ha comentado a gente de su entorno. Durante la campaña, Alonso se mostró muy beligerante contra el otro bando. En su estilo vehemente, no dudó en tachar de 'oportunista' a Casado y en lanzar referencias muy críticas sobre su aznarismo y su ideología derechista. Un bombardeo muy ruidoso que incluso sorprendió en algunos círculos del PP.
Relación con el PNV
Pese a que siempre lo ha negado, el líder de los populares vascos habría sido el 'número tres' del partido, tras Fátima Báñez, de haberse impuesto el bloque de Soraya. Ahora encabeza el bastión menos sensible al 'pablismo', la 'aldea gala' fiel a Santamaría, pese a que, tras la incontestable derrota, se puso a las órdenes del equipo vencedor. "Ahora vamos a remar" en pro del partido, dijo. Mantiene buenas relaciones con el PNV, apoyó los presupuestos nacionalistas en el País Vasco y consiguió que Urkullu apoyara los de Rajoy en Madrid. No pudo, eso sí, convencerles para que no se sumaran a la moción de censura de Sánchez.
Reticente y desconfiado, este pasado domingo todavía aseguraba, en una entevista, que "Casado no ha hecho una integración real". Y esgrimía una larga lista de reproches hacia la nueva dirección. En especial por no haber contado con gente de la lista de Soraya a un máximo nivel. Iñaki Oyarzábal rechazó integrarse en la Ejecutiva. Borja Sémper, uno de los activos más importantes del partido, ha marcado las distancias con los recién designados. Las incorporaciones de Mari Mar Blanco y Carlos Iturgáiz no compensan esa actitud recelosa del PP vasco. Casado quiere que encabece las listas a las autonómicas vascas. Un asunto todavía sin negociar.
Javier Maroto, que fue número dos de Alonso y le sustituyó en la alcaldía de Vitoria, ha preparado el encuentro de este domingo. "La unidad es un hecho", aseguraba esta semana Maroto. No todos lo ven así. Las relaciones entre estos dos íntimos amigos se ha deteriorado. Cada uno militó en una bando durante las primarias. Alonso ganó para Santamaría la primera vuelta en su región. Votaron muy pocos afiliados pero lo hicieron por la 'vice'. Casado se impuso finalmente en el congreso y nombró a Maroto 'número tres' de Génova.
Recluta de barones regionales
Alonso se definió en su día como un 'sorayo', y, pese a las burlas y chanzas, no ha sido infiel a esa confesión. Político sólido, de larga trayectoria, creció al amparo de Santamaría y Rajoy, con quienes ejerció de jefe de la bancada en el Congreso y ministro de Sanidad. Casado quiere contar con él. "Cuento con los mejores", suele repetir. Este verano el líder del PP está engrasando sus relaciones con los barones sorayistas. Primero fue en Córdoba con Juan Manuel Moreno, a quien confirmó como candidato en Andalucía. Luego Alfonso Fernández Mañueco, que quedó 'bendecido' en Ávila como jefe de cartel por Castilla y León.
Ahora le toca el turno al País Vasco, un territorio complicado. Alonso controla firmemente el partido. Casado reclutó para su campaña a María San Gil, una damnificada del 'marianismo'. Le ofreció incluso la secretaría general, pero ella lo rechazó. Ahora se trata de borrar la imagen de fractura y avanzar hacia esa 'integración' que todavía no se ha consumado. Alonso cree que los vencedores han sido muy poco generosos con Santamaría y su gente. "Nos la tiene guardada", dicen en Génova, donde piensan que hay que contar con él pero "no te puedes fiar, es astuto y rencoroso", aseguran.
Este domingo, aprovechando las fiestas de la Virgen Blanca, Casado y Alonso se verán en privado por primera vez desde las primarias.Nunca han mantenido una relación muy especial pero tampoco les distanciaba disputas notables. Sumar a Alonso a la causa, en forma decidida, puede allanar el camino a la incorporación de Santamaría, que sigue empeñada en no sumarse a la nueva dirección.